DJ

Toraiz SP-16: probamos a fondo el sampler de Pioneer DJ

Veredicto
Toraiz SP-16 es ideal para añadir a un setup de DJ en el que se prescinde del uso del ordenador, porque permite añadir un elemento de altísima creatividad para lanzar acompañamientos a las mezclas.

Pros

  • Sólida construcción, componentes aparentemente resistentes y con buena respuesta.
  • Conectividad muy completa.
  • Flujo de trabajo de fácil aprendizaje.
  • Puede sacar adelante una producción de electrónica por sí mismo.
  • Capaz de secuenciar otros elementos de estudio.

Contras

  • Las limitaciones con los efectos.
  • Edición de secuencias de parámetros totalmente manual y tediosa.

Estuve bastante equivocado en mis primeras impresiones acerca del Toraiz SP-16 –en adelante lo llamaremos Toraiz a secas–. Cuando vi que se trataba de un dispositivo de Pioneer DJ enfocado al sampling y los DJs, creí que sería un mero disparador de loops que se sincronizaría con los setups para pinchar de la marca.

En cuanto me puse a leer toda la información disponible sobre el producto me di cuenta de mi error: el dispositivo alberga funcionalidades muchísimo más amplias y aspira a formar parte también de un estudio de producción de música electrónica. Pero, ¿no es ese ya un sector en el que hardware de Native Instruments, Akai o Ableton tienen ya un papel asentado?

He tenido la suerte de disponer de una unidad durante varias semanas para poder descubrirlo, y os lo cuento en este artículo.

El concepto

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El Toraiz se comercializa bajo la definición de “sampler profesional”, y aunque todas las marcas tienen que definir sus productos con una expresión corta, creo que Pioneer se ha quedado bastante corto con la que ha usado. El Toraiz permite registrar, almacenar, editar y disparar muestras, pero también permite añadir efectos a las muestras, cuenta con un completo secuenciador por pasos tanto para secuenciar las muestras del aparato como otros dispositivos, un modo “arranger” para ordenar todas esas secuencias, un mezclador interno para poner todo en su sitio dentro del espectro sonoro y añadir efectos por envío o en el master, un modo para mezclar a través del dispositivo señales externas, salidas independientes para enviar pistas a procesado externo, un conjunto de filtros analógicos de Dave Smith… y hasta una función para renderizar todo nuestro trabajo en un archivo de audio como si de un DAW se tratara.

Todo puede hacerlo de manera autónoma, sin un ordenador de apoyo, aunque poder puede conectarse a uno para intercambiar archivos y enviar y recibir MIDI y MIDI clock. Y sí, también se puede unir a un setup Pioneer de DJ y sincronizarse con el protocolo propietario de la marca. Así pues, con todo esto que creo que algo como “centro de producción basado en samples” sería bastante más acertado. Pero ¿hace bien todas estas cosas?

Construcción, controles y conexiones

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El Toraiz está construido sobre un cuerpo de aluminio negro en su parte superior y trasera, y de plástico negro en los laterales y parte inferior, con unas patas de goma que sostienen todo el conjunto. En el lateral izquierdo hay un juego de 16 pads de silicona con retroiluminación RGB, son muy suaves, blandos y agradables al tacto y el golpeo, aunque sin llegar a ser tan blandos como los de las Maschine, aunque sí más agradables que los de Akai. Bajo los pads hay cuatro botones de función para cambiar la forma de usar los pads, típicos botones Pioneer retroiluminados de click rápido y efectivo. A la izquierda de los pads hay una tira táctil con un botón para cambiar su modo de uso, sirve para alterar el pitch, hacer repeticiones automáticas de disparo de muestra y tiene dos funciones más que el usuario puede personalizar.

