Magacín

Gnomusy, el artista de la era Internet

02/05/2002 por Soyuz

Gnomusy no es un ser de los bosques y los valles umbríos, aunque por su nombre artístico y su música pudiera parecerlo. Gnomusy es en realidad David Caballero Valero, un ingeniero de montes de 39 años especializado en la defensa de los ecosistemas forestales. ¿Qué tendrán los bosques para David?

Pero no vamos a hablar aquí de la conservación del ecosistema, sino de música. ¿Y qué es Gnomusy en la música? Muchos ya lo conocéis, pero aquellos que no hayan oído hablar de él deben saber que es una auténtica estrella en las listas de New Age de mp3.com, la mayor comunidad internacional de artistas que ofrecen libremente su música en Internet. Más de un millón y medio de descargas de sus temas y largas temporadas como número 1 en los charts del famoso portal así lo avalan.

De alguna manera, tenía que pasar. De pequeño ya despertaba de sus sueños cada mañana con música clásica, y pronto comenzó a interesarse por Bach. Su padre le inculcó el amor por este arte y le compró un órgano Farfisa; en ese momento, David descubrió que las teclas blancas y negras ejercían una atracción irresistible sobre él. Devoraba todos los estilos y técnicas musicales; se interesó por la música andina, el jazz, el ragtime e incluso el bluegrass -sí, sabe tocar el banjo-. Pronto comenzó su formación autodidacta al verse decepcionado tras sus 3 cursos de piano en el conservatorio. Así aprendió armonía y contrapunto con los libros de Schomberg, y buceó en los orígenes de la música y su relación con las emociones humanas. Su curiosidad incurable le puso en contacto con el folk irlandés, que le impactó profundamente; en sus temas encontramos este legado en todo momento. De la unión de estas raíces con las nuevas tecnologías nace su música. No en vano su lista de autores preferidos incluye a Mike Oldfield, Enya, Loreena Mc Kennit, Brian Eno, Peter Gabriel, Edgar Froese, Tangerine Dream, Vangelis y Kitaro.

Después de trastear con un Commodore 64 y, más adelante, con un Amiga 500, David compró su Korg X3 y lo conectó al ordenador, descubriendo un nuevo universo de posibilidades. Podía secuenciar temas completos con su nuevo aparato y Cakewalk 2.0 (¡buf!), y así plasmar las ideas que rondaban en su cabeza. Posteriormente adquirió un Kurzweil K2500, que le introdujo en todos los campos del sonido: generación, proceso, filtrado, capas, muestreo, efectos... Aún hoy presume de su Kurzweil como la compra mejor amortizada de todas las que ha hecho.

Y llegó su mejor momento. David supo ver las posibilidades del naciente formato MP3 y se introdujo en mp3.com a mediados de 1999; recopiló sus mejores temas y los [ publicó ] agrupados en el disco Scent of Light. El resto es historia: miles de descargas diarias y los puestos más elevados en su genero musical, el New Age.

¿Qué significa la música, David?

Para mí, la música es solo la parte perceptual de una fuerza que tiene que ver con la existencia y forma de las cosas. ¿Por qué digo esto? Bien, porque la expresión musical es capaz de encapsular emociones, personajes, paisajes... mundos en definitiva que existen, pero no son más que reflejos de mundos que nos transmitimos de unos a otros. Creo que somos aprendices de mago, en tanto que manipulamos una fuerza para provocar sensaciones, pero que en realidad ni entendemos ni utilizamos en su plenitud. Una vez soñé que estaba en un concierto de piano; la composición, desconocida, ponía los pelos de punta. Cuando desperté me dije: "que pena no poder tocar así, ni poder componer esas cosas"... Hasta que me di cuenta de que ¡esa música estaba en mi cabeza, era mía! Creo que somos meros receptores de esa misteriosa fuerza, y que balbuceamos intentando comunicárnosla.

Eres un fenómeno de la era Internet. ¿Qué supone Internet para tí?

La creación artística es un canal de expresión entre el autor y el receptor final, que es el oyente. Al oyente hay que encontrarle, e Internet ayuda infinitamente a encontrar tus oyentes allá donde estén. Eso es lo que me ha ocurrido; Internet me ha puesto en comunicación con mis oyentes que, curiosamente, son de países con tradición de amor al bosque y la Naturaleza, como Japón, los países nórdicos, EEUU, Canadá, Australia o Brasil.

