Sonido en vivo

Cómo sonar bien en una sala pequeña

Ladies Rock Camp en el Beerland de Austin
Ladies Rock Camp en el Beerland de Austin
Rodolfo Gonzalez

[ Viene de ¿Para quién hacemos sonido? ]

Considero que los técnicos norteamericanos definen muy bien en qué consiste la profesión del técnico de sonido en directo. Ellos llaman a este trabajo Sound Reinforcement (Refuerzo de Sonido) frente a los británicos, que lo describen como Live Sound (Sonido en Vivo), así que personalmente creo que un refuerzo de sonido es lo que realmente debería ser el trabajo a realizar, al menos en un recinto de unas dimensiones reducidas. Esta idea también nos vale para hacer monitores incluso en un escenario al aire libre (pues sigue siendo un espacio de unas dimensiones acotadas y en general ciertamente reducidas).

Lo primero creo que es asumir el concepto de lo que es un buen balance acústico. Una banda debe sonar bien balanceada ella sola; esto quiere decir que, por ejemplo, hay instrumentos como la batería acústica cuyo volumen y balance dependen directamente del propio músico.

Un baterista podrá tocar más fuerte o más flojo, pero deberá tocar balanceado: debe asumir que su instrumento suena tan bien como lo sea su propia mezcla acústica, y que esta depende directamente de la intensidad con la que se toque cada uno de los elementos.

Como el oído humano no es plano en su respuesta en frecuencia (no responde con la misma sensibilidad a todas las frecuencias), el balance lo consigue el propio músico jugando con la sonoridad dentro del espectro y con la intensidad con la que golpee los diferentes elementos de su batería.

Pongo un ejemplo: supongamos que tenemos un set de bateria que cuenta con cuatro toms (timbales): uno medio agudo, otro medio, otro medio grave, y un último grave,
(12", 14", 16" y 18"). Si se les golpea con la misma fuerza mecánica, los más graves se oirán con menos potencia acustica o sonoridad (volumen); ahora bien, si de verdad se tiene en cuenta el balance acústico para que todos los timbales suenen igual de potentes, en realidad el músico tendrá que golpear sutilmente con diferentes intensidades, para así equilibrar lo que nos demuestran las curvas de igual sonoridad de Fletcher y Munson.

Lo mismo ocurrirá con su set de platos o con el balance que debería haber entre el bombo, la caja y el hi-hat. Como es obvio todo se puede compensar técnicamente, o eligiendo elementos que tengan más equilibrio entre sí, o poniendo un micro a cada elemento y amplificando cada uno por separado para ir corrigiendo las intensidades con diferentes ganancias de entrada. De hecho, el efecto de proximidad de un micro cardioide nos ayudará a compensar estos desequilibrios tímbricos en la más baja frecuencia. Digamos que en este caso no hay mal que por bien no venga.

Bien, ahora asumamos que nuestro batería se sabe mezclar a sí mismo de un modo acústico y que no vive obsesionado con el volumen. Mejor siempre calidad que cantidad; en una sala pequeña no se suele microfonear una batería al completo: a veces solo bombo, caja y algún que otro timbal, si fuera necesario incluso compartiendo micro (uno para dos timbales aéreos por ejemplo).

He de decir también, en honor a la verdad, que un sonido acústico puede sonar feo por defecto de intensidad o por exceso, ya que si se golpea débilmente, el sonido es pobre en armónicos, y si se golpea muy fuerte, el sonido suena bruto y comprimido, como sin matices. Hay que buscar una pegada en función del timbre que consideremos que realmente nos suena bonito (también hay que confiar en la amplificación, que para eso se inventó), por lo que hay baterías (instrumento), apropiadas para cada estilo musical y circunstancias, así como diversos tipos de parche. Hay parches que responden mucho mejor a diferentes dinámicas, como son los parches rugosos Ambassador de Remo, u otros como los de aceite, que son más secos y "rockeros" y tienen menos muchos matices en su respuesta dinámica, por poner un par de ejemplos.

Encontrar tu sonido como baterista a veces es una cuestión de años y años de probar muchas combinaciones (dejaros seducir siempre por lo que os digan vuestros oídos musicales), por lo que en la medida de lo posible hay que ir probando muchas todo tipo de opciones (platos, parches, tamaños, tensiones de parche...), y eso que no quiero entrar en el mundo de las baquetas o de las mazas de los bombos, porque nos da como para escribir un libro.