A la derecha de los pads tenemos una pantalla táctil resistiva de 7” a todo color exactamente igual que la que montan reproductores como el XDJ-1000MK2 o el CDJ-2000NXS2; no es multitáctil. Bajo la pantalla hay seis encoders infinitos de 20 pasos por vuelta cuya función es distinta dependiendo de lo que nos muestre la pantalla en ese momento, habitualmente sirven para modificar parámetros que aparecen en la pantalla inmediatamente arriba; son delgados pero recubiertos de goma. Bajo estos encoders hay un juego de botones de transporte –Rec, Stop, Play–, un botón Shift para invocar la doble función de algunos controles y dos botones para cambiar entre escenas y patrones del aparato –más adelante explico lo que es aquí “escena” y “patrón”–.

A la derecha de la pantalla tenemos un gran encoder pulsable de 18 pasos por vuelta igual que los que los reproductores y controladores Pioneer emplean para navegar por su librería, acompañado de dos botones Back y Home. Estos controles se emplean para navegar por menús, opciones y por las librerías de samples y proyectos. Sobre este conjunto de controles tenemos un puerto USB para conectar dispositivos de almacenamiento desde los que cargar muestras.

En la parte superior, a la izquierda tenemos los controles de los filtros diseñados por Dave Smith. Tenemos un filtro paso bajo con control de resonancia, un paso alto, y un control drive que añade saturación; junto a estos controles hay un botón para enceder y apagar todo este conjunto de circuitos analógicos. Estos potenciómetros llevan capuchones de plástico sin recubrimiento de goma, son como los que montan las mesas de mezcla Pioneer DJM para el control de los Sound Color FX. Un poco más a la izquierda está el control de volumen de la salida máster.

En la parte trasera tenemos el conjunto de entradas y salidas. Tenemos una salida de auriculares en formato TRS de ¼”, y al lado 4 pares de conectores TS, el primer par es la salida máster y el resto son salidas adicionales que podemos asignar a pistas o grupos de pistas. Hay dos conectores TS más que sirven de entrada junto con un potenciómetro para regular el nivel de la señal, esta entrada sirve tanto para samplear como para mezclar una señal en vivo con el resto de pistas del Toraiz. Después tenemos el conector USB tipo B para conectar el Toraiz a un ordenador, conectores MIDI in y out, el conector RJ45 para la conexión ProDJ Link, el interruptor de encendido y el conector para la fuente de alimentación externa de 12v.

Volviendo a los controles del aparato quedan por mencionar los 16 botones que hay en la parte inferior, y los 4 adicionales de menor tamaño que hay al lado. Para dejar las cosas claras: no es que se parezcan a los botones de la TR-8 de Roland, es que son los mismos. He tenido la oportunidad de tener un TR-8 junto al Toraiz, y son los mismos botones. Estos pulsadores de gran tamaño –y algo duros– son para activar y desactivar disparadores en el secuenciador por pasos del Toraiz, los cuatro pequeños de al lado son para definir la longitud de cada patrón y moverte entre los compases de la secuencia –cada botón representa un compás–.

En general el conjunto muestra una calidad de construcción bastante buena. Se nota un sólido ensamblaje de todas las piezas, los potenciómetros son firmes, los botones responden bien al pulsarlos. Quizá lo único destacable sean los pulsadores del secuenciador, que resultan algo duros si no se pulsan justamente en el centro, pero esto es más una apreciación de carácter personal que un fallo de diseño.

Instalación, puesta en marcha y memoria interna

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Al encender el aparato este tarda unos 30 segundos en arrancar, durante el tiempo de arranque vemos una barra de progreso en la pantalla y se muestra un juego de luces con toda la iluminación RGB del dispositivo. Tras el arranque el Toraiz carga y muestra el último proyecto en el que se estuviera trabajando, de hecho carga el proyecto tal y como lo dejáramos, aunque no hubiéramos usado la función de guardado antes de pulsar el interruptor de apagado. El proyecto se nos mostrará desde el modo Track –más adelante explico los modos– en la pantalla a pesar de que lo último que hiciéramos fuera usar el modo Mixer o el Arranger.

