Audiovisual

Sobre carencia y exceso de reverberación en el sonido para cine

27/03/2017 por Miguel Isaza
Randy Thom, foto por Ian Allen

En un corto pero interesante post en su blog titulado La tiranía de la reverberación, Randy Thom, director de la casa de diseño sonoro Skywalker Sound, llama la atención acerca de un factor fundamental a la hora de pensar tanto la edición como la mezcla de sonido para cine: demasiada reverb.

En su artículo Thom habla de cuando en la mezcla se intenta igualar la reverberación de un diálogo grabado en directo con uno de doblaje, este último cargado habitualmente con una reverb para igualar la de la sala. El audio de sonido directo podrá también tener reducción de ruido o de reverb, pero por lo general lo que se suele hacer es agregar una reverb que pretenda equiparar la del diálogo directo, que nunca llega realmente a ser igual, como comenta Thom, quien además agregará que esta tendencia puede generar un exceso de reverb que entorpece la naturalidad y puede hacer del sonido demasiado artificial.

El diseñador dice que "lo mismo sucede con la adición de reverberación a foley y efectos sonoros "duros", agregando ademas que "en general entre más más "realista" y menos estilizado se supone que sea un sonido, menos reverberación artificial será tolerada por el director o editor típico." Su argumento con respecto a lo artificial no es meramente en sentido técnico sino estético, en todo lo que esto significa para la película, que Thom describe como si este extremo de exceso de reverb fuera "como un sonido de aura mágica fuera de pantalla."

Otro argumento que trae a colación es el de considerar la relación que habitualmente tenemos con la reverberación, el eco, los espacios, sus resonancias, etc. "Los humanos están de forma innata fascinados por la reverberación", continúa Thom,

"Es la razón por la que muy pocos de nosotros podemos resistirnos a activar el claxon cuando conducimos por un túnel. Es la razón por la cual las voces del clérigo parecen todas más sagradas en el entorno "ecóico" de un típico lugar de predicación. Tal vez venga de nuestros más distantes ancestros (tal vez no tan distantes en mi caso ;) ) habitando las cavernas. Asociamos la reverberación con un misterio seductor, y nos hace sentir el poder de un chamán que llama tal misterio, tal trascendencia. Citando a mi buen amigo Gary Summers: "Por qué es el pasado siempre tan ecóico?""

Esto nos lleva a pensar no solo en el caso concreto del exceso de reverb que menciona Thom, sino que también nos conduce a una pregunta más fundamental, por la reverb en sí. Esto es, no solo si se excede en ella o no, sino si está o no, cómo, de qué manera se relaciona con la imagen, con otras reverbs presentes en la mezcla, entre otras características. Esto es porque en el cine la reverberación es fundamental en tanto los efectos sonoros, el foley y los diálogos suelen compartir espacios y formas en tanto en su realismo como en su onirismo. Hay reverb en las voces internas de un personaje y hay reverb en su voz dentro de un baño. La pregunta por el espacio es siempre previa a la pregunta por lo que suena o acontece en una escena. Es su terreno, su vientre, su receptáculo.

Thom finaliza diciendo que normalmente sus clientes piden a menudo menos y menos reverb, pero raras veces piden más. Según considera, "ha habido un poco una tendencia estética fuera de la reverberación en la última década o entre muchos directores. Más y más de ellos parecen sentir que cualquier uso manifiesto de esta es un cliché." En resumen, se trata de estar atento a la reverb como variable omnipresente, tanto como el espacio mismo, que todo lo abarca. Y no es solo preguntarse por el dónde, sino ante todo, llegar a escucharlo, diseñar para la película.

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