Bricosound (II): Toma de requisitos, por pedir que no quede

El taller...

Nuestros usos serían principalmente: ensayar y grabar.
Había que definir de forma global la construcción del mismo y la distribución en la habitación, teniendo en cuenta las características de la misma y nuestras habilidades con los trabajos manuales (prácticamente nulas).

Las dos ideas que se planteaban eran:

  • Insonorizar una habitación por completo.
  • Construir una cabina de grabación (también conocida como vocal booth).

Estudiando la primera opción nos dimos cuenta de que no teníamos espacio para hacer tabiques e insonorizar estos, con lo que eligiendo esta opción, el estudio quedaría diáfano, es decir, la cabina y control integrados. Esto tiene sus ventajas y sus inconvenientes. Como ventajas, la habitación es más grande, pero por el contrario, el emplazamiento del ordenador para que no meta ruido se complica porque habría que sacarlo fuera (falta de espacio fuera) y a la hora de grabar, no se van a conseguir los resultados más óptimos al estar el técnico y el músico en la misma habitación.

A parte de esto, había dos problemas mayores. El primero, mi nulidad absoluta para la albañilería (la contratación de un profesional se comía todo el presupuesto), si mis padres me hubieran regalado para reyes el “ALBAÑINOVA Construye tus propios tabiques” otro gallo hubiese cantado. La otra, el pensar que la vida da muchas vueltas y quizás algún día necesite esa habitación, o tenga suerte en la vida y pueda tener un estudio cerca de casa.

En cualquier caso, desestimamos esta opción porque se nos ocurrió otra que consideramos mejor o al menos, más acorde a nuestras circunstancias, si no, la hubiéramos llevado a cabo.

Esta segunda opción era la Cabina de Grabación o “Vocal Booth” en Inglés.

Este diseño, aún imaginario, constaría de la construcción de una cabina de madera en la habitación, con su propia ventana y puerta, una habitación dentro de la habitación también conocido como box-in-a-box.

De esta manera, podríamos tener una pecera y una sala de control (supeditada al tamaño de la cabina).Digamos que aquí el fuerte estaría en la cabina, y la “sala de control” por decir algo quedaría pobre siendo optimista, pero al menos dispondríamos de un escritorio externo desde donde dirigir la grabación y donde poder tener, sin problemas de ruidos para la grabación, los equipos informáticos, etc. Y es que evidentemente, todo no se puede tener.

Comparándola con la primera opción y viendo los puntos más problemáticos de la otra, podemos decir que el modelo box-in-a-box promete de entrada una mayor reducción de transmisión de ruido de impacto (a mismas condiciones de materiales de aislamiento) que el primero modelo tabicado ya que sus paredes no están en contacto con las paredes de la habitación.

Sobre el inconveniente de la mano de obra, puedo decir que nos sentíamos mucho más optimistas al trabajar con madera que con ladrillo, ya que a pesar de tan sólo haber cogido la sierra para cortar el hueso de jamón de mi casa, nos podíamos permitir el lujo de fallar en la construcción o tener que echar para atrás sin tener que lamentar ningún destrozo en la casa. Incluso, si tuviera que deshacer el proyecto, podríamos ahogar nuestras penas entre cientos y cientos de barbacoas con la madera sobrante, pero la casa seguiría intacta.

Y sobre el último inconveniente, si tuviéramos, en un futuro lejano, que quitar la cabina para otro uso de la habitación podríamos hacerlo dejando la habitación prácticamente intacta. Eso si, después de 2 meses desmontando la cabina con un radial.

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