¡Respira!


La respiración es el “arma fisiológica” más potente que tenemos para controlar nuestro nivel de activación. Y ¿qué es eso del nivel de activación?. Para explicarlo recurrimos a una gran amiga, la guitarra.


Si afinamos una guitarra con una tensión muy baja en las cuerdas, el rendimiento o mejor dicho el sonido de la guitarra no es el adecuado. De la misma forma si las tensamos en exceso tampoco sonarán adecuadamente, incluso si nos pasamos de tensión, pueden llegar a romperse. En cambio hay un nivel idóneo de tensión que hará que la cuerda suene perfectamente.


Algo parecido nos ocurre a nosotros. Cuando estamos muy relajados, el nivel de tensión muscular, o nivel de activación, es bajo. En cambio cuando estamos muy nerviosos el nivel de activación será excesivamente alto y los músculos estarán excesivamente tensos. Cuando ocurre esto, los movimientos son más toscos, más lentos y menos naturales. El rendimiento desciende ya que la técnica de ejecución se ve afectada negativamente. Prueba a tensar el dedo índice y corazón lo máximo que puedas y golpea una mesa con los dedos lo más rápido posible. Después con los dedos relajados, prueba de nuevo a golpearla lo más rápido posible también y verás como con los dedos relajados el rendimiento es mucho mayor.


Cualquier actividad humana, andar, conducir, ver la televisión, tocar un instrumento, leer, etc. requiere un nivel de activación idóneo que no debe ser ni demasiado, ni demasiado poco.


A un nivel medio de tensión, el rendimiento es al 100%. Esto no quiere decir que siempre el nivel de activación debe ser medio. Para correr, necesito un nivel de 6-7 por ejemplo y para leer un nivel de 2-3.


Hay que tener también en cuenta que dos individuos ante la misma situación pueden necesitar niveles de activación diferentes. Para subir a un escenario hay gente que necesita estar bastante activada y otros necesitan estar bastante relajados. No hay valores idóneos para cada situación, cada persona debe investigar con qué nivel de activación rinde mejor ante las diferentes situaciones.


Los deportistas calientan físicamente y psicológicamente con un objetivo claro, encontrar su nivel de activación idóneo para rendir al 100%. Para calentar físicamente realizan estiramientos y ejercicios de movilidad. Para calentar psicológicamente, o mejor dicho para ajustarse psicológicamente, utilizan la respiración como estrategia fundamental. Normalmente la respiración la utilizan para reducir su nivel de tensión, ya que si es una competición importante puede ser que estén excesivamente tensos por todo lo que me juego en ella.


Respirar por la nariz y conscientemente, con control, pausadamente, sin forzar, sobre todo dejando que la expiración sea más larga que la inspiración e intentando llenar los pulmones de abajo arriba (como si llenáramos una botella de agua) y vaciarlos de arriba a abajo, ayuda a bajar el nivel de tensión.


Si necesitas controlar tu activación antes de subir a tocar, respira cómodamente y verás como tus músculos se sueltan. Lo ideal es entrenar este recurso de vez en cuando, no sólo hacerlo en los momentos críticos, ya que si no la entrenamos, posiblemente no consigamos los mismos resultados que si realizamos estos ejercicios todos los días un par de veces.



Por PsicoEscénico

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