Magacín

Las drogas, ¿otro instrumento para hacer música?

Cuesta entender grupos como The Doors, por ejemplo, sin asociarlos al consumo de cierto tipo de drogas, muchos de los textos de Jim Morrison están íntimamente relacionados con el LSD. La lista de los artistas que han buscado en el trance psicotrópico la inspiración es muy extensa.

Otras drogas se han inmiscuido tanto en la actividad artística de algunos que hasta se les ha dedicado canciones, “Heroin” de Lou Reed o “Cocaine” de Clapton (escrita por Cale), aunque el mensaje y el momento en que se escribieron ambas son bastante diferentes...

Muchos artistas que consumieron drogas en grandes cantidades han terminado renegando de ellas públicamente, otros presumen de su uso.

Paul Mcartney acaba de anunciar hace unos días, en vísperas de su 70 cumpleaños, que dejará de fumar marihuana por respeto a su hija pequeña. Bueno...

A otros se les ha atribuido por error el uso de drogas como a Frank Zappa (la razón al final del artículo) quien toda la vida se ha mostrado contrario a su uso. De hecho, no deja que ningún músico de su banda consuma, y más de una vez, le ha echado la bronca a algún fan al que ha visto fumándose un porro.

Mucha gente bebe e ingiere diferentes tipos de sustancias para acompañar sus actividades lúdicas, pero durante la historia hay quien ha visto en ellas un medio de inspiración, un vehículo para desarrollar su arte más "allá".

Por lo general, crear arte mientras se está inmerso en los efectos de una sustancia que altera la percepción no suele ser muy efectivo, ya que, cosas que pueden parecer sublimes bajo el estado de ciertas drogas dejan de serlo cuando cesa su efecto.

El popular guionista de cómic Grant Morrison (curioso que comparta el mismo apellido que Jim...), consumidor confeso de grandes cantidades de LSD en los 90, reconoce no haber escrito ni una sola línea de texto bajo los efectos de la droga, al mismo tiempo que cuenta que muchas de sus experiencias con ella han condicionado algunas de sus historias.

El “viaje” que produce la experiencia con drogas puede influir directamente en tus obras, incluso, tal vez, de una manera positiva. Pero eso no quiere decir que las drogas de por sí sean algo positivo. Un accidente, un trauma, en definitiva una experiencia negativa, también puede condicionar positivamente el desarrollo artístico de un creador, al empujarlo por un camino por el cual no se habría metido sin esa experiencia.

Y es que quizá el beneficio que se pueda achacar a las drogas, en algunos casos, es el de hacerte ver más allá (o el hacerte creer que ves más allá). Romper esa inercia con la que vemos las cosas y mostrarnos otra perspectiva. Una experiencia diferente en el día a día también puede hacerlo. Conocer gente distinta, vivir emociones, replantearse las cosas, cuestionarse la realidad que te rodea, darle la vuelta a todo a veces es necesario. Jim Morrison decía que para encontrar el orden a veces hay que desordenarlo todo. Aunque el camino que le hizo darse cuenta de eso también le llevo a la muerte. Hay otros caminos.

En general, en el arte, siempre ha existido la costumbre de experimentar, de buscar, bien sea con drogas o con otro tipo de elementos: Hay a quien le da por irse al Tíbet a hacer meditación (y se lo puede permitir), hay quien experimenta sexualmente... me viene a la cabeza David Bowie, aunque creo que Bowie realmente experimentó con todo...

Pero así como toda persona es capaz de desarrollar una actividad artística, crecer intelectual y espiritualmente (a lo que cada uno llame espiritual, por supuesto), no todos tienen la misma tolerancia hacia las drogas. Hay gente muy vulnerable a cierto tipo de sustancias, no a todos le afecta igual, sobre todo cuando hablamos de drogas que alteran la percepción personal que tiene uno de la realidad. El cannabis, considerado droga blanda en la mayor parte del mundo, puede acabar con la cordura de algunas personas que tienen predisposición a padecer algún tipo de enfermedad psiquiátrica (algunos estudios dicen que uno de cada cuatro), ni que decir el destrozo que puede hacer en ellas la ingestión de LSD. Quizá uno de los ejemplos más conocidos fuera el primer líder de Pink Floyd, Sid Barret, el cual vió agravada una bipolaridad latente debido al abuso de alucinógenos.

