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Introducción a la ecualización (II)

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[ Viene de Introducción a la ecualización (1) ]

De manera natural ciertas frecuencias son aumentadas o filtradas, ya sea debido a la reflexión acústica (por ejemplo en una iglesia) o alguna obstrucción física (algo tan simple como una puerta o una pared). A continuación veremos cómo lidiar con estos fenómenos naturales cuando nos encontramos en un estudio.

Todos los dispositivos de EQ emplean algún tipo de selector de frecuencia y filtrado. En la imagen podemos ver un ecualizador grafico, llamado así porque al aumentar o cortar ciertas frecuencias nos permite visualizar la gráfica de los cambios en la respuesta de frecuencia.

En la siguiente imagen podemos ver un ecualizador donde la gráfica muestra una respuesta de frecuencia completamente plana, sin cambio alguno.

La línea horizontal representa la frecuencia y la vertical representa el nivel de sonido. Si aumento el nivel de las frecuencias que se encuentran en 2kHz la curva cambiará para mostrar que el nivel en esa zona aumenta y se hace más fuerte. A esto se le conoce como una curva de campana. Lo mismo sucede si lo aplico a 200Hz de manera negativa. Esto reducirá las frecuencias en ese área.

Con los ajustes correspondientes uno puede construir la respuesta de frecuencia que sea necesaria.

Los ecualizadores también pueden producir lo que se conoce como curva plana —o shelf curve en inglés—. Esto quiere decir que todas las frecuencias por encima o por debajo de la frecuencia seleccionada son aumentadas o atenuadas.

Como podéis ver, hemos aumentado todas las frecuencias a partir de 4kHz.

Existe otro tipo de ecualización conocido como filtros. Por ejemplo, con un filtro cortamos todas las frecuencias por debajo de 100Hz para deshacernos de ruidos de baja frecuencia. Una clara aplicación sería eliminar un “pop” en un micrófono de voz. Para hacer esto es necesario aplicar un filtro pasa altos.

Por otro lado, un filtro pasa bajos filtra sonidos por encima de una cierta frecuencia y puede ser utilizado para deshacerse del "hiss" proveniente de un amplificador de guitarra. ¡Seleccionar la frecuencia adecuada es crucial!

La mayoría de los ecualizadores gráficos te permiten localizar una frecuencia central cada tercio de una octava, o en otras palabras, entre tres o cuatro notas en una escala cromática. Gracias a esta información podemos identificar precisamente la frecuencia o tono musical que queremos ajustar. El hacer ajustes dramáticos en un ecualizador gráfico puede tener resultados poco agradables en el sonido final; lo que podemos aprender es que es mejor utilizar el ecualizador sutilmente y con moderación, ya que potenciar o cortar una frecuencia en exceso tiende a hacer que las cosas suenen de forma poco natural.

En los años 70 uno de los pioneros en el mundo de la ingeniería de audio moderna, George Massenburg, contribuyó en el desarrollo de lo que hoy conocemos como el ecualizador paramétrico. En lugar de trabajar con frecuencias fijas o estáticas, un ecualizador paramétrico nos permite localizar una frecuencia con precisión utilizando la perilla de frecuencia. Otra perilla nos permite ajustar la nitidez y el enfoque —en otras palabras, cuántas frecuencias vecinas queremos incluir en nuestro procesamiento—. A esto se le conoce como el ancho de banda o el control “Q”.

Un ajuste muy bajo, representado gráficamente como un lazo amplio nos da una amplia gama de control alrededor de la frecuencia deseada. Un ajuste más alto nos da una gama más estrecha y nítida alrededor de la frecuencia que hemos fijado. Al acto de eliminar una franja muy estrecha de frecuencias se le conoce como filtro supresor de banda ó filtro trampa, mejor conocido en inglés como notch filter.

Una vez que hemos determinado el rango de frecuencias que deseamos ajustar, podemos aumentar o cortar la señal. La mayoría de los DAWs modernos cuentan con un buen ecualizador paramétrico.

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