Grabación

La calidad de las mezclas y mastering en la música electrónica

Yo empecé a trabajar con música a mediados de los 90, cuando la informática musical era un chiste y el General MIDI era el “no va más”, mucho antes del VST y de cualquier virtualidad. Durante estos años he visto etapas muy interesantes, como el ocaso del tracker y de los ordenadores Amiga, el nacimiento del PC como plataforma musical, la CME, SoundBlaster, Gravis (tuve ahorrar meses para comprarme la mía), MaxiSound, el ocaso de samplers, el nacimiento de los estudios caseros, el ocaso de los grandes estudios y cómo la creación musical se acercaba a gente cada vez menos preparada teóricamente, pero con ganas de expresar sus inquietudes musicales mediante otros métodos y otros códigos. Yo mismo soy hijo del “home studio” y gracias a ello tuve una puerta de entrada en la música que de otra forma no habría podido tener.

Herederos formales del Hip-Hop, la popularización de las librerías de bucles, que vio su máximo exponente en el programa de Sonic Foundry ACID (posteriormente de Sony), dieron lugar a una generación de creadores del corta y pega, que fueron evolucionando y fusionándose con la creación más tradicional hasta la inabarcable amalgama de estilos con creatividad ilimitada de hoy en día.

Últimamente, que estoy más involucrado en la escena electrónica que nunca (Tech-House, Dubstep, Ambient, etc), noto que muchas veces la alta creatividad de las composiciones está ensombrecida por mezclas terribles y con mastering aún peores, apretados hasta la extenuación. Y no me refiero a demos o producciones amateur (algo muy justificable), estoy hablando de productos terminados y publicados por sellos de todas las categorías.

Algunos de los motivos de este sindiós son varios:

  • La presunción de que el productor y compositor debe saber también mezclar y masterizar. Esta acumulación de roles, que se da cada vez más en otros estilos menos electrónicos, da como resultado unos acabados cada vez más pobres. En el caso de los estilos electrónicos se acusa mas porque el 99% del material publicado lo ha mezclado el propio autor/productor, siendo masterizado en un número reducido de casos por el propio sello de forma y, casi siempre, no demasiado óptima.
  • Aunque no se tenga en cuenta, mezclar música electrónica es como mezclar cualquier otro género: se requiere conocimientos completos de la mecánica de la mezcla, del manejo de los efectos, del espectro, del espacio, de la dinámica (sí, de la dinámica también) y esos conocimientos son adquiridos durante muchos años de investigación y aprendizaje.
  • Los estilos electrónicos hacen un uso intensivo de los graves y los subgraves, que son las frecuencias más difíciles de mezclar dado que la acústica de la sala influye de forma radical y que muchos elementos de las canciones contienen mucha energía en la zona de graves.
  • Aunque su destino natural son los clubs, la música electrónica se distribuye mayoritariamente en MP3 y se juzga y reproducen en altavoces de pequeño tamaño o auriculares muchas veces. La dinámica es mínima, llegando a rangos de entre -4 y -5 dB RMS.

No todas las canciones están bajo mínimos. Hay grande discos de electrónica de elaboración cuidada. Moderat (http://moderat.fm/), por ejemplo, fue grabado y mezclado en los estudios Hansa de Berlín, los mismos del "Heroes" de Bowie o el "Achtung Baby" de U2. Las canciones de David Guetta son mezcladas por la prestigiosa Veronica Ferraro en su Amek híbrida.

Lo curioso es que las canciones que destacan sobre la media son las que están mejor mezcladas y masterizadas. Es algo que debería dar de pensar a sellos y autores y que suele pasar desapercibido.

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