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¿Dónde han quedado los STEMS de Native Instruments?

12/06/2017 por Teo Tormo

Hace ahora poco más de dos años Native Instruments iniciaba una compleja campaña de marketing para promocionar una nueva idea con la que tratar de dar un pequeño twist a la industria musical, al software y hardware para DJs –tanto al propio como al ajeno– y a cómo los artistas diseñaban sus próximos lanzamientos musicales. Su invento no era otra cosa que un formato de audio multipista pensado especialmente para DJs y productores de música de baile llamado de una manera muy sencilla: STEMS –así lo escriben ellos, en mayúsculas–. Para apoyar el nuevo formato, contaron con la imagen de reconocidos DJs, adaptaron su propio hardware, dieron todas las facilidades para que se integrara en otros programas, y llegaron a acuerdos con sellos discográficos y tiendas. ¿El resultado? Apenas nadie habla hoy por hoy del asunto, poca gente lo usa en directo y menos todavía publica sus temas en este formato. ¿Estamos ante uno de los mayores batacazos de los últimos años? Depende de cómo se mire.

Al principio todo pintaba bien

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La idea de Native Instruments era clara. Siguiendo con su apuesta –muy personal– de tratar de redefinir el “futuro del DJ” apoyándose en decisiones radicales a la par que creativas como eliminar el jogwheel de los controladores o en integrar en su software un potente sampler con esteroides como son los remix decks, su siguiente paso fue diseñar e integrar un formato de audio multipista en el que los productores pudieran ofrecer los elementos sonoros de sus canciones agrupados en cuatro pistas manipulables por el DJ. No sólo el formato permitía la reproducción en modo “multipista” si no que en caso de no disponer de un software o hardware capaz de soportar las virtudes del formato, el archivo musical incluía una quinta pista con la mezcla “normal” de la canción perfectamente reproducible en cualquier dispositivo o software que fuera capaz de leer el formato contenedor .m4a . Bien pensado.

Adicionalmente, Native Instruments decidió que el formato no sería propietario ni necesitaría licencia alguna para poder ser empleado, con lo que liberó toda la especificación del mismo y además desarrolló una herramienta bastante sencilla de usar para que cualquiera pudiera crear por su cuenta archivos que emplearan el formato. También fueron muy atentos, ofreciendo tutoriales e informando a los especialistas que trabajamos en medios sobre el funcionamiento de todo para que pudiéramos explicarlo a nuestra audiencia.

Pero ahí no acababa el despliegue; el propio hardware de Native Instruments para Traktor fue perfectamente adaptado para soportar el formato. Sus recientes controladores con pantalla eran perfectos para manejar el formato, e incluso su viejo Kontrol F1 recibió un mapeo nativo para tomar las riendas del formato.

Faltaba lo más importante: los artistas y los medios que usan para hacer llegar la música a los DJs. Y Native Instruments no se quedó corta, fichó la imagen de gente como Kerry Chandler, Uner, Dubfire, Luciano o Carl Craig para promocionar el formato y explicarlo en ruedas de prensa. Contó con la colaboración de tiendas online para comercializarlo y darle un espacio promocional apropiado en las mismas, siendo su máximo apoyo las dos tiendas más populares: Beatport y Juno Download. ¿Qué podía salir mal? Teóricamente nada.

Primeras voces críticas

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El formato fue presentado de manera casi simultánea al controlador Kontrol D2, que fue mostrado por primera vez por Uner y Dubfire durante un evento del WMC de Miami. Todo el mundo mostró interés por el Kontrol D2, que era como un lateral del original Kontrol S8; era muy emocionante poder usar el original sistema de control del S8 con cualquier mixer… hasta que se supo el precio del D2: prácticamente 500€ la unidad. A pesar de las alabanzas de los medios al hardware, el público en general lo consideró caro para ser un controlador y comenzaron a verlo como un producto destinado exclusivamente a un perfil profesional; la gente estaba muy acostumbrada a lo económicos que habían sido los Kontrol X1, controladores que literalmente habían inundado las cabinas de toda condición por lo económicos que eran y los buenos resultados que ofrecían. Tampoco fue visto con buenos ojos por parte del público que por ese precio el aparato fuera exclusivamente un controlador y no contara con interfaz de audio.