Micros de batería

Volvamos al lío: el volumen global de la batería dependerá por lo tanto de la intensidad en la pegada del baterista. ¿Tiene mucho sentido golpear dejándose la vida en ello como si no existieran sistemas de PA en la tierra en pleno siglo XXI? Pues lo cierto es que no: un productor o un ingeniero de sonido prefiere un baterista constante en términos de intensidad, o que module su pegada de un modo totalmente musical para acentuar algunos pasajes o detalles de una canción. Tocar "fuerte" no te hace mejor baterista; tocar balanceado y controlando la dinámica según las diferentes partes de la canción sí.

Ahora que ya "tenemos" un baterista que piensa como un buen músico (que hace una buena labor como mezclador acústico) y que ya no piensa como un atleta, ahora ya sí que podemos dar el siguiente paso.

Os recuerdo que estamos en un escenario pequeño, así que debemos adecuar el volumen de los amplificadores de las guitarras, el bajo y los teclados si los hubiese (Leslie o Fender Rhodes) en base a esta referencia del instrumento acústico llamado batería, pues no tiene volumen regulable como un amplificador.

Probablemente la banda ya suene empastada aún sin un solo monitor funcionando y el sistema de PA cerrado. Esto simplificará mucho las necesidades de las mezclas en el escenario en cuanto a monitorización, pues si ya sonamos a pelo, sólo debemos plantearnos qué es lo que realmente nos falta por amplificar. En este caso es muy simple: serán los instrumentos que carecen de amplificadores, como sintetizadores, cajas de ritmos, samplers... y las omnipresentes voces.

Cuanto menos volumen haga falta arriba del escenario, menos sonido saldrá del mismo y más control de la mezcla va a poder ejercer el técnico de sala.

Supongamos de nuevo que al guitarrista se le va un poco la cabeza con el volumen de su ampli y pone su Marshall al 8. Esto obligará sin querer a un cambio de volumen del resto de la banda y puede que el baterista toque mucho más duro, algo que derivará en toda una serie de problemas. Puede que de este modo nuestro baterista se agote físicamente mucho antes, por lo que difícilmente llegará con esa pegada al final del concierto, a no ser que recurra al dopaje (cosa muy poco recomendable). Esto desbalanceará la mezcla acústica de la banda a lo largo del concierto, lo que obligará al técnico a retocar la mezcla constantemente dentro y fuera del escenario.

Solución: empecemos a tomar como referencia ese instrumento acústico llamado batería y ajustemos nuestros amplis en consonancia. Amplificar sólo una voz o un teclado en los monitores y poco más es más simple que tener que hacer mezclas complejas y muchas veces del todo surrealistas.

Una guitarra atronadora puede hacer que un baterista necesite bombo y caja "extra" en un escenario pequeño porque no oye bien su instrumento, pues queda enmascarado por una guitarra con exceso de presión sonora. Esto a la larga sólo nos traerá problemas; por ejemplo: puedo garantizar que el técnico de la sala no tiene un fader milagroso que baje el volumen de una guitarra que se oye a 12 km a la redonda (por lo que ya puedes tocar bien, porque será lo único que se oiga en toda la sala). Por otro lado, tocar más alto acrecentará las posibilidades de llegar a una sordera prematura de todos los miembros de la banda a corto/medio plazo, además de que, como es obvio, impide que el técnico que mezcla para el público tenga opciones de hacer sonar a tu grupo decentemente bien, pues se complica el balance de planos con una PA normalmente acorde a las dimensiones del pequeño recinto o sala.

Señores músicos: si un técnico te pide que bajes tu volumen es para que tu banda suene bien de cara al público. El mejor aliado de un músico será siempre un técnico; si desprecias sus sugerencias, estarás tirando piedras contra tu propio tejado. Si tú como músico no quieres que tu banda suene bien (porque no te dejas aconsejar), ¿por qué lo va a querer un técnico que te acaba de conocer?

Siempre hay un motivo para todo: si no suenas bien, habrás perdido la oportunidad de conquistar a parte de tu público. El directo es la prueba del algodón de los artistas y bandas, pues salvo el playback, no hay trampa ni cartón, así que no desperdicies la oportunidad de hacer las cosas bien.

Piensen con las orejas, pónganse en el lugar del público y asuman para quién hacemos música.

[ Sigue en Cómo sonar bien en un festival sin prueba de sonido ]

Michel Martín
EL AUTOR

Productor musical, ingeniero de sonido, consultor independiente y formador en CICE. Titulado en Sistemas de Audio y Sonorización por la Universidad Politécnica de Valencia, y con estudios de electrónica, psicoacústica, música, acústica y electroacústica, cuenta con una gran trayectoria profesional: más de 35 años en el mundo de las grabaciones y la sonorización, en multitud de giras de gran renombre (más de 4.500 conciertos). Miembro y vocal de la AES España, ASARP y portavoz de AMPE. Inventor del sistema de realidad virtual 4D VR.

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