El aparato es autónomo totalmente, aunque puede conectarse a un ordenador para transferirle muestras al almacenamiento interno de 8GB, de los que tenemos disponible 5,4GB al recibir el aparato –en mayor medida por las muestras incluidas de Loopmasters–. Para esta función no necesita drivers, simplemente activar desde el modo Utility la opción de USB Mass Storage, y desde ese momento el Toraiz es reconocido por el ordenador como si fuera un disco duro; mientras usas este modo no puedes hacer ninguna otra cosa con el aparato. Copiar y borrar muestras, o hacer una copia de seguridad de todo lo almacenado –incluido proyectos, archivos con extensión .prj– es tan sencillo como arrastrar archivos y carpetas desde el ordenador. El sampler soporta muestras .wav y .aiff a 44.1khz, y debemos copiarlas en la carpeta Toraiz/Samples, dentro de de esa carpeta podemos crear las subcarpetas que queramos y almacenar ahí las muestras. Si conectamos un dispositivo USB las muestras deben estar guardadas en Toraiz/Samples, si utilizamos las muestras del dispositivo USB en un proyecto automáticamente se copian al almacenamiento interno del aparato empleando la misma estructura de carpetas que tuviera en el dispositivo USB.

Respecto a los formatos de sample admitido, creo que no va a faltar gente que eche en falta que el aparato no cargue muestras en MP3, pero sinceramente, creo que aunque es algo a los que nos han acostumbrado los DAW, es productivamente innecesario. Aunque para algunos no deje de ser un recurso, yo personalmente creo que usar un formato lossy para producción o show en directo no es algo

El dispositivo tampoco necesita drivers para ser reconocido por un ordenador como dispositivo de entrada y salida MIDI, es MIDI class compliant.

Modos de trabajo del Toraiz

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El flujo de trabajo con el Toraiz resulta bastante intuitivo. Se emplea una combinación de uso de la pantalla táctil y controles físicos para pasar entre los distintos modos de edición y ajustes que no es demasiado difícil de asimilar, y si se tiene experiencia con este tipo de aparatos, se puede incluso empezar a manejar sin consultar el manual e ir a él sólo para cuestiones puntuales. También es importante destacar que desde la última actualización de firmware a la versión 1.2, se han añadido funciones nuevas al flujo de trabajo del Toraiz. Para esta review pudimos contar con una versión preliminar de dicho firmware que nos suministró Pioneer, así que hemos podido probar las funciones para poder comentarlas para cuando la versión definitiva del mismo saliera al público. Si acabas de comprar un Toraiz y ves que en el artículo se habla de funciones de las que no dispones, probablemente debas actualizar el firmware.

Conocer la estructura de un proyecto es lo primero que uno intenta cuando le “mete mano” al dispositivo. Cada proyecto consta de 16 escenas, y cada escena consta de 16 pistas con las que realizar 16 patrones. Cada pista está asignada a un pad físico y las pistas se categorizan en tres tipos:

  • Sample: la pista almacenará una secuencia que disparará una muestra asignada a la misma. Estas pistas pueden tener un efecto de inserción y un envío al bus de efectos del mixer interno. El disparo de las muestras siempre es monofónico.
  • MIDI: la pista almacenará una secuencia que disparará un instrumento real o virtual conectado a las salidas MIDI o USB del Toraiz. Desde este modo el disparo de notas también es monofónico, aunque el Toraiz tiene una función para convertir el disparo de notas en acordes.
  • Thru: la pista simplemente enruta la señal de una fuente de sonido conectada a la entrada de audio analógica. Estas pistas también pueden tener un efecto de inserción y un envío al bus de efectos del mixer interno.

Además cada proyecto cuenta con un “arrange”, que no es más que una lista de reproducción de todos los patrones de las diversas escenas del proyecto. En el “arrange” se pueden intercalar patrones de las diferentes escenas, no es necesario ejecutar todos los de una escena antes de pasar a otra.

Respecto a las escenas de un proyecto, explicar que pueden contener las mismas pistas o diferentes. Contar con escenas que tengan las mismas pistas es práctico si los 16 patrones por escena se quedan insuficientes.

