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Huawei y su tecnología para completar la Sinfonía Inacabada de Schubert

08/02/2019 por Teo Tormo

Para algunos musicólogos la "Sinfonía en si menor" de Schubert, catalogada como la obra D759 y conocida popularmente como "Sinfonía Inacabada" por tener únicamente dos movimientos, es un misterio alrededor del cual teorizar buscando la explicación por la que el compositor no escribió el tercer y cuarto movimiento: la sífilis que padecía, falta de interés por hacerlo, o reutilizar lo escrito para otra obra son algunas de las teorías, mientras que algunos incluso apuntan a que realmente las partituras simplemente se extraviaron.

En cualquier caso la empresa china de telefonía móvil Huawei decidió hace poco asumir un reto para tratar de demostrar músculo tecnológico, que dicho de forma resumida sería emplear inteligencia artificial para componer lo que resta de la obra de Schubert. Se ha hablado de "tecnología neuronal", o de "completar la sinfonía utilizando un móvil". Realmente, ni era la primera vez que se intentaba algo así -diversos compositores han realizado su propia visión de lo que podrían haber sido los movimientos finales-, ni en el fondo la tecnología empleada parece haber sido tan absolutamente novedosa o capaz.

Lo que sí parece muy claro es que la jugada ha servido para que Huawei saque a pasear terminología propia como NPU -Neural-Network Processing Unit- que emplea para designar su tecnología de inteligencia artificial con un nombre molón y promover así las ventas de uno de sus últimos terminales y tratar de introducir la idea de que sus smartphones son más inteligentes que los de la competencia. Es curioso como las marcas buscan emplear terminología para estas tecnologías que hacen referencia directa a algo "vivo", Apple que fue la primera compañía en utilizar este tipo de tecnologías en un producto de consumo, llamó "bionic" a su chipset.

Básicamente Huawei ha empleado el procesador Kirin 980, que no es otra cosa que un SoC de arquitectura big.LITTLE que combina diferentes procesadores ARM de 64 bits -dos A76 de doble núcleo y un A55 de cuatro núcleos-. Para empezar que nadie crea que Huawei ha puesto a trabajar ocho núcleos para resolver el enigma, porque en realidad la arquitectura big.LITTLE no busca hacer funcionar todos los procesadores a la vez si no ser más eficiente en cuanto a consumo, con lo que dependiendo del tipo de tarea a realizar se utilizan de forma dinámica los núcleos que mayor o menor consumo tienen. Este sistema no tendría nada de particular si no estuviera apoyado por un chip complementario de doble núcleo especializado en ejecutar código de funciones específicas para las funciones de machine learning, el NPU Dual.

Ciñéndonos a la realidad, la arquitectura big.LITTLE con la implementación del chip específico de inteligencia artificial no ha compuesto dos movimientos de una sinfonía, si no que ha realizado una melodía para el tercero y el cuarto a partir del análisis que ha efectuado de los dos primeros, el resto del trabajo ha sido realizado por el compositor de bandas sonoras Lucas Cantor, y fue interpretado en directo el pasado 4 de febrero por la orquesta English Session Orchestra en el Cadogan Hall de Londres. Así que no, aunque te compres el último móvil de Huawei no vas a poder descargar una app que haga sonar sinfonías a tu gusto tras "aprender" de tus piezas clásicas favoritas. Por cierto, así sonó el trabajo de investigación de Huawei:

El uso de técnicas computacionales de aprendizaje automático no es algo novedoso para los procesadores que emplea la telefonía móvil. Hace ya bastante que los smartphones utilizan modelos de aprendizaje para cosas tan habituales como el reconocimiento facial cuando realizamos una foto, o para predecir lo que queremos escribir y ayudarnos a completar más rápidamente un mensaje de texto. Más recientemente, Apple se hizo famosa al emplear esta tecnología para el reconocimiento facial tridimensional que permitía desbloquear su iPhone X sin tocar la pantalla y al que no puedes engañar usando una foto impresa, y que te seguirá reconociendo aunque te dejes barba. Google por su cuenta fue noticia el año pasado por su software musical NSynth Super, también basado en machine learning pero no para componer melodías, si no para crear nuevos sonidos de instrumentos a partir de los ya existentes.

Al margen del hardware, esto es en muchos aspectos una cuestión de software, ya que si bien es cierto que el procesador Kirin 980 que va instalado en los terminales de gama alta de Huawei puede sostenerle la mirada a un Intel Core i5 y guarda en su interior ese chip NPU Dual preparado para hacer "pensar" al sistema, nada de eso serviría sin un conjunto de algoritmos matemáticos adecuados. Además como explicaba antes, esa es probablemente la parte de la tecnología que no podrás comprar. De hecho Huawei tuvo que desarrollar 20 modelos de aprendizaje específico para esta tarea, y después hubo que poner a su software a "aprender" durante 6 meses "escuchando" archivos MIDI con la obra del compositor austríaco. Después Cantor se quedaría con lo mejor de las melodías resultantes y lo orquestó todo en cuatro semanas. Así que probablemente si alguien quiere los servicios de algoritmos de este calado probablemente se lo facturen a precio de oro para maximizar todo lo posible su inversión en estas fórmulas. Y a fin de cuentas, la inteligencia artificial sobre la que trabaja Huawei no es del todo infalible: en una review reciente de Androidpit explicaban que el móvil que monta el Kirin 980 no podía diferenciar las caras de dos miembros de la redacción de la web.

Más allá de lo tecnológico y centrándonos en la obra, el resultado ha generado opiniones de todo tipo, incluyendo las de músicos como Gustavo Sagunto, director de la Filarmónica de Luxemburgo, que la considera innecesaria y argumenta que si Schubert en realidad nunca tuvo interés en acabar la obra o realmente ya la consideraba acabada, no tiene ningún sentido que unos terceros pretendan alargarla. Llegados a este punto, no podemos hacer otra cosa que no sea preguntaros por vuestra opinión al respecto, tanto del resultado artístico de la obra, la pertinencia de haber empleado esta tecnología para este fin, y también vuestro punto de vista sobre el que obviamente era el fin último de Huawei en todo este asunto y que es algo bastante distanciado de lo artístico: vender más móviles.

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