Sintetizadores

David Cockerell, el genio olvidado

Cuando citamos a nuestros héroes de la música electrónica, rápidamente aparecen nombres como Dave Smith, Roger Linn, Tom Oberheim o Mario Maggi. Seguramente ninguno de ellos necesita presentación a estas alturas.

Sin embargo, creo que es justo darle el mérito que merece a un ingeniero que merecería estar en la lista de los cuatro anteriores, pero que generalmente pasa más inadvertido: nos referimos a David Cockerell.

David Cockerell ha realizado increíbles aportes al rock, a la música electrónica y a la ingeniería de sonido, siendo el padre de algunas de las criaturas más cotizadas entre los músicos, ingenieros y productores de varias generaciones: desde el sintetizador VCS3 hasta toda la familia de samplers Akai (desde el S612 hasta los últimos S6000, Z4 y Z8), pasando por los mejores pedales de Electro Harmonix. También hay que destacar que fue uno de los padres del primer sampler/sintetizador digital de la historia, que no fue ni el CMI Fairlight ni el NED Synclavier, sino el MUSYS.

Los comienzos: el MUSYS

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David Cockerell comenzó sus andaduras en el mundo de la música electrónica durante la década de los 60, cuando se unió a algunos amigos que estaban haciendo algunas incursiones en la música concreta (se trataba de una camarilla de gente muy cercana al BBC Radiophonic Workshop). Hablamos de una época donde incluso los sistemas modulares de Moog estaban aún empezando a ver la luz y eran inasequibles para cualquier músico.

Por aquel entonces, un amigo de Cockerell, Peter Zinovieff, aficionado a la música electrónica le pidió ayuda para intentar materializar algunas de las ambiciosas ideas que tenía en su cabeza y que requerían conocimientos más profundos de ingeniería. Iniciaron juntos un proyecto híbrido (consistente en algo parecido a lo que hoy consideraríamos un workstation) que rápidamente se complicó: el invento que intentaban construir iba a necesitar más de 600 controles manuales lo que lo convertía en una bestia difícilmente gobernable, además de dificultosa y cara de implementar.

El Musys Studio, c.1968

Tuvieron entonces la idea de crear un sistema digital que permitiese hacer todo cuanto tenían en mente, y por supuesto nuevas aplicaciones hasta entonces nunca exploradas. Así, tras algo más de dos años de desarrollo (1966-1968) nació el MUSYS, el ordenador musical que David Cockerell construyó sobre la base de dos ordenadores DEC PDP-8 con CPU de 12 bits. Con el apoyo de Peter Grogono para la parte de software (quien creó un lenguaje de programación que hoy nos recordaría mucho al CSound), consiguieron una máquina revolucionaria capaz de controlar todos los módulos del estudio de Zinovieff de manera centralizada. Mientras un PDP-8 se encargaba del parseo del lenguaje (usado para programar la computadora y para crear secuencias complejas) y de los cálculos, la otra unidad enviaba los datos por las distintas interfaces y dispositivos (CV, DAC, etc.). La información era compartida entre los dos sistemas mediante un pequeño disco duro que era accedido por ambos.

Entre los módulos controlados por este poderoso sistema, había tres bancos de 84 osciladores cada uno (¡252 en total!), capaces de sonar con forma de onda de tipo seno y/o cuadrada y cuya frecuencia y afinación eran controladas digitalmente. Es decir, estamos hablando de los ancestros de los osciladores DCO posteriores.

Sin embargo, entre otros muchos (envolventes, generadores de funciones, de ruido, etc.) el módulo más llamativo era el banco de 64 filtros con Q y cutoff variables y controlados por el cerebro electrónico. Esto permitía modelar de manera computerizada (y dinámica) cualquier señal externa, así como poner la Q de cada filtro en modo auto-oscilante para generar formas senoidales puras: ¡síntesis aditiva de 64 parciales!. Pero lo más asombroso: permitía hacer un análisis de las respuestas de cada uno de los 64 filtros a la señal inyectada y grabar la amplitud resultante de ellos en disco, lo cual dotaba al sistema de una interesante capacidad de sampling y resíntesis híbrida (analógico-digital), aparte de procesos de tipo vocoder, síntesis cruzada entre las distintas fuentes y un número casi ilimitado de posibilidades. Para redondear la jugada, el sistema tenía un teclado de piano sensible a la fuerza de pulsación.

