Sintetizadores

Historia de los sintetizadores FM [Galería]

02/07/2014 por Soyuz Actualizado el 04/07/2014

En la síntesis de modulación de frecuencia (FM), la amplitud y frecuencia de una forma de onda modula la frecuencia de otra, generando un timbre nuevo.

John Chowning descubrió en 1967 el algoritmo para utilizar esta síntesis en el entorno digital, y la Universidad de Stanford la patentó. En 1973 fue licenciada a Yamaha, y por eso hablaremos de muchos sintes de la marca nipona en esta galería —aunque hay notables excepciones, como podréis comprobar—.

En la imagen, un diagrama de síntesis FM con dos operadores.
El primer sintetizador FM no fue obra de Yamaha, sino de New England Digital (NED), y se llamó Synclavier.

La primera versión era como un mueble de madera con tarjetas y unidades de disco. Se hicieron muy pocas unidades, casi todas destinadas al entorno universitario —con notables excepciones, como Frank Zappa o Mike Thorne—.

El Synclavier II ya incorporaba teclado, y apareció a principios de los 80.
Estos son los primeros sintetizadores FM de Yamaha, que en realidad se vendieron como pianos digitales, puras máquinas de presets sin capacidad de edición.

El GS2 es una versión recortada del GS1, que era notablemente más pesado —90 kilos— y llevaba un teclado de 88 teclas sensibles a la velocidad y a la presión polifónica. Además, el GS1 tenía dos sintes de 2x2 operadores, por uno solo del GS2.

Toto los utilizó en temas tan famosos como 'Rosanna' y 'Africa'.
La serie CE de Yamaha incluía dos modelos, CE20 y CE25, que marcan un paso intermedio —y poco conocido— entre la serie GS primigenia y el histórico DX7.

Eran productos destinados al mercado doméstico, que representan la primera implementación asequible de la síntesis FM.

El CE25 —en la imagen— ofrecía 20 voces polifónicas y una selección de presets típica en estos instrumentos: pianos eléctricos, clavecín, cuerdas, metales...
Seguramente se ha escrito ya casi todo sobre el DX7, quizá el sinte más icónico de la historia, y sin duda el primer gran éxito comercial de la síntesis FM. Omnipresente en el pop y otros géneros centrales de los años 80, fue el enterrador oficial de la época dorada de los analógicos.

Su enorme popularidad está muy relacionada con su precio, por debajo de los sintes profesionales del momento, y por una paleta de sonidos novedosa, que fue exprimida hasta la saciedad —esos pianos eléctricos aún resuenan en nuestras cabezas, y de hecho siguen utilizándose—.
El impresionante DX1 es el tope de gama de la serie DX. Su característica más llamativa es la interfaz de usuario, basada en múltiples botones y displays de parámetros que permiten visualizar con claridad el motor de síntesis.

La dificultad de programación es, sin duda, la pata coja de la mayoría de sintes FM. El DX1 hizo mucho por clarificarla, pero no pasó de ser una serie limitada, sobre todo por su precio —es uno de los proyectos más caros en los que se involucró Yamaha—.
En el apogeo de la síntesis FM, Yamaha no daba abasto con las ventas. A mediados de los años 80 aparecieron diversos modelos y variantes de la serie DX, con 6 y 4 operadores, en teclados de distintos tamaños y en rack.

Una fórmula interesante es la que proponían los módulos TX. Dejando aparte el TX7, que era un módulo expansor calcado al DX7, los TX216, TX416 —en la imagen— y TX816 se basaban en un rack MIDI que albergaba hasta 8 módulos TF1, cada uno de ellos con un motor de 6 operadores y 16 voces.

El TX816 puede considerarse todo un monstruo FM, con 128 notas de polifonía, 48 operadores y 8 partes multitímbricas.
Este órgano es uno de los instrumentos electrónicos más caros que te puedas echar a la cara; ajustando la inflación, su precio nuevo superaría hoy los 100.000 dólares. Se cree que no llegaron al mercado más de 100 unidades.