Pero las críticas no venían sólo para el hardware. El formato stems no interesó a algunos productores recelosos de que su material sonoro pudiera ser reutilizado sin su permiso al ofrecerlo de manera que pudiera ser “deconstruido” más fácilmente. Por otro lado había mucha gente que lo consideró todo “muy complicado”, y aunque realmente no lo es tanto, hay DJs que llevan muy mal salvar brechas tecnológicas por pequeñas que sean, aunque de esto hablaré en profundidad más adelante –y quizá hiera alguna sensibilidad–.

Bastantes DJs que no tenían problema alguno con la brecha tecnológica, por otra parte no terminaban de confiar en que el formato fuera aprovechable en directo de forma meramente intuitiva; si a muchos ya les había costado emplear de forma efectiva los remix decks, veían francamente complicado sacarle partido de forma original y creativa a los stems sin preparar antes de la sesión de manera exhaustiva lo que se iba a hacer con la canción. Quizá estos eran los más acertados en sus críticas.

Los más puristas lo vieron sencillamente como una blasfemia, y consideraban lo stems como una forma rápida de estropear una canción, aunque probablemente este grupo nunca se paró a pensar que si una canción se editaba en este formato era porque el productor quería y daba su beneplácito a que se jugara con ella libremente en la cabina. A este grupo pertenecen los que aborrecen en redes sociales en voz alta “el sync”, “el mp3” y cualquier cosa que se separe un poco de lo que era pinchar como hace 25 años. No obstante, las críticas venidas desde este perfil de DJ importaban poco antes y ahora, ya que claramente Native Instruments no diseñó el formato para ellos.

Un plan con muchos traspiés

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Más allá de las críticas que surgieron –incluso antes de que hubiera disponible música y herramientas para trabajar en el formato– N.I. cometió objetivamente varios errores. Con su idea de fichar a varios DJs para relacionar estos rostros conocidos y de éxito con su formato, cometieron uno de bulto. En las ruedas de prensa que se ofrecieron, y concretamente en la que ofrecieron en Sónar, estos top DJs decían estar encantados con la idea del formato, pero exclusivamente con la idea, ya que por sus comentarios y respuestas a las preguntas de los medios no parecían haberlo probado o al menos no haberlo probado en profundidad. Luciano de hecho directamente reconocía que no lo había probado; “¿entonces qué narices hace aquí?” pensé yo. Tampoco parecía que la parte más entroncada con el business estuviera del todo clara. Recuerdo como en aquella rueda de prensa nadie se mojaba a decir el precio de una canción en formato stems y todo eran suposiciones; “¿trabajas en la industria discográfica y no sabes a cuanto se va a vender tu mercancía?” fue el otro pensamiento que me asaltó.

Cuando llegaron los primeros lanzamientos en formato stems hubo algo de decepción, la mayoría del material eran recopilatorios de sellos discográficos que relanzaban canciones algo viejas ya y no siempre sus mejores temas en el nuevo formato. Daba la sensación de que lo hacían simplemente por tener fondo de armario disponible en ese formato. El material nuevo era principalmente tech-house, en otros géneros apenas aparecía nada. Desde la escena amateur –que muchas veces es la que inicia un cambio– no aparecía absolutamente nada en este formato, ¿qué estaba pasando?

Probablemente parte de la culpa de esto último fuera de N.I, su herramienta de creación de Stems tardó demasiado en estar disponible para el público general, tanto que perdieron el momento de hype que habían generado inicialmente. Aunque la herramienta la tuvieron antes en formato beta los profesionales de sellos discográficos, lo que les permitió comenzar a lanzar temas en junio de 2015, la beta no estuvo disponible de forma pública hasta agosto, y la versión final tardó en llegar: octubre de 2015. Aunque nunca se reconoció oficialmente, la puesta a disposición al público de la versión beta parece que fue algo que forzó Alexander Nowak, un desarrollador independiente que lanzó una herramienta gratuita de creación de stems; casualmente N.I. hizo pública la versión beta pública de la herramienta oficial al día siguiente.

