“El último beso”, el VI grado

I VI IV V es otra de las progresiones más utilizadas. Aparte de los tres acordes principales (I IV y V) incluye el acorde menor de VI grado (la menor en tono de do).

Existen infinidad de temas que utilizan esta progresión. Quizá podríamos comenzar el artículo escuchando “Last kiss” (último beso) de Wayne Cochran, que popularizó en los 60 J. Frank Wilson and the Cavaliers (Muchos conocerán la fantástica versión de Pearl Jam de finales de los 90) que repite en bucle esta progresión desde el principio hasta el final del tema.

El uso del I IV V (independientemente del orden en que aparezcan) es muy funcional y sobre él se han compuesto melodías fabulosas, alegres, tristes, lentas, rápidas, mediocres y geniales. Una melodía, con la suficiente imaginación, tiene bastante capacidad emocional sobre este acompañamiento. Pero sólo con el uso de estos tres acordes es muy difícil conseguir, si prescindiéramos de melodía alguna y sin el uso de tensiones, una tímida carga emotiva. Quizá porque son funciones demasiado rotundas y les falte sutileza (cada una de ellas representa con toda contundencia las funciones de tónica, subdominante y dominante en crudo). Tal vez esa sutileza la empezaremos a encontrar, dentro de la escala mayor, con el uso de los acordes menores. Uno de los más utilizados es el que se genera sobre el VI grado.

Al VI grado le corresponden dos funciones. Dependiendo del contexto armónico en el que se encuentre trasmitirá reposo (función de tónica secundaria) o movimiento (función de subdominante).

La composición del VI es muy similar a la de un I, solo les diferencia una nota. En la tonalidad de Do Mayor el VI grado es La menor y lo componen las notas LA DO MI. El acorde de I grado, Do, lo componen las notas DO Mi SOL.

Si tocamos el acorde de Sol (dominante) o el de FA (subdominante)y a continuación La menor percibiremos una sensación de reposo similar al de Do (tónica) puesto que estamos tocando un acorde muy similar al de Do, aunque no tan rotundo:

Es en ese momento en el que utilizamos el VI grado como tónica secundaria. Decimos secundaria porque si a continuación tocamos el acorde de tónica principal (I grado) el efecto conclusivo será mayor:

En cambio, si nos encontramos con el VI grado después del I, generaremos movimiento y no reposo, independientemente de donde nos dirijamos a continuación. La función en ese caso será la de subdominante. El VI grado tras el I no hará función de tónica, ya que al ser mayor el reposo que trasmite el I, el VI siempre generará una tensión (aunque sea en poca cantidad) abriendo el camino a otra subdominante, dominante o en algunos casos regresando a la tónica. Por ejemplo el comienzo de “Hallelujah” de Leonard Cohen.

Aunque esto es muy personal, me gustaría añadir que en ocasiones el VI grado tocado tras el I y quedándose en reposo puede utilizarse como función conclusiva al “estilo tónica”, pues esa pequeña “tensión” que lo diferencia del I puede escucharse como un elemento colorístico sobre el final de un tema o un de un pasaje. Hay que tener en cuenta que los acordes “secundarios” se prestan más a la ambigüedad o subjetividad ante la percepción de su función tonal. Esta es una herramienta fantástica, casi mágica, para el compositor.

La progresión del tema “The last kiss” (I VI IV V), con la que comienza el artículo, es una de las más utilizadas. Decir como curiosidad que, aunque existan cientos de miles de canciones que utilizan esta progresión, algunos acompañamientos que se han creado incluyen una serie de matices que los han hecho únicos al punto de destacar sobre el resto, haciéndolos reconocibles a los pocos instantes de comenzar. Un buen ejemplo es el tema de Police “Every breath you take” que utiliza esa progresión mediante arpegios semimuteados y añadiendo algunas tensiones a los acordes, en concreto: LAbmaj7 FAm7 REbsus2 MIbsus2, I VI IV V del tono de La bemol respectivamente.

En una entrada anterior comentamos por encima como la función del II grado (re menor en tono de Do) era muy similar a la del IV. Por lo tanto es muy común encontrar esta variante a la anterior progresión: I VI II V (aunque dependiendo del estilo para muchos la variante será la otra). Un ejemplo es el tema “Heart and Soul” (aquel en el que Tom Hanks tocaba, en una conocida juguetería Norteamericana, un piano gigante con los pies en “Big”) donde la armonía también se repite en bucle. Tanto aquí como en el tema de Police el VI grado realiza función de subdominante al aparecer tras el I grado.

Otra progresión muy explotada y que funciona muy bien es I V VI IV, utilizada por ejemplo en el Let it be de los Beatles o en el “No woman no cry” de Marley, entre multitud de grandes éxitos. En estos casos, al aparecer justo después de la dominante, el VI grado generará un reposo realizando función de tónica secundaria.

El uso y utilidad del VI grado se verá ampliado cuando hablemos de las cadencias pero sobre todo cuando pasemos a trabajar el modo menor y su relación, en numerosas ocasiones ambigua, con el modo mayor.

Ahora nos toca a nosotros trabajar y hacer nuestro este concepto del lenguaje. Os propongo realizar un tema utilizando solo estos cuatro o cinco acordes en la armonía (podemos usar el II grado menor a modo de subdominante igual que el IV).

Para asimilar bien este VI grado deberíamos utilizarlo tanto como tónica secundaria (por ejemplo después de un V o un IV) o como subdominante, generando movimiento con él (después de un I).

A continuación una sencilla melodía que he realizado en un video en el que aparecerán marcados los grados tonales utilizados en el acompañamiento (I, II, IV, V o VI). En esta ocasión he contado con la colaboración de la fantástica voz de Alba Avilés. El tema se encuentra en tono de Do mayor.

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