Sintetizadores

Kabbalistic Synthesizer, un sintetizador controlado por fenómenos macrocósmicos

Las fronteras entre arte y ciencia son, para algunos, evidentes; mientras para otros son totalmente borrosas, o al menos traspasables, en tanto la creatividad se manifiesta en ambos frentes, variando a menudo los objetivos e intenciones, pero igualmente haciendo uso de las mismas teorías, posturas e incluso procesos.

Kabbalistic Synthesizer es un ejemplo perfecto de semejante intercambio de conocimiento, capaz de rozar lo científico sin dejar lo estético, pudiendo alcanzar una relación entre música y naturaleza que recuerda los herméticos días donde las fuerzas del mundo no parecían distantes de las fuerzas del arte.

Se trata de un sintetizador creado por Sam Conran en colaboración con un grupo inter-disciplinario de científicos y diseñadores que buscaron un instrumento cuyo funcionamiento respondiera a diferentes fenómenos del universo macrocósmico como campos magnéticos de la tierra, tormentas de ruido de Júpiter o rayos cósmicos que se detectan en el universo.

Por obvias razones, no es mera inspiración conceptual, dado que estamos hablando de un proyecto desarrollado con todo el rigor científico que implica, por lo que el sintetizador hace uso de herramientas avanzadas del laboratorio de física del Imperial College Blackett en Londres:

  • Un especializado telescopio de radio apuntado a Júpiter o al Sol, controlado robóticamente y capaz de utilizar el ruido cósmico como fuente de ruido del sintetizador. Funciona como antena fractal que percibe tormentas magnéticas provenientes de Júpiter y detectadas a 21.1mHz. Por ello necesita ser llevada a un rango audible mediante un oscilador de cristal.
  • Una bobina de Helmholtz y un magnetómetro ensamblado por el creador con la ayuda de otro laboratorio de la misma institución. La finalidad en este caso es la gestación de un campo magnético uniforme en la bobina que cancela los campos laterales y permite al magnetómetro leer en el eje Z el campo magnético de la tierra en determinada área, logrando parámetros que son utilizados como variables del sistema de síntesis FM.
  • Un detector de rayos cósmicos que emplea un sistema de 18 tubos por los cuales pasan partículas de origen desconocido (partículas de rayos gamma que posiblemente han atravesado un sin fin de galaxias). La información detectada en el dispositivo envía parámetros que disparan clocks y teclados en el sinte.

Si ya es maravilloso técnicamente hablando, lo que representa en términos reflexivos es igualmente apremiante: un proyecto capaz no sólo de integrar la creación musical en procesos científicos avanzados, si no también de invitar a cuestionar y expandir nuestras concepciones de lo sonoro y su rol en la estructura de la naturaleza, en cómo se da la relación entre las fuerzas del universo y aquellas las de la música, que a fin de cuentas, como diría Pitágoras, no están separadas.

Este tipo de ejercicios, aunque no tienen una potencial aplicación comercial ni representan revolucionaras obras de arte, encuentran su propio nicho en tanto no se enfocan propiamente en un lado de la balanza y logran así llamar la atención acerca de nuevos rumbos e interacciones del sonido que se crea desde y alrededor de nosotros, cosa que ya se explora desde hace años con diversos experimentos científicos desarrollados en torno a la sonificación de otras formas de la energía encontrada en el entorno.

Sin embargo, la novedad aquí radica quizás en que normalmente los procesos de sonificación se limitan a la generación de sonidos a partir de datos reales de las señales y la evaluación de los resultados en términos de ciencia, en cambio aquí toma otro camino en la generación del material: el de lo musical, haciendo que algo tan sublime como las tormentas magnéticas del sol influya en el sonido generado en algún lugar de la tierra por un sintetizador. Esto representa nuevas relaciones entre los fenómenos del mundo y ubica la tecnología y el sonido en un puesto privilegiado de nuestra concepción del cosmos, como bien lo expresa Conran:

"El Kabbalistic Synthesizer es un enfoque alquimista a la creación de sonido y en última instancia un proyecto que busca entender y debatir las implicaciones psico-sociales que pueden ocurrir cuando la ciencia es experimentada o accedida a través de un medio comercial y cómo la "sonificación" puede ser combinada con el sintetizador para acceder y objetivar lo desconocido. El proyecto ha sido en última instancia una búsqueda por entender la utilidad de los sonidos en la sociedad y especular que la inteligencia artificial y la escucha de las máquinas puede estar presente en la forma como podríamos empezar a interactuar y valorar nuestros entornos."

Web oficial | Muestras en Soundcloud | Web del creador | vía Creative Applications

Miguel Isaza
EL AUTOR

Miguel es un investigador que relaciona la filosofía, el arte, el diseño y la tecnología del sonido. Vive en Medellín (Colombia) y es fundador de varios proyectos relacionados con lo sonoro, como Éter Lab, Sonic Field y Designing Sound.

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