A pesar de que el formato era totalmente libre, Traktor ha sido el único software de “los grandes cuatro” –Traktor, Serato, Virtual DJ y Rekordbox– que lo ha implementado. Flow 8 Deck y DJ Player Pro actualmente lo soportan, pero son dos programas muy minoritarios. Y aunque se hablaba de que el formato se podría implementar también en hardware, ni una sola empresa lo ha intentado. ¿Por qué ha pasado esto?

Con el fin de que la mezcla de las cuatro pistas que conforman los sets pudieran sonar a la vez de la forma más parecida posible a la versión “normal” de la canción mezclada en estudio, Native Instruments decidió que el software reproductor debería emplear un compresor y un limitador, basados en los algoritmos de dos plugins de la factoría. El compresor y el limitador procesan el audio en tiempo real, y los parámetros de ajuste de ambos procesos para cada canción se establece en la herramienta de creación de Stems. Esto en primer lugar a los desarrolladores de software les tira para atrás, una cosa es implementar el soporte para un formato multipista que emplea tecnologías de codificación ya conocidas, y otra muy distinta implementar en tu software procesado de dinámica desarrollado por terceros, alterando por tanto mucho del funcionamiento interno del programa. Hay que tener en cuenta que reproducir un stem es lo mismo que reproducir cuatro archivos de audio estéreo a la vez, manteniendo control sobre el volumen, efecto de filtro y efecto de inserción, de manera independiente sobre cada archivo, y a eso hay que añadir el procesado con el compresor y el limitador. Cualquier desarrollador se vería obligado a trabajar en hacer más eficiente el consumo de recursos del ordenador para poder manejar stems como si fueran pistas normales, o al menos acercarse a algo parecido. Native Instruments hacía el formato libre, sí, pero tenía sobre todos sus competidores la evidente ventaja de que al conocer antes que ellos el formato habían podido enfocar el desarrollo de su propio software en esta dirección desde mucho antes. Por lo tanto, soportar por parte de otros los stems, sería invertir esfuerzos en darle bola a algo en lo que tu rival de entrada va a ser mejor, es decir, si la gente se interesara masivamente en los stems se interesarían por usar el software que tiene ventaja sobre el resto en ese campo. Por tanto, ¿cuál es la mejor opción para la competencia? Ignorar masivamente el formato para tratar de hacerlo lo más irrelevante posible y que su rival sea el único que se la juegue apostando por él. Y eso es lo que claramente han hecho.

Por parte de los desarrolladores de hardware me temo que ni se debieron de pensar tratar de manejar algo así. Si ya resulta caro desarrollar y comercializar un reproductor que haga bien su trabajo reproduciendo una canción –curiosamente el nuevo reproductor de Denon puede con dos–, lograr hacer un reproductor DJ que lograra manejar cuatro pistas a la vez, ofrecer control en tiempo real sobre los factores antes explicados de cada pista, añadir el procesado final, y hacerlo todo en tiempo real, daría como resultado un producto carísimo que muy poca gente compraría.

Finalmente, y ya que estamos hablando de problemas objetivos, existía una crítica generalizada que pudo leerse en comentarios de noticias y foros que era totalmente cierta: un stem sonando con las cuatro pistas a la vez nunca podría sonar como la versión “normal” mezclada y masterizada en estudio. Podría sonar muy bien, podría sonar muy parecida, pero no podría sonar igual, ya que el procesado final de compresor y limitador aunque ayudara nunca sería idéntico al procesado que podría recibir la versión “normal” de la canción. Dentro de lo cierto que es esto, me gustaría puntualizar dos cosas rompiendo una lanza en favor del formato: primero recordar nuevamente que si el productor lanza la canción en ese formato quiere que la gente juegue con la canción, y por tanto no considera que el sonido final de la obra sea algo fundamental, así como que el productor debe de haberse asegurado antes de lanzar el tema en formato stems de dejarlo de una forma que suene aceptablemente en comparación con la versión normal. Y en segundo lugar, que pienso que esa diferencia en el sonido es un precio barato con el que pagar por la posibilidad de ofrecer una forma de pinchar distinta; a fin de cuentas, quienes hacen directos de electrónica y “tocan” sus propias canciones tampoco suenan como en sus discos, y la gente baila igual.