Áreas de trabajo

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El Toraiz tiene claramente dos áreas de trabajo, la parte izquierda con los pads y la tira táctil, que sirven en todo momento para la interpretación disparando las muestras de nuestro proyecto, y la parte derecha con la pantalla táctil y los encoders, para todas los ajustes de las muestras, secuencias, la mezcla y opciones de funcionamiento del aparato.

Siempre que arranquemos el Toraiz tendremos la pantalla táctil en modo “Home” donde veremos el tipo de pista asignado a cada pad –sample, MIDI o thru–, y algunas de las opciones seleccionadas para la pista, como si el sample es un loop o un one shoot, si para el time stretch se utiliza resampling o el algoritmo Master Tempo de Pioneer, si el disparo de la muestra es completo con una pulsación del pad o si solo suena mientras el pad quede pulsado… Tocando sobre alguna de las pistas, en la parte inferior de la pantalla vemos estas y más opciones como el volumen de pista, panorámica o afinación de la muestra, que podemos modificar con los encoders físicos. Si hacemos un doble toque sobre una de las pistas entramos en el modo “Track Menu”, donde podemos elegir el tipo de pista, cargar una muestra –en caso de que la pista sea de tipo sample–, definir la envolvente y añadir un efecto de inserción a la pista. También desde aquí podemos entrar mediante la pantalla táctil al editor de muestras, donde podemos ajustar el inicio y final de la misma. Desde este mismo podemos realizar la grabación de muestras desde una fuente externa –”sampling”–, empleando un limitador por software y después recortando la muestra a nuestro gusto.

Simplemente trabajando sobre estas áreas uno ya se da cuenta de cómo ha definido Pioneer el flujo de trabajo con el Toraia; normalmente la pantalla táctil se emplea para seleccionar opciones representadas con grandes “botones” virtuales o abrir menús, mientras que los controles físicos quedan para ajustes de precisión, navegar por los menús o hacer zoom en la forma de onda. En apenas unas horas te has habituado a esta forma de trabajo. También te das cuenta desde el principio de una carencia en el flujo de trabajo, y es que salvo para la grabación de muestras no hay función de “undo” o deshacer. Si quieres dejar algo como estaba antes de cambiarlo, sencillamente debes volver a hacerlo manualmente.

Volviendo al modo “Home”, podemos desde ahí acceder a varios modos más. Tocando en los BPM o el nivel de cuantización abrimos una ventana donde seleccionar el tempo, el nivel de swing, la cuantización o la activación del metrónomo. Si tocamos sobre Scene o Pattern se abre el “Scene Manager”, desde donde podemos elegir la escena y patrón sobre el que vamos a trabajar –esto se puede hacer también desde la botonera inferior– y también copiar, pegar o borrar patrones. Aquí encuentro otra pequeña carencia, y es que no es posible copiar y pegar escenas en un proyecto sin copiar y pegar también todos los patrones que has creado para la misma; es algo engorroso, porque si no quieres copiar los patrones, tras copiar una escena debes borrar manualmente todos los patrones que contenga uno por uno.

Tenemos siempre disponibles en la parte superior derecha de la pantalla táctil cuatro accesos a modos de trabajo. Uno es el modo “Track Settings”, que es idéntico a “Home” sólo que aquí sólo podemos elegir las opciones de activación/desactivación de velocity –la detección de fuerza con la que pulsamos en los pads y el consecuente mayor o menor volumen de disparo– en cada pista, el color asignado –tanto en pantalla como en pad– y crear grupos de “choke”, que no es otra cosa que pistas que se anulan unas a otras al dispararse, es decir, pistas que no pueden sonar simultáneamente. También está el acceso al modo “mixer”, donde vemos los vúmetros de cada pista y podemos ajustar el volumen de cada una, panorámica, envío al bus de efectos, efecto master, volumen al que se monitoriza cada pista por auriculares, volumen maestro, y asignaciones de pistas a salidas independientes del Toraiz.