No sabemos si esa bipolaridad se hubiera mantenido controlada de no hacer uso de las drogas. A menudo una “disfunción” cerebral “controlada” se convierte en una herramienta creativa y crítica poderosísima (la historia del arte en general y de la música en particular, está llena de estos casos). El efecto de elementos externos como la droga son más difíciles (a menudo imposible) de controlar.

Las drogas son atractivas, tienen un tremendo poder de seducción, tanto que conozco gente que tras visionar películas creadas con la intención de hacer visible el drama al que te puede llevar su abuso, ha sentido curiosidad por ellas y ha terminado sumergiéndose hasta el extremo en ese mundo. Recuerdo ahora el caso del director de cine Eloy de la Iglesia que tras rodar películas tan dramáticas como el Pico I y II, terminó por engancharse a la heroína...

A veces la experimentación, esa búsqueda romántica de otras percepciones, no es más que una excusa para dejarse llevar simplemente por el placer, por el embrujo casi mágico que tiene la química de la droga (no me atreveré a hacer ninguna objeción a ello, por supuesto)

Las drogas son las responsables directas de la muerte temprana de varios genios de la música como Hendrix, Camarón, Joplin y un demasiado largo etcétera. Aunque supongo que el verdadero culpable de estos desenlaces se encuentra tanto fuera como dentro de la droga, aquello que les empujó de un modo descontrolado hacia ellas. Resulta también evidente que el uso de drogas no siempre ha sido, ni lo será, por motivos artísticos...

A veces el ser humano necesita “despertar”, y recurre a las drogas para ello. Pero en la mayoría de casos, el objetivo que se busca no se logra, más bien al contrario. Probablemente despiertas de verdad cuando logras mantenerte despierto, no cuando sólo recibes destellos fugaces de otra realidad. ¿Quizá una experiencia con drogas te dé ese primer destello que necesitas?

Quizá en algunos casos haya sido así, en otros te destroza la vida. Cada persona es un mundo y cada persona debe tener sus propias experiencias. Pero la droga no es un elemento imprescindible para ello ni mucho menos. La droga puede contemplarse fácilmente también como un obstáculo para ese “despertar”.

Si lo que se quiere es simplemente hacer turismo por otras realidades quizá la droga sea un medio, pero artísticamente no más de lo que puede servir cualquier otro que nos haga replantearnos las cosas tal y como son (la lectura, la música, el arte en sí, a veces lo consigue). Como decía Jim Morrison, desorientarnos para luego enfocar mejor nuestra visión de la realidad (algo así pensaban también los defensores del electroshock, pero eso es más salvaje...) Las drogas, en la mayoría de casos, terminan por hacer el efecto contrario (al igual que el electroshock -que me disculpen los consumidores esta comparación-). Para ver la realidad con otros ojos no hacen falta sustancias, no nos subestimemos. Objetivamente no son necesarias para lograr ningún objetivo artístico, además suelen ser demasiado peligrosas. La mayoría de los grandes genios de la música clásica, por ejemplo, no escribieron una sola nota bajo los efectos de ninguna sustancia (otra cosa que es que alguno de ellos enjuagara sus penas en el alcohol o en el opio, no es fácil ser sensible en un mundo como el nuestro...) aunque quizá haya excepciones como en todo.

Puedes darle la vuelta a tu música y tratar de encontrar caminos diferentes alterando tu percepción mediante sustancias o prescindiendo absolutamente de ellas. Para mí es más efectivo lograrlo sin drogas, con lo que ya trae el cuerpo de fábrica a mí me sobra.

Juan Ramos

Ah, el de la foto es Frank Zappa, los que lo conocéis ya sabíais que nunca tomó drogas. Los que no, como le ocurre a mucha gente al ver sus fotos de aquella época, probablemente pensó lo contrario ;)

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