No se ha producido el paso que en principio resultaría logico, el salto al circuito discográfico "tradicional". ¿Se resiste la industria a echar un vistazo en Internet?

La industria mira por ganar dinero, por eso es industria; busca el máximo beneficio de un producto altamente vendible. La música que compongo está casi en el polo opuesto; es música que requiere reflexión, composición detallada, y que llega a una minoría. Es la diferencia entre un corredor de velocidad y uno de fondo. No sería capaz de entrar en la dinámica de una discográfica, porque me convertiría en un "trabajador de la musica". El mercado discográfico es eso, un mercado. Viendo las proporciones de royalties que grandes nombres reciben por sus composiciones -algunos de ellos siendo verdaderos genios-, te das cuenta del peso que tiene la composición y el compositor en el valor del producto final: un 6 o un 7%. El resto es producción, márketing, etc... Entonces, ¿merece la pena? Si quieres ser famoso, desde luego; pero hay que pensar en las esclavitudes que tiene el firmar por una casa como WEA, Sony o BMG: te conviertes en un trabajador que además ha de vender un producto enfocado al publico que compra y que no necesariamente *escucha* (en el sentido profundo de la palabra).

Has remezclado uno de tus temas de más exito, Runa, en marzo de este año. ¿Cómo has afrontado esta remezcla?

El objetivo fundamental era dar mas cuerpo a la composición original, realizada enteramente con un Korg X3. He mantenido los sonidos originales del X3, excepto el de la flauta dulce, que ahora es una muestra del Kurzweil K2500. Grabé todos los sonidos del X3 en Nuendo, pista por pista, incluyendo como pistas separadas los retornos de la unidad Lexicon -la reverb para mi es una obsesion, y la trato por separado-. En Nuendo hice un primer equilibrado de pistas, dando más presencia a las voces principales. Apliqué dinámica para obtener más cuerpo, y eliminé el efecto original stereo delay, aplicando el plugin de Nuendo. Después procesé las pistas con el EQ grafico de Nuendo, dando un poco mas de fuerza a la percusión y bajos, y destacando los agudos. Introduje algunos elementos nuevos en la melodía: un acompañamiento en terceros de la flauta, con una octava menos -eso da mucho cuerpo-, y en la primera estrofa introduje un bassoon muy excitado que le da un cierto aire celta. Me he dado cuenta que con un buen postproceso, las fuentes de sonido originales no importan tanto.

Uno de tus sellos personales es la inclusión de ritmos con darboukas, de clara influencia irlandesa. Sin embargo, no parecen realmente darboukas; ¿qué sonido utilizas para conseguir estos ritmos?

Tengo una autentica darbouka de El Cairo, que toco muy a menudo; no obstante, me parece difícil capturar el sonido autentico con los micros que tengo. He intentado simular elementos rítmicos que recojan esos detalles que encuentras en el contrapunto del próximo oriente y en el folk irlandés. Las muestras que he usado son librerías que encuentras en Internet, gratis. El truco consiste en intentar evitar el quantize: la gracia es recoger la asincronía que, por ejemplo, tiene el zapateado irlandés o un monton de djembes tocando a la vez.

Aunque se ve que has vuelto a la carga, entre 1999 y el momento actual se aprecia un parón en tu producción, comparado con los años anteriores. ¿Sequía creativa?

No, tengo docenas de ideas, lo que pasa es que casi no me dedico a la música. Al igual que en mp3.com, en mi trabajo estoy creciendo muy rápidamente a nivel internacional, y eso acapara la casi totalidad de mi tiempo. Es un poco frustrante, porque cuando llego de la oficina o de un viaje por ahí, estoy cansado y no tengo ánimo para acabar las pistas. Pero sí que tengo un buen flujo de ideas; la pena es que casi nunca me pillan en el estudio y con tiempo suficiente.

En qué medida crees que un sintetizador o un equipo de producción afecta a la propia música? Dirías que tu música tiene "sonido Korg"?