Tal bestia terminó convirtiéndose en un proyecto muy caro y empezaba a salírseles un poco de las manos. Así que decidieron publicar un anuncio buscando financiación para poderlo comercializar y hacerlo llegar al público en general. En el fondo, las motivaciones de Zinovieff y Cockerell eran por encima de todo artísticas, y deseaban ese uso generalizado para esta super-herramienta.

El nacimiento de EMS

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Sin embargo, el anuncio no cosechó los frutos esperados. Todo lo que consiguieron fue una donación de 50 libras proveniente de otro músico interesado en la musique concrète. Para colmo, este donante, un australiano llamado Don Banks, no comprendió del todo la petición y entendió que Zinovieff y Cockerell iban a construir para él un sintetizador de 50 libras.

En vez de echarse para atrás, llamaron a Tristam Cary (uno de sus colegas dedicados a la música concreta) y citaron todos juntos a Don Banks en un pub para tratar la propuesta. La principal necesidad de Banks era la de acceder a un sintetizador asequible para su bolsillo, por lo que los tres amigos recogieron el guante y decidieron intentar diseñar un mini sintetizador usable por las 50 libras pactadas. Cockerell se esforzó en optimizar y simplificar el diseño de los circuitos hasta lo máximo posible en aquella época. El resultado final fue un potente sintetizador monofónico que llamaron “Voltage Controlled Synthesizer”. Había nacido el VCS1.

Rápidamente, Cockerell, Zinovieff y Cary se dieron cuenta del potencial comercial que tendría un sintetizador compacto y con un precio accesible para el público general que no podía permitirse un monstruoso modular de Buchla o de Moog. Así que decidieron aplicar toda su experiencia como músicos y como ingenieros y fundaron EMS (Electronic Music Studios).

El VCS1 no pasó de ser un prototipo, pero sentó las bases de los sintes que David Cockerell diseñaría en los años siguientes. Tras un fallido VCS2, apareció por fin el VCS3 que todos conocemos (1969), que aportaba como novedad la famosa matriz típica de estos sintes.

Un VCS3 costaba 330 libras (480 si se añadía el DK1, un teclado sensible a la pulsación similar al que habían venido usando en el MUSYS). Aunque era realmente una cantidad enorme para la economía de aquella época, costaba sustancialmente menos que cualquier otro sintetizador existente, y además era mucho más pequeño.

El éxito del VCS3 permitió a EMS seguir lanzando otros productos, siempre diseñados por David Cockerell y concebidos por Zinovieff y Cary. De esta manera, al VCS3 le siguieron (entre otros) el EMS Synthi A, el monstruoso Synthi 100 (1971) y el Synthi AKS (1972). Este último era un VCS3 mucho más compacto aún que venía en un pequeño maletín. Al abrir la tapa, esta contenía también un pequeño teclado de membrana que permitía ejecutar melodías o programar el secuenciador por pasos que incorporaba). El famoso riff de ocho notas del tema “On the run” de Pink Floyd provenía precisamente del AKS (y no del VCS3 tradicional, como los propios Floyd erróneamente habían reportado en alguna ocasión). También todos los sonidos “galácticos” del disco Oxygene de Jean-Michel Jarre estaban hechos con un Synthi A.

Por el camino se quedaron algunos productos que nunca vieron la luz comercialmente, como el VCS4 (1970) consistente en dos VCS3 mezclados y procesados, y un teclado sensible, al igual que el EMS KB1 (una versión horizontal del VCS con teclado).

Con la llegada de 1974 y la fuerte competencia que ya por entonces infligía el Minimoog, EMS empezó a investigar otros nichos de mercado. David Cockerell acababa de dejar la compañía seducido por Electro-Harmonix, pero aún durante los dos años siguientes EMS fabricó algunos productos diseñados por él, como el EMS Hi-Fli (un potente sintetizador de guitarra con multiefectos que pasó sin pena ni gloria por el mercado), el VCS3 MkII y otros inventos que nunca fueron puestos en producción.

La etapa en Electro-Harmonix

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EMS perdió un gran ingeniero con su marcha. Aunque fue sustituido por Tim Orr, los productos de la compañía ya no resultaron tan atractivos lo cuál llevó a su declive y posterior quiebra años más tarde.

Sin embargo, Cockerell, en paralelo con sus actividades de investigación en el IRCAM francés, había comenzado una nueva y espléndida etapa en Electro-Harmonix, la conocida empresa norteamericana de pedales para guitarra y otros instrumentos musicales, empresa que abandonaría en los 80 para regresar a ella décadas más tarde.

EH ya se había hecho famosa por haber creado los pedales de guitarra que caracterizaban el sonido de Jimi Hendrix (especialmente el Big Muff), pero sus principales éxitos estaban aún por llegar de la mano de David Cockerell. Entre los más conocidos están el famosísimo Small Stone, un phaser de cuatro etapas que ha sido fundamental para el sonido del rock de los 70 y de la música electrónica. Músicos como Jean-Michel Jarre o Wendy Carlos pronto se dieron cuenta del potencial de pasar una stringmachine por uno de estos, lo que fue fundamental para el sonido de los primeros discos comerciales de Jarre: Oxygene y Equinoxe. Es notable la importancia de Cockerell, sin cuyos diseños, el sonido del músico francés nunca habría sido tal y como lo conocemos.

También David Cockerell diseñó otro gran pedal que, al igual que el anterior, casi 40 años después sigue siendo un superventas: el Electric Mistress, un flanger de rango y velocidad variables que también ayudó a definir el sonido de la segunda mitad de los 70. Al poco tiempo de su aparición en 1976, lo reeditaron añadiéndole la famosa función “Filter Matrix” que permite “congelar” el flanger en un punto determinado y hacer así sonidos metálicos muy característicos y únicos. El Mistress ha sido usado intensivamente por bandas como The Police o Pink Floyd.

Como no hay dos sin tres, tras los dos previos apareció el Small Clone, el chorus que completa la familia. El Small Clone es uno de los chorus más cálidos, profundos y etéreos que jamás se han diseñado.

Sin embargo, la inventiva de este genio no quedó solo ahí. Aprovechando la experiencia adquirida en EMS, diseñó el Mini Synth, un sintetizador monofónico en miniatura con teclado de membrana pero un sonido potentísimo (hay quien lo compara con el Moog Taurus) y el Micro Synth, un sintetizador de guitarra con los mismos filtros del anterior. También hizo varios pedales de delay y looping, anticipándose así en décadas al resto de la industria.

De estos destacan el Deluxe Memory Man, un fantástico pedal de delay analógico (basado en líneas de retardo) con chorus y vibrato incorporados, así como el16 Second Digital Delay, un pedal diseñado para usarlo como looper (¡hace más de 30 años!).

La incorporación a AKAI

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Con la llegada de la década de los 80, debido al furor de la tecnología digital y el florecimiento de diversos productos y marcas, la innovación en los procesadores y pedales de guitarra se detuvo bastante en Electro-Harmonix, hasta que finalmente en 1984 terminó quebrando (para resurgir años más tarde). Fue entonces cuando David Cockerell fichó por AKAI. La marca japonesa, que principalmente se dedicaba al audio y video de consumo, decidió crear una división dedicada al audio profesional y que se llamó “AKAI Professional” para la que contrató al genio británico.

Fruto de esta nueva unión apareció el primer sampler asequible del mercado, el mítico AKAI S612, un sampler de 12bits con filtros analógicos y funciones de loop y recortado de la muestra. Durante los 15 años siguientes, a este le siguieron el S700/X7000 y S900, el S950, y la archiconocida familia S1000/1100/2000/3000/3200/5000/6000 y los modelos de 24bit, el Z4 y Z8.

También fue uno de los padres de la familia MPC, como el primer MPC60 (el diseño de la herramienta corrió a cargo de Roger Linn, pero toda la implementación de hardware y el diseño de los circuitos integrados la hizo Cockerell) o el MPC3000.

Además de samplers, Cockerell ha desarrollado toda la gama de grabadores de audio en discos magnetoópticos de AKAI, así como el estudio portátil (grabador, mezclador, etc.), el vasto DPS24.

Los años recientes

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En la década del 2000, Electro Harmonix, que había resurgido de las cenizas poco antes, requirió de nuevo los servicios de David Cockerell. Actualmente es el ingeniero jefe de dicha compañía y en los últimos años se han reeditado nuevas versiones de sus pedales clásicos, así como nuevos productos basados en DSP diseñados por él orientados al looping: el pedal 2880, el exuberante Stereo Memory Man with Hazarai, el HOG (Harmonic Octave Generator) y su primo el POG (Polyphonic Octave Generator) y el Voice Box (un pedal con función de vocoder y de armonías vocales).

Además, ha mantenido su colaboración con AKAI participando en el desarrollo de algunos de sus plug-ins en formato VST.

Por todo ello, gracias, David Cockerell.

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