Firewire de los MacBooks, así como la supresión del FW400 en el Pro y la pantalla mate supone un cambio de rumbo en lo que esta compañía nos tenía acostumbrados hasta ahora.
A parte del sistema operativo, algo que se valoraba de los Macs era el cuidado de ciertos detalles que son imprescindibles para el mundo profesional o no profesional del diseño, la fotografía, el audio y el vídeo. En un portátil PC tenías que apañarte con un Firewire de 4 pines que carecía de toma eléctrica y no dejaba de parecer una chapuza. Los Macs sin embargo parecían hechos a medida para labores creativas, funcionaban de una manera eficaz.
Esta última renovación, sin embargo, parece más un espectáculo de marketing orientado al consumo al estilo de las campañas del iPod o el iPhone. Muchos profesionales temían en los últimos tiempos que Apple estuviera dejando de lado al sector que siempre le había sido fiel para dedicarse a vanidades más multitudinarias.
Dos hechos parecen dar razón a estos temores:
- La ausencia del hasta ahora mimado Firewire en los MacBook, muy necesario en el audio/vídeo.
- La sustitución de las pantallas mate en el MacBook Pro y los Cinema Display por una con brillo. Algo que va espantar al sector del diseño y la fotografía.
Parece que Apple ha querido diferenciar de alguna manera los MacBook de los modelos Pro y la tarjeta gráfica ya no era una razón. Buscando darle más vida al modelo de gama alta ha decidido convertir el MacBook en un ordenador meramente doméstico, que no hace ninguna labor especializada. Por ello el Firewire sobraba.
Sin embargo la ausencia de pantalla mate parece que deja fuera al MacBook Pro de usos profesionales del sector de la imagen. ¿Qué es lo que pretenden?
La única explicación que se me ocurre es que han dejado de prestar atención al público del mundo creativo. Las incursiones en los productos de consumo (iPod, iPhone, AppleTV) y su éxito comercial han puesto a Apple en otro juego distinto. Lo peores temores parecen hacerse realidad.
Resulta curioso que la presentación y el vídeo promocional muestren el regocijo por el diseño y el producto como un fin en sí mismo. El Mac deja de ser un herramienta de trabajo para unos usuarios con necesidades a convertirse en un icono, al más puro estilo iPod o iPhone. El diseño ya no es una solución para la función, sino que la función debe adaptarse al envoltorio. ¿No queda bien tantos puertos? Pues si hay que eliminar puertos se hace, si el brillo de la pantalla es más espectacular pues adelante, todo sea por el fetiche final.
Yo estoy contento con mi actual ordenador Mac, pero el día que tenga que renovarlo, ¿tendré que volver a Windows?
Me parece que estamos en un punto de inflexión, espero equivocarme.
Yo personalmente poseo un MacBook Pro Santa Rosa y no debería preocuparme las carencias de los nuevos modelos. Pero lo cierto es que la decisión de Apple de eliminar el
A parte del sistema operativo, algo que se valoraba de los Macs era el cuidado de ciertos detalles que son imprescindibles para el mundo profesional o no profesional del diseño, la fotografía, el audio y el vídeo. En un portátil PC tenías que apañarte con un Firewire de 4 pines que carecía de toma eléctrica y no dejaba de parecer una chapuza. Los Macs sin embargo parecían hechos a medida para labores creativas, funcionaban de una manera eficaz.
Esta última renovación, sin embargo, parece más un espectáculo de marketing orientado al consumo al estilo de las campañas del iPod o el iPhone. Muchos profesionales temían en los últimos tiempos que Apple estuviera dejando de lado al sector que siempre le había sido fiel para dedicarse a vanidades más multitudinarias.
Dos hechos parecen dar razón a estos temores:
- La ausencia del hasta ahora mimado Firewire en los MacBook, muy necesario en el audio/vídeo.
- La sustitución de las pantallas mate en el MacBook Pro y los Cinema Display por una con brillo. Algo que va espantar al sector del diseño y la fotografía.
Parece que Apple ha querido diferenciar de alguna manera los MacBook de los modelos Pro y la tarjeta gráfica ya no era una razón. Buscando darle más vida al modelo de gama alta ha decidido convertir el MacBook en un ordenador meramente doméstico, que no hace ninguna labor especializada. Por ello el Firewire sobraba.
Sin embargo la ausencia de pantalla mate parece que deja fuera al MacBook Pro de usos profesionales del sector de la imagen. ¿Qué es lo que pretenden?
La única explicación que se me ocurre es que han dejado de prestar atención al público del mundo creativo. Las incursiones en los productos de consumo (iPod, iPhone, AppleTV) y su éxito comercial han puesto a Apple en otro juego distinto. Lo peores temores parecen hacerse realidad.
Resulta curioso que la presentación y el vídeo promocional muestren el regocijo por el diseño y el producto como un fin en sí mismo. El Mac deja de ser un herramienta de trabajo para unos usuarios con necesidades a convertirse en un icono, al más puro estilo iPod o iPhone. El diseño ya no es una solución para la función, sino que la función debe adaptarse al envoltorio. ¿No queda bien tantos puertos? Pues si hay que eliminar puertos se hace, si el brillo de la pantalla es más espectacular pues adelante, todo sea por el fetiche final.
Yo estoy contento con mi actual ordenador Mac, pero el día que tenga que renovarlo, ¿tendré que volver a Windows?
Me parece que estamos en un punto de inflexión, espero equivocarme.