El formato stems hoy

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A día de hoy hay una notable escasez de lanzamientos que empleen el formato. Si por ejemplo vamos a Beatport y consultamos los lanzamientos en este formato dentro de lo géneros tech-house y techno, hubo 21 y 24 lanzamientos respectivamente en el mes de abril de este año –mes de muchos lanzamientos normalmente para tratar de lograr que estén pegando de cara al inicio del verano–, provenientes de 14 sellos discográficos distintos. Estos dos géneros son los que más lanzamientos aglutinan, el resto tienen entre 4 y 10 lanzamientos, y algunos géneros tienen uno o ninguno. Claramente el formato ha calado sólo en un sector musical muy determinado y de una manera pero que muy discreta. El uso del formato por parte de los DJs evidentemente es muy bajo. Con tan pocos lanzamientos, no hay mucho que pinchar. Los DJs especializados en determinados géneros directamente no tendrán prácticamente nada que pinchar en el formato.

También es destacable la gran oportunidad de negocio perdida al enfocar el formato únicamente a la música electrónica. Habría mucha gente encantada de usarlo con éxitos y clásicos del pop, rock, o de la música disco, ya fuera para hacer remezclas y mashups en directo, o para cosas tan banales pero útiles y divertidas como el karaoke, o practicar con su instrumento tocando encima del resto de pistas.

Ahora bien, seamos realistas, ni en las mejores expectativas que pudiera tener N.I. sobre el formato, el asunto podría llegar a ser un éxito de masas. Estoy totalmente seguro de que la posibilidad de que el formato fuera una revolución global inmediata en el sector DJ nunca fue tomado por la compañía como algo factible. En lo relativo a la tecnología audiovisual, los cambios rara vez son inmediatos, y tampoco siempre la mejor tecnología es la que se impone. ¿O es que acaso el formato VHS era mejor que el Betamax? En todo caso era más barato. El CD-ROM llegó en el año 1984, pero no fue hasta mediados de los 90 cuando su implantación se generalizó. El MP3 llegó en 1993, pero no fue hasta 1999 –y con la ayuda de Napster– cuando logró popularizarse de manera masiva, ni tampoco se introdujo en las cabinas de los DJs de forma generalizada hasta 2005 aproximadamente. Quizá N.I. a pesar de dar mucho bombo inicialmente a su formato, se plantea el futuro del mismo como una carrera de fondo.

El problema de la brecha tecnológica

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Hablaba antes del problema de la brecha tecnológica como uno de los factores a los que el formato se enfrentó, y creo que ha sido uno de los más grandes. Los stems como toda nueva tecnología, requiere cierto aprendizaje; si adquirías un controlador oficial de Native Instruments la cosa resultaba más sencilla ya que para empezar a aprender había que hacer poco más que conectar el hardware y ya tenías control sobre los stems. Pero si decidías usar cualquier otro tipo de controlador, ahí ya todo el mundo no es capaz. Es necesario conocer los principios básicos y no tan básicos de protocolo MIDI y del mapeo de controladores dentro del software, y eso es algo que a muchos DJs a día de hoy les sigue costando entender una barbaridad e incluso muchos desisten al tratar de aprender.

Actualmente –y me duele en el alma decirlo por si ofendo a alguien pero es cierto– sigue habiendo mucha gente que se mete a “tratar de pinchar” con un ordenador, software, y un controlador teniendo unos conocimientos excesivamente justos de lo que puede hacer con todo lo que tienen entre manos, e incluso con conocimientos muy justos hasta para simplemente hacerlo funcionar.

Hay gente que quiere ser DJ con un ordenador pero no saben ni que a veces hay que instalar drivers, actualizar firmwares, conectar las cosas de determinada manera, configurar correctamente el hardware de audio… y mucho menos tienen un conocimiento sobre cosas más avanzadas como protocolos de comunicación entre el hardware y el software. Es literalmente imposible que gente con lagunas tecnológicas tan grandes consiga entender en qué consiste un formato multipista y las posibilidades que ofrece, y que además logre controlarlo configurando el software para que un controlador no oficial maneje las diversas posibilidades de mezcla con los stems.

