Sonido en vivo

¡Y si no vales, para producción!

Actuación en vivo
Reactor691 2012

La expresión máxima de una producción es el propio concierto, el evento en sí o la consecución de un festival. Es la parte visible de ese iceberg, pero esconde detrás de si un trabajo previo, imprescindible y vital, que llamamos pre-producción. Cuando un promotor decide hacer algo, pone en marcha la maquinaria necesaria para llevarlo a cabo y eso es tarea de “los de producción”. Vistos como una raza aparte, su tarea es necesaria e imperativamente precisa y bajo su responsabilidad están absolutamente todos los flecos a los que, como técnicos, bandas e incluso público, nos veremos afectados ya sea de manera difrecta o indirecta. Un equipo de personas que deben perfilar los contratos entre las bandas, los equipos, elegir empresas suminsitradoras de escenarios, baños públicos, seguridad, realizar horarios y coordinar todos los elementos, por pequeños e insignificantes que parezcan de manera quirúrgica ya sea para simplemente ahorrar y amortizar costes como para, no menos importante, conseguir un flujo de trabajo ya de por sí complicado pero de manera efectiva.

Recordamos los malos productores por sus enormes desastres, pero son gente que normalmente pasa desapercibida si su trabajo es entre correcto y perfecto. De los primeros abundan, los segundos son más difíciles de encontrar. De ahí el título de este artículo, como colofón cómico a las demasiado numerosas veces que te ves en la necesidad de solucionar algo que deberían haber solucionado los de “producción”. ¿Pero por qué pasa esto?

Más que personas, dentro de un equipo de producción lo importante es definir bien sus roles. En eventos pequeños quizá es suficiente una o un par de personas, mientras que en un festival grande podemos encontrar decenas de ellos. Pero las fases de producción y sus roles, como decía, son prácticamente los mismos. Es su responsabilidad convertir un campo de fútbol o alfalfa en un festival, convertir una sala en un lugar técnicamente equipado para el concierto de una banda determinada o modificar un espacio para el evento que tendrá lugar esa noche. También lo es la seguridad del recinto, desde la acomodación del público, el cumplimiento de las normas de seguridad y protección, determinar flujos seguros para el público, baños y servicios, localización de bares, basuras, etc.; la coordinación de entrada de equipos, qué equipos montar, por dónde, etc. Pero los problemas suelen aparecer en el escenario, que es el lugar donde más presión existe para ambas partes: es donde “los de producción” se examinan ante la banda que visita esa noche ese espacio. Y viceversa, claro está.

Cuando la banda llega se presenta el “jefe” de producción local y, si se da el caso, el regidor de espacio o escenario. Aunque no lo parezca, para la banda esas dos figuras (que puede ser una o varias personas) son los que “mandan”, los que tienen el poder de decir sí o no. Pero no es un poder absolutista o dictatorial, sino que lo es por la información que acumulan y por su capacidad de poder descrifrar una respuesta en función de un montón de datos que sólo ellos tienen y deben tener en cuenta. Su enlace para con la banda es el productor de la misma. Suele ser el jefe técnico o una persona dedicada y su tarea consiste en coordinarse con la producción local y su equipo de gente. En realidad, ambos deberían ser totalmente innecesarios durante el día del concierto, lo que significa que se han hecho todos los deberes y bien durante la pre-producción, pero normalmente aparecen pequeñas cositas que deben solucionarse y de ahí su existencia.

Para mí, ambos productores (el local y el de la banda) deben tener no sólo toda la información necesaria para ese evento sino una experiencia amplísima y extensa sobre lo que los concierne. Estoy cansado de encontrarme regidores de escenario que no entienden, por ejemplo, que para un simple cambio de microfonía de una batería son necesarios entre 5 y 10 minutos en el mejor de los casos y hasta 20 si no hay plataforma con ruedas y debe moverse toda la batería. Productores que no entienden que sus propios horarios de pruebas son incompatibles con la realidad o productores que se piensan que mover toneladas de equipo por la arena de la playa es coser y cantar. Normalmente, cuando me encuentro con un productor que es (o ha sido) músico y/o técnico las cosas fluyen perfectamente, y eso es así porque suelen aplicar una de las máximas de todo buen productor: vamos a conseguir como productores exactamente lo que yo quisiera encontrarme como técnico o músico. Léase: experiencia.

He sido contratado ya varias veces como productor, justamente por mi experiencia como técnico. Supongo, además, que también por mi capacidad resolutiva durante el montaje, la capacidad de decidir al vuelo aspectos técnicos y esa pátina de perfeccionista que siempre me acompaña. Pero el hecho de ser técnico tampoco es un sello de calidad. No hace ni un par de semanas tuve la desgracia de, siendo productor local, cruzarme con un productor de banda cuyo rol principal era el de técnico. Desde el minuto 1, esa persona se convirtió en una especie de personaje cuyo papel parecía ser justamente el contrario de lo demandado. Parecía que quería vengarse de todas las veces que había sido puteado como técnico con los de producción y su actitud, entre el desprecio y lo estúpido, consiguió que incluso el promotor del festival se plantease la suspensión del evento. Sólo porque su actitud en vez de ser positiva y constructiva fue de lo más absurda. No se daba cuenta que, además, con ello estaba entorpeciendo justamente el trabajo de sus propios compañeros de trabajo.

El trabajo de pre-producción es esencial para el correcto devenir de un concierto. En lo práctico se resume al buen trabajo y relación entre los productores locales y los de la banda. Encontrar el perfil idóneo es responsabilidad de ambas partes, puesto que la comunicación entre todos se resolverá entre estas personas. Por eso pienso que sólo si realmente vales, entonces puedes ir a producción.

R. Sendra
EL AUTOR

Con más de 20 años de experiencia en los escenarios, es técnico de sonido especializado en FOH. Trabaja para bandas nacionales e internacionales como técnico de mesa, y es productor técnico para diferentes festivales y grandes eventos. Kinosonik es su estudio de sonido basado en plataforma digital. Le gusta compartir y le encanta aprender.

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