Sonido en vivo

Respétame el equipo

Iron Maiden
Iron Maiden haciendo equilibrio sobre monitores en Hamburgo
Mike Lawrence 2011

El guitarrista de una banda cualquiera decide mejorar su actuación en el momento justo en que viene su solo. Se adelanta un par de pasos de su situación normal y va y lo hace. A la vez que deja caer su largo y cuidado pelo por encima de su cara y tapar su rostro, deja que los dedos de su mano izquierda rasguen a velocidad de vértigo los trastes de su Fender y que la derecha se mueva a la velocidad del sonido, y ves como su pierna izquierda se levanta, imponente y decidida, para descansar ahí, justo encima del reluciente 112P de L’Acoustics. ¡Pam! A tomar po’l culo la rejilla.

Sales de detrás de tu mesa de monitores decidido a decirle que pare, pero no has andado ni un par de metros que ves el cantante que, quizá porque no sabe qué hacer sin decir nada, salta del escenario y se planta encima de los subs, lejos de cualquier haz de luz, pero a apenas centímetros del público que ha conseguido arrastrar esa noche. Tu cerebro pondera rápidamente cuál es el sistema más delicado, pero por suerte tuya, mientras el cantante decidía ofrecer un meritorio baile rockero encima de los subs, ves como rápidamente se precipita hacia el suelo, cayendo entre el antipánico y esos 21” que le machacan el oído y acaba acaparando las miradas de los móviles de la audiencia mientras decides, ahora sí, reprender al guitarrista su actitud con sus pies. Mientras los de seguridad ayudan al cantante a levantarse y este se recupera de su penosa caída, saltas tú al foso para recuperar el 105, ya con la rejilla abovedada pero aún firme al cable XLR. Compruebas que funciona y lo dejas otras vez en manos de ese malabarista improvisado. Te acercas al oído y le recuerdas que los subs no se pisan, que no están pensados para ello… Pero él ya está reclamando al público su valentía, mientras sigues escuchando las últimas notas de ese solo interminable y con ese pie de nuevo encima del ya no tan cuidado 112P.

Es uno de los temas recurrentes cuando hablas de la relación entre músicos y técnicos en el escenario. ¡Qué daño ha hecho Iron Maiden! Es evidente que toda banda quiere ofrecer el show más espectacular posible, ya sea en pro de su público o, simplemente, para destacar entre el resto de ‘competidores’ y conseguir más actuaciones. Está bien todo lo que sea mejorar el espectáculo (y ahí nos encontraréis para lo que haga falta), pero cuidado cuando eso supone utilizar mal un material que no es de tu propiedad (y cuando alquilas algo, tampoco sigue siendo de tu propiedad).

Existe la fábula que los monitores están pensados para que los músicos los pisen… y no es así: están pensados para soportar el día a día del uso que le dan los técnicos, por eso las rejillas se siguen doblando y la madera desgarrando. Con los subs lo mismo: todavía hoy no he leído en ningún catálogo que tengan una “superfície antideslizante ideal para cantantes, músicos y otros menesteres”. Shure popularizó su rejilla esférica del SM58 capaz de soportar caídas accidentales. Repetid conmigo: ac-ci-den-ta-les.

Ya hace tiempo que la tapa de la mesa en FOH la dejo lejos del alcance del público, que la confunde rápidamente con la barra del bar y abandona ahí sus bebidas esporádicamente. Aunque claro, luego deciden dejarlas en los subs, que no dejan de ser otra barra de bar improvisada. Lo de pisar cables ya lo hemos superado y, cuando es tremendamente importante mantenerlos a salvo, instalamos esos pasa-cables que hacen un poco incómodo moverse por el escenario, pero nos resultan eficaces a la hora de no tener que reparar cables innecesariamente. No sabéis la de mierda que esos pasacables pueden llegar a acumular.

Existen en el mercado mil soluciones que no sólo hacen mejor el espectáculