Como contraste a lo subido antes, pongo otro camino: quedarse no sólo con pocos recursos, sino con pocas ideas. Una para el piano y otra para la flauta que haga de hilatura -sin ella el piano sería como un goteo constante. El compromiso aquí pasa por no variar demasiado, sino dejarse arrastrar por una sóla cosa (pero la mera repetición sería trance).
Esta escrita para Miho Sugane, o mejor dicho, dedicada a su silencioso sufrimiento.
Pues me ha gustado mucho... ya voy por la tercera escuhca. La sencillez me cautiva y al combinación de flauta y piano es una de esas parejas que predisponen a soñar. Al repetición es un recurso muy utilizado hoy en día... pero una cosa es macharnos los sesos con un chim pum durante 30 minutos,... que deleitarse con sutiles cambios dentro de una pieza evocadora...