Finalmente tenemos los accesos a el modo “Arranger”, que como explicaba antes no es más que una serie de menús para generar una lista de reproducción de patrones de las diversas escenas que conformen el proyecto, y el modo “Utility”, desde donde configurar todo tipo de opciones, especialmente las relacionadas con el envío y recepción de MIDI clock por los diversos puertos, el uso de la sincronía Pro DJ Link para equipos Pioneer, brillo de la pantalla, precuenta del metrónomo antes de grabar, sensibilidad y curva de la misma en los pads o los modos de usuario de la tira táctil.

Hay por último un acceso en la parte superior izquierda para las opciones de manejo de archivos, esto es, cargar y guardar proyectos, guardar como “package” –proyecto que incluye las muestras, para llevarlo a otro Toraiz–, borrar proyecto o renderizar el proyecto como archivo de audio.

Respecto a los pads, tienen el modo de funcionamiento normal, en el que cada uno dispara la muestra asignada a la pista, si la pista está en modo MIDI, el Toraiz envía una nota a un dispositivo externo. Si en los pulsadores inferiores elegimos el modo Track, además de la pulsación normal, en la pantalla tras pulsar cada pad, se selecciona la pista correspondiente al pad, y en los pulsadores inferiores vemos la secuencia –si la tiene– grabada para dicha pista. El modo Mute de los pads sencillamente hace que al pulsar un pad desactivemos o activemos el audio de dicha pista, este modo puede usarse tanto en directo para ir mostrando u ocultando partes de un patrón, o durante el proceso de producción para ver qué tal suenan sólo unas partes. El modo Scale nos permite usar los pads como si fueran un teclado y disparar notas diferentes del sample asignado al último pad que tocamos. El modo Slice sirve para que los pads disparen fragmentos de la muestra de una de las pistas, el número y tamaño de los fragmentos puede establecerse desde el editor de muestras interno.

En uso

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Comenzar un proyecto desde cero no es complejo, empiezas asignando muestras a varios pads y definiendo cómo sonarán trabajando su envolvente –es una envolvente de tres parámetros, attack, hold y release– y asignando efectos. A la hora de asignar efectos te encuentras una limitación poco agradable, sólo puedes asignar un efecto por pista.

Entiendo que los DSPs del aparato tienen una potencia de proceso limitada, pero si el dispositivo es capaz de mover 16 efectos –uno por cada pista de la escena– y quizá algunas pistas se queden sin efecto porque no lo necesites, quizá hubiera sido más interesante dejar que el usuario eligiera libremente cómo quiere asignar esos 16 efectos a las pistas, y no obligarle a poder emplear uno por pista. Limitaciones en cuanto al uso de efectos encontramos también en cuanto vamos a la sección de mixer interno para ajustar niveles de las primeras pistas que preparamos. Debemos elegir entre poder cargar un efecto para envío o insertar un efecto en el master. Si usamos una opción no podemos usar la otra, y es una lástima, porque cualquiera desearía tener una reverb en el envío y un compresor en el máster.

Entre los efectos asignables tanto a pistas como en el mixer interno tenemos chorus, flanger, EQ de 2 bandas, filtro multimodo, delay, lo-fi –un reductor de resolución digital–, compresor y distorsión. Es una pena no poder realizar combinaciones como EQ y compresor, o chorus o distorsión. Otra de las limitaciones con los efectos es que no hay presets, ni definidos ni definibles por el usuario, así que cada vez que cargas un efectos debes configurar todos sus parámetros.

Comenzar a realizar secuencias es bastante sencillo y tienes dos opciones, o interpretas directamente la secuencia grabándola en tiempo real –dispones de bastantes opciones de cuantización por si no eres un gran intérprete con los pads– o directamente las programas sobre la botonera inferior que representa los 16 pasos de cada compás del patrón –que puede ser de hasta 4 compases–. Trabajar con los pads es bastante cómodo, su sensibilidad es muy buena –además de ajustable– y su tamaño y separación son la adecuada, grabar en tiempo real con ellos es una delicia. Si empleas la botonera para la programación, con los botones retroiluminados eliges el momento de disparo, y la tonalidad de la nota la estableces dejando pulsado el botón y tocando un pad con la rejilla de pads en modo escala. También puedes editar desde la botonera la secuencia grabada tocando con los pads. Lo único extraño es que no hay posibilidad de aprovechar la pantalla táctil para edición de secuencias, tan sólo poder ver ahí la secuencia con indicadores de qué disparadores son de notas y cuáles de parámetros.