Construido a todo lujo, llevaba incluso ocho faders motorizados que ajustaban su posición en cuanto cargabas un preset.
Para competir en el océano digital de los 80, Casio se sacó de la manga un motor de sonido que tenía notables similitudes con la FM: la síntesis por distorsión de fase, que incorporó a toda su serie CZ.

Una diferencia fundamental con la FM es el uso de diversas formas de onda en lugar de la sinusoidal, algo que la propia Yamaha adoptó posteriormente.

Compitiendo con las series económicas de Yamaha, aparecieron diversos modelos: CZ-101 —el más vendido—, CZ-230S, CZ-1000, CZ-20006. CZ-2600S, CZ-3000, CZ-5000 —en la imagen— y el tope de gama, CZ-1.
Aquí tenemos otra excepción a la "regla Yamaha". El fabricante italiano Elka —responsable de viejas glorias como el Synthex— se animó a competir en el terreno de la FM con este modelo barato, casi desconocido hoy en día y con un sonido no muy apreciado.
El lanzamiento del Yamaha DX7 fue acompañado de una versión recortada, el DX9, con un motor de síntesis de 4 operadores.

Pero 1986 fue realmente el año de los 4 operadores, con cuatro modelos en el mercado: DX21, DX27, DX100 y FB01. Estas máquinas tenían un coste ajustado y fueron bastante populares, aún sin ofrecer el sonido de sus hermanos de 6 operadores.

Entre 1987 y 1989 aparecieron más sintes de este tipo, como el DX11 y el módulo TX81Z, del que hablaremos aparte.
Korg aportó su granito de arena a la síntesis FM con el DS-8 y su hermano el 707, pensado para colgarse en bandolera como un keytar, y de gama económica.
Este módulo de apariencia inofensiva introdujo un cambio relevante en la interminable serie de sintes FM casi clonados en la segunda mitad de los 80. Aunque sólo tenía 4 operadores, podían utilizarse formas de onda alternativas a la sinusoidal en sus operadores, lo que le daba una variedad tímbrica mayor.

Especialmente apreciado por los sonidos de bajo, su preset 'Lately Bass' se utilizó hasta la extenuación en música electrónica y pop.
Orgullosa de su éxito, Yamaha lanzó esta versión conmemorativa del DX7. Era la misma máquina, con una carcasa en gris plateado y botones dorados.
La FM, que empezaba a estar pasada de moda a finales de los 80, no murió con la serie DX y TX. Yamaha la hizo evolucionar en la Advanced FM (AFM), que permitía el uso de múltiples formas de onda en los operadores y samples PCM como moduladores.

El SY77 fue el primero en incorporarla. Era un workstation que aún hoy es apreciado por su sonido y que suele encontrarse a buen precio en el mercado de segunda mano.
Yamaha llevaba años sin lanzar nuevos sintes FM al mercado cuando se atrevió a rizar el rizo con el FS1R.

Es una bestia de 16 operadores, 88 algoritmos, 2 LFOs, filtro resonante y efectos incorporados. Ofrecía además la nueva Formant Shaping Synthesis, que permitía crear timbres de textura vocal.

No fue popular en su momento, pero ahora es un sinte de culto.
Este es el último sinte FM salido de la fábrica de Yamaha. Compatible con los presets del DX7, su motor de síntesis es de 6 operadores y 32 algoritmos.

Quiso encajar en el mercado como una especie de groovebox, apostando por un formato compacto que incluye un secuenciador por pasos. Pero su relativo poco éxito puso fin a la larga historia de los sintes FM Yamaha, al menos por ahora.
Nuestro repaso se termina con el inevitable salto de la FM al mundo del software, bien simbolizado por el FM7 de Native Instruments.

Compatible con los presets originales del DX7, este sinte va mucho más allá y permite configurar operadores libremente, incluyendo muchas características evolucionadas. Le hicimos un análisis a fondo al poco de su lanzamiento.
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