¿Puede que parte de esto haya sido culpa de las propias compañías de software? En parte sí. Los últimos años ha sido tal la insistencia por parte de este sector con la idea de que con sus productos cualquier podía pinchar –una estrategia de marketing de lo más normal– que quizá el asunto ha llegado a banalizarse en exceso, hasta el punto de que gente con mucha pasión por la música pero que con un ordenador sabe hacer poco más que navegar, mirar el correo y hacer documentos con un editor de textos, creía que podía convertirse en DJ añadiendo un controlador a su ordenador e instalando un programa. Eso ha causado una burbuja que ahora está reventando y causando una clara desaceleración en el sector en aspectos de nuevos desarrollos, aunque para hablar de eso en detalle me reservo otro artículo.

Creatividad como objetivo

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En cierto modo, un formato como los stems era algo bastante esperable de Native Instruments, una empresa que no vive exclusivamente de los DJs y que desde sus inicios ha estado centrada en la creatividad musical a través del software. El primer producto de Native Instruments fue Generator, el precursor de Reaktor, un software pensado para crear tus propios sintetizadores, es decir, creatividad al cubo: diseñas la herramienta con la que luego compondrás tu música. Los instrumentos virtuales que emulan sintetizadores clásicos, así como sintetizadores virtuales innovadores, plugins de efectos, herramientas de modelado para guitarristas y el entorno de producción Maschine han sido los diversos productos con los que la marca se ha hecho un nombre. Era muy esperable que en algún momento Native Instruments tratara de diferenciarse de otros desarrolladores de software para DJs tirando de eso que le ha caracterizado, productos orientados a la creatividad; comenzó haciéndolo cuando introdujo los remix decks en Traktor y continuó con el formato stems.

Y claramente parece que Native Instruments, contra viento y marea, va a seguir con determinación por ese camino en el software para DJs. En las últimas actualizaciones de Traktor se introdujo un secuenciador por pasos para los remix decks, y el último movimiento estratégico de la compañía ha sido la adquisición de MetaPop, empresa fundada por Matthew Adell –ex-CEO de Beatport– y que está especializada en la monetización de remixes; entre sus servicios está el de ofrecer pistas de canciones legalmente para que cualquiera las pueda remezclar para luego tratar de conseguir beneficios del remix de diferentes formas, ¿podría jugar ahí un papel el formato stems de N.I? Es algo muy probable.

Muy probablemente los stems no vayan a desaparecer a corto o medio plazo, dudo que N.I. pase página con el asunto, y el formato forme parte del rumbo que parece que la compañía quiere tomar con su software para DJs. Apuesto porque la compañía vaya a seguir de tratar de marcar diferencias con el resto haciendo evolucionar Traktor hacia un software pensado especialmente para lo que ahora llamamos DJ/productor –al emplear esta expresión no puedo evitar acordarme del film Zoolander y la expresión actor/modelo– que pretendan pisar la línea entre la “sesión estándar” y lo que podríamos llamar un directo de electrónica, e incluso puede que haya sinergias con su entorno Maschine.

Comercialmente no tengo nada claro el futuro de los stems; me temo que los sellos discográficos no lo tienen como prioridad, pero dejo un aviso para productores que buscan destacar: son tan pocos los lanzamientos en este formato, que por lógica casi todo lo lanzado debe tener unos mínimos en ventas superiores a los de una canción cualquiera de un sello desconocido, ya que los interesados en el formato que existan deben de estar comprando todo lo que sale. También, al haber pocos lanzamientos, fácilmente aparecen casi todos como destacados en las secciones dedicadas a stems en las tiendas online. Así que, si produces en los géneros en los que los stems han tenido una mínima penetración –techno y tech-house–, quizá te convenga lanzar tus temas también en este formato para conseguir mayor visibilidad en el saturadísimo mercado actual.

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