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Cómo tocar un órgano Hammond, con Álvaro Gandul

20/11/2025 por Soyuz

El gran Álvaro Gandul, en este vídeo grabado durante el III Encuentro de Teclistas el pasado 2 de julio en el auditorio de la Escuela TAI de Madrid, nos ofrece una masterclass completa sobre cómo tocar correctamente el icónico órgano Hammond. Descubre por qué el Hammond no se toca como un piano normal, y aprende la técnica adecuada de interpretación: mantener las notas, usar los registros correctos, armonizar con los drawbars en lugar de mover la mano izquierda, y dominar el uso de glissandos con las teclas waterfall.

Resumen del vídeo: cómo tocar un Hammond

El órgano Hammond es un instrumento que hay que interpretar de cierta manera. Muchos teclistas, al empezar, compran un teclado con un preset de órgano y lo tocan como un piano, pero eso no funciona. No se puede tocar como un piano porque simplemente no suena bien. Hay que dejar la mano puesta más tiempo, no se puede usar la articulación pianística; es otra textura, otra manera de tocar totalmente distinta.

Cuando se toca dentro de una banda, no se utiliza tanto la parte izquierda del teclado ni se mueve tanto la mano izquierda. En lugar de eso, se armoniza precisamente utilizando esa densidad armónica que nos dan los tiradores o drawbars, trabajando más en el registro medio y manteniendo las notas. Cuando hay que acompañar a un artista en directo, si no se lleva la pedalera, se hace con la mano izquierda pero de una forma específica.

Pero, ¿qué es un Hammond y de dónde viene?

Para entender cómo tocar bien el Hammond, primero hay que comprender de dónde viene su sonido. Laurence Hammond, que era relojero e ingeniero, buscaba crear una alternativa portable a los enormes órganos de tubos de las iglesias. Trabajando con engranajes, se le ocurrió utilizar ruedas dentadas que llamó tone wheels o ruedas de tono. Colocó una pastilla magnética delante de cada rueda y las hizo girar todas con un eje común. Las ruedas de distinto tamaño generaban distintos tonos, y así nació el sonido del órgano de forma electromagnética.

Hammond trasladó la filosofía del órgano de tubos a su instrumento mediante los drawbars. En los órganos de tubos, se sumaban timbres con distintos tamaños de tubo para una misma nota: un tubo grande para la fundamental, otro que medía la mitad para la octava, otro de cinco tercios para la quinta. Los números que ves en los drawbars, como 16, 8, 5⅓, indican los pies que mide un tubo. Es como sumar armónicos: fundamental, quinta por la octava de arriba, otra octava, tercera, y así se construye el sonido del órgano pleno o full organ. Esta es la clave para crear tus propios sonidos y texturas en el Hammond.

Las peculiaridades del Hammond

Lo que hace especial al sonido del Hammond son características muy concretas, como el click, ese sonido que se produce cuando la rueda dentada se acerca a la pastilla y se activa el campo electromagnético. Es parte fundamental del sonido del órgano: si cargas un sonido de órgano en un teclado y no lo escuchas, no tendrá el realismo adecuado. Los emuladores específicos de Hammond lo recrean, y puedes ajustar su intensidad.

Luego está el leakage o crosstalk, que son pérdidas o contaminación electromagnética de unas pastillas con otras. Genera muchos armónicos y sonidos no deseados, pero son precisamente los que le dan el carácter al órgano. La diferencia entre el sonido puro sin estos elementos y el sonido con ellos es lo que crea ese timbre tan característico.

El circuito del órgano va a un preamplificador a válvulas que también añade distorsión al sonido. Los emuladores recrean esta distorsión valvular, y puedes elegir entre el overdrive dulce del Leslie o el sonido más cañero tipo rock, como el de Jon Lord de Deep Purple, que utilizaban amplificadores Marshall para distorsionar.

Leslie, vibrato y chorus

El Leslie es fundamental para el sonido Hammond. Don Leslie, un trabajador de una fábrica de piezas para Hammond, inventó este amplificador porque cuando iba a las iglesias notaba un movimiento envolvente en el sonido de los órganos de tubo, sobre todo con la voz trémula. El Leslie tiene graves y agudos con trompetillas que dan vueltas creando efecto doppler y cambios de fase. Se mueve en el campo estéreo, creando esa sensación de espacialidad característica.

El Leslie tiene tres velocidades: stop (parado), lenta y rápida. Lo importante para la interpretación es que tiene una rampa de aceleración y deceleración, no cambia instantáneamente. Este tiempo es controlable y añade expresividad. Se puede controlar con una palanca o con el pedal de expresión mediante un interruptor adicional, dándole un "castañazo" con el pie para acelerar en el momento justo.

El vibrato y el chorus son otro elemento clave en la interpretación. Los modelos como el C3 tienen un vibrato/chorus muy presente, y la cuestión de cuándo usarlo o no es muy orgánica según el estilo. En una balada con un groove lento, donde el bajo da una nota larga, no tiene sentido una modulación rápida, por eso se quita el chorus para tener un sonido más limpio y estático, más reposado. Pero en un blues con más movimiento, el C3 encaja perfectamente y añade ese color característico. La relación entre el vibrato y el Leslie también es importante: pueden llegar a molestarse mutuamente, por lo que a veces en una balada se quita el chorus para notar mejor el movimiento del Leslie.

Las teclas

Las teclas de los Hammond de consola se llaman waterfall, teclas en cascada. El filito que tiene cuando llega abajo está redondeado, lo que permite técnicas específicas de interpretación. Para hacer glissandos, se coloca la palma de la mano y se va deslizando tecla a tecla sin arañarse, desde el origen de la tecla hacia arriba. Esta forma también facilita recursos muy típicos como los clusters, donde se usan varias notas juntas con la palma o el antebrazo.

Cada tecla en un Hammond real tiene nueve pines debajo para alimentar los nueve drawbars. Esto significa que cuando bajas una tecla obtienes nueve generadores de tono, y todos están ligeramente desafinados entre sí, creando un sonido más rico y orgánico. Los emuladores modernos intentan recrear esta desafinación con generadores digitales.

Llévate un emulador si estás mal de la espalda

Hoy en día nadie se lleva un órgano Hammond de verdad a los directos, porque puede pesar cerca de 200 kilos. Por eso existen los emuladores de diferentes marcas y simulaciones en software. Lo importante al usar estos emuladores es saber qué características hay que enfatizar para conseguir un sonido auténtico: el click, el leakage, la distorsión valvular, la desafinación de los generadores, el comportamiento del Leslie con sus rampas de aceleración... Todo esto, combinado con la técnica adecuada de interpretación, es lo que diferencia tocar un preset genérico de órgano de tocar realmente como un organista de Hammond.

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