La música, los derechos de autor y la SGAE

Noticias como "la SGAE le pide dinero a una peluquería" o "El Badalona decide no poner más su himno para no pagar a la SGAE" (por poner dos ejemplos recientes) han creado un gran revuelo, en el que miles de personas se rasgan las vestiduras en contra de la SGAE. No seré yo quien defienda la forma de actuar de esta supuesta "organización sin ánimo de lucro", de la que soy socio, pero, sin duda, este tipo de noticias se sacan sólo para "hacer sangre", sin menor atisbo de objetividad, puro populismo.

Nadie tiene en cuenta que la SGAE en esos casos se limita a defender los intereses de sus asociados y reclamar algo que les pertenece. Y me explico: al igual que las cadenas de televisión no pueden poner las películas y series que les dé la gana, alguien que use la música como complemento a su servicio debería corresponder a sus autores con algún tipo de compensación económica. Este tipo de compensación, si está bien calculada y es proporcionada (cosa que no siempre sucede), ayuda a soportar a la creación de nuevas obras apoyando a sus creadores.

En todos lados existen creadores. Alguien que crea una vacuna, una melodía, una empresa, patentes, etc., y muchas veces los autores de estos logros no son los que explotan el producto: el científico que crea la vacuna no es el que la fabrica, el que inventó la fregona no es el dueño de Vileda. En cada cosa que compramos, desde un zapato hasta un coche hay cientos de pequeñas cantidades que se destinan a pagar patentes a sus autores. Y el sistema, aun siendo mejorable, proporciona suficiente sustento para que la innovación sea constante y los participantes se sientan gratificados, para que las empresas inviertan en I+D y los artistas puedan vivir de su arte.

Volviendo al tema musical, no siempre el autor de una canción es el que la interpreta. No hace falta que nombre centenares de grandes (y otros no tan grandes) artistas que NO son autores de sus canciones, desde Frank Sinatra a David Bustamente. No son los autores los que se benefician de los rendimientos más directos (conciertos, venta de discos, etc), no vale el nuevo cántico "los músicos que interpreten música", porque es una gran falacia que no tiene en cuenta al autor de la obra.

Si los derechos de autor son tan importantes para los músicos, ¿dónde está el problema? El problema está en que los recauda una asociación privada, que especula con ellos económica, social y políticamente, que enfrenta a los creadores con el público para defender modelos industriales caducos e intereses empresariales.

Nota: Con este artículo comienzo una serie que voy a ir publicando aquí y en mi blog de antipop, que va a ir dedicada a los derechos de autor y a la percepción que tiene el gran público sobre ellos.

Fotografía por RossinaBossioB

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