Al emplear la grabación en tiempo real, puedes usar la tira táctil para efectuar pitchbend o disparar repeticiones de nota automáticas mientras grabas, también puedes definir dos modos de usuario para la tira táctil y que sirva para alterar hasta 8 parámetros simultáneos del sample, desde la envolvente a un parámetro de un efecto concreto. Lamentablemente la tira táctil sólo se puede usar para interpretación en directo o grabación junto con las notas, no puedes jugar con la tira táctil sobre lo ya grabado. Tampoco puedes emplear los controles físicos para grabar secuencias sólo de parámetros. En caso de que quieras secuenciar cualquier parámetro a posteriori debes insertar “disparadores de parámetros” en la secuencia empleando la botonera y modificar manualmente el valor de cada parémtro. Algo ligeramente tedioso.

El proceso para secuenciar dispositivos externos es similar, con la salvedad de que esta vez podemos secuenciar –del mismo modo– dos CC a elegir por el usuario. También cuando creamos secuencias. Podemos también enviar acordes pulsando sólo un pad, ya que el Toraiz dispone de una función para programar el disparo automático de acordes de hasta 4 notas definidos por el usuario.

Las funciones de sampling y edición de muestras del aparato son correctas y sencillas de usar, pero sinceramente no me veo horas y horas trabajando muestras desde el aparato. Las posibilidades de edición desde un ordenador están a años luz en velocidad y precisión, aunque no obstante reconozco que no está nada mal poder editar sin salir del dispositivo.

La calidad sonora que se puede obtener con el Toraiz es bastante buena. No sólo las salidas dan una buena señal de audio, si no que el algoritmo de timestretching no introduce apenas artefactos en el audio. Imagino que es una versión mejorada de lo que usan los reproductores Pioneer. Trabajando con paciencia el mixer interno se puede obtener una mezcla que no suene enfangada, con una buena definición de todos los elementos.

El tan publicitado filtro de Dave Smith integrado en el aparato es bastante interesante, aunque sólo para interpretación en directo. El filtro es totalmente analógico y está asignado a la salida máster –salidas 1 y 2– del aparato, es decir, afecta a todo a no ser que tengamos pistas asignadas a otras salidas, las cuales no pasarán por el filtro. La saturación que se puede añadir con el filtro mediante el control “drive” da una pegada contundente si estás trabajando en ritmos para sonidos urbanos, aunque ojo, a más del 60% da una saturación que para mi gusto queda relegada al terreno de lo estridente. El filtro paso alto y paso bajo tiene un carácter excepcional, especialmente cuando en el paso bajo das buen uso al control de resonancia. Una lástima que el filtro paso alto no tenga resonancia para sacar unos buenos chirridos ocasionales. El contrapunto del filtro es que a cambio de sus bondades tienes la clásica pega de la circuitería analógico, un perceptible sonido de fritanga lejana que aunque queda enmascarado por la música notas claramente cómo aparece al activar el filtro, especialmente por la quietud del resto del sistema mientras no lo usas.

El filtro al ser un componente analógico queda fuera de la opción de renderizado de proyectos, que es un proceso totalmente offline del aparato. El renderizado no sólo permite obtener un mixdown de todo el proyecto, pueden renderizarse pistas independientes o grupos de pistas asignados a una salida concreta; de esta forma podemos llevarnos las pistas a un DAW para poder realizar una mezcla mejor trabajada. Se puede acceder a los archivos de la misma forma que se accede a las muestras desde el ordenador.

Os dejo un par de muestras musicales de lo que se puede hacer con el Toraiz en una mañana con algo de tiempo libre. El audio está renderizado desde el Toraiz, sin procesamiento externo alguno:

Sincronía externa

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Uno de los puntos que Pioneer destaca en el marketing del producto es su uso en directo sincronizado con otros dispositivos, especialmente con los de su marca. Empleando el sistema Pro DJ Link propietario de Pioneer, la sincronía es sencillamente perfecta, al unirlo por ethernet a un reproductor Pioneer o a un setup completo de la marca, cualquier cambio en el tempo se transmite de forma instantánea y precisa. Puedes integrar sin ningún miedo el aparato en un setup 100% Pioneer y servirá para aderezar la sesión con precisión.

La cosa cambia al usar MIDI clock, que puede enviarse por la salida USB o las conexiones MIDI. En las pruebas que realicé la estabilidad fue suficiente como para llevarse bien con Live corriendo en un Mac, pero se detectan pequeñas oscilaciones de entre 0.02 y 0.05 BPM en el tempo. Además si realizabas un cambio de tempo desde el Toraiz, podías ver cómo el tempo que recibía Live durante unos instantes era aproximadamente hasta de 0.5 BPM superior al que debía ser para luego bajar lentamente hasta el tempo correcto.

Algunos pensamientos y conclusiones finales

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En las semanas que he podido tener el Toraiz no me ha costado mucho aprender a usarlo, aunque esta idea es altamente subjetiva, ya que la experiencia previa con este tipo de máquinas y con software de producción influye bastante sobre la forma en que te adaptas a un dispositivo nuevo. Con todo, y aunque tampoco lo veo una máquina enfocada a principiantes, diría que a nadie le debería costar demasiado aprender a usarlo. Quizá su mayor pega sea la edición de secuencias de parámetros, que es lo más tedioso del aparato.

Las limitaciones con los efectos que comentaba, aunque personalmente no me gustan, tampoco las encuentro críticas, más que nada porque probablemente nadie vaya a usar un Toraiz para realizar una producción al 100% y siempre vas a acabar terminando lo que empieces con el Toraiz en un DAW. Para directo ya es otra cosa, te puedes apañar con lo que la máquina te dispone.

La cuestión de fondo con el Toraiz y que no he sacado a relucir en el artículo, es el lugar de un dispositivo así hoy en día, Mientras empresas como Native Instruments o Akai han lanzado productos que dependen de ordenadores para ser sistemas de producción –básicamente son controladores acompañados de software–, Pioneer ha apostado por volver a crear una máquina capaz de hacerlo todo de manera autónoma, al más puro estilo de los antiguos Akai MPC pero empleando tecnología y funciones actuales. Aunque claro, a un precio muy superior al que la gente se estaba acostumbrando a pagar por este tipo de dispositivos en versión controlador + software.

Como máquina para añadir a un setup de DJ en el que se prescinde del uso del ordenador es ideal, porque permite añadir un elemento de altísima creatividad para lanzar acompañamientos a las mezclas que pueden ser totalmente improvisados o con algo de preparación previa, y el DJ puede llevar sus proyectos para el Toraiz en un pendrive, igual que lleva la música para los reproductores Pioneer; y todo mientras se sigue prescindiendo del ordenador. La solidez de la sincronía mediante el protocolo Pro DJ Link aporta además una gran fiabilidad a esta forma de trabajar. También por supuesto tiene cabida en un setup de directo de electrónica en el que igualmente se quiera prescindir de un ordenador, con el añadido de que el Toraiz además puede gobernar otras máquinas gracias a que puede enviar MIDI y MIDI clock. ¿Pero merece la pena como pieza de estudio de producción? Aunque el Toraiz –como decía antes– es muy capaz de sacar adelante la producción de un tema de electrónica acabarás terminando en un ordenador lo que empieces con un Toraiz, mientras que con los sistemas más baratos de Akai o Native Instruments empezarás con un ordenador y sin salir de “la caja” terminarás la producción. Esto nos lleva a la conclusión de que el Toraiz adquiere importancia si entre tus planes de futuro está el actuar en directo, si piensas sólo trabajar en estudio las alternativas más baratas de controlador + software son más interesantes por el notable ahorro que suponen, ahorro que puede servir para adquirir más elementos para el estudio.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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