Mis primeras composiciones sí, rotundamente. Después te vuelves más crítico y selectivo, y vas detrás de un sonido específico, lo que ralentiza mucho las composiciones. Pero por el contrario, son mucho mas sólidas, con personalidad. Por ejemplo; el inicio de Echoes From Rivendell lo llevaba en la cabeza desde hace tiempo, siempre creí que debería ser un oboe solo en la inmensidad del espacio. Me tiré un buen tiempo para encontrar algo y, sinceramente, ni siquiera ahora estoy contento... ¡pediría grabar un oboe de verdad!

Ya que lo mencionas, Echoes from Rivendell -uno de tus temas más recientes-, inspirado en el mundo de Tolkien, coincidió en el tiempo con el estreno de la celebrada película "El Señor de los Anillos". ¿Tuviste en cuenta esta circunstancia?

Está clara mi relación con Tolkien, Mike Oldfield, los bosques y mi música. La Tolkienmanía ha resurgido ahora al hilo de la película -que, por cierto, me encanta- y me propuse participar en lo que a mí me toca con una composición dedicada. El fallo fue no sacarla antes de la película, con lo que alguien me tachó de oportunista. Sinceramente, el oportunismo es una actitud que a mí no me resuelve mis inquietudes como compositor. Busco una actitud hacia la expresión artística, no hacia el beneficio comercial.

En tu página de mp3.com hablas de Pansylvathia. ¿Ése es tu mundo imaginario, el inspirador de los temas? Tienes un sentido cinematográfico de la música?

La idea de Pansylvathia esta muy inspirada en una obrita de Edgar Froese, "Epsilon in Malaysian Pale", que retrata una selva tropical de manera magistral. Pansylvathia es el planeta-bosque, aunque hay pequeños mares y lagos; es un mundo de fantasía donde ocurren todas estas historias. Como bien dices, mis composiciones tienen siempre una imagen y una historia detrás, que se ligan entre sí en un entramado argumental sólido y que se desarrolla casi de manera autónoma. Es absolutamente cinematográfico, aunque intento que no me influya la típica música creada para BSOs. Me encantaría, me chiflaría poder poner imágenes a esta música, imágenes que son el punto de partida de las composiciones. Me encantaría poder ver físicamente a los neanderthales de Dolmen Ridge, el nacimiento de Blodeuwedd en el bosque y bailar al son de las hadas en las playas púrpuras de Cristazul. ¡Uf!

¿Qué proyectos de futuro tienes?

Los proyectos inmediatos son la finalización de "Armilar" y "Eternalia", para poder cerrar el disco "Ethereality", sobre el que llevo ya trabajando un año. Además, me enfrento a la remasterizacion de todas las pistas hechas con el X3 y el lanzamiento de un recopilatorio de éxitos que probablemente edite en un CD de verdad, ¡nada de mp3! Tengo la posibilidad de tocar en directo en Atenas a finales de este verano; nada serio, pero sí muy estimulante. Y, entre medias, ¡lo que salga!

Por ultimo David, vaticina la evolución de tu género musical en los próximos años, si te atreves...

Está claro que hay una vuelta de la mirada hacia lo tradicional. En todos estos años no hemos soltado la rítmica africana; también estamos descubriendo que existen similitudes, y a veces hermanamientos, en los ritmos y formas musicales de ambientes étnicos y tradicionales muy dispares y alejados en el mundo. La presencia de Internet propiciará el mestizaje.

Creo que nos acercamos a la esencia de la música espiritual y su relación con la actividad humana, la esencia del ritmo y la danza. En otro sentido, la tecnología musical abrirá nuevos espacios; en mi opinión, la voz humana será el punto de partida para la elaboración de paletas de sonido con riquezas y dinámicas extraordinarias, porque la voz humana no tiene parangón.

Aprenderemos de otras culturas la utilización de otras escalas que, aunque milenarias (pelog, bali, china, etc.), no han sido utilizadas. El redescubrimiento de estas músicas se fusionará con lo que conocemos, y enriquecerá la capacidad de expresión artística y espiritual.

En lo referente a mi estilo, encuentro muy estimulante la modulación sonora en espacios inmersivos, el poder literalmente viajar en entornos tridimensionales y "encontrarse" con las ondas. Creo que la VR (realidad virtual) y los programas de convolución, hoy en día utilizados para la ingeniería del ruido, proporcionarán ámbitos sensoriales en los que la música no tenga necesariamente que pertenecer a un momento, sino a un espacio. Igual que definimos elementos en un paisaje por el que viajamos, ¿por qué no pintar el espacio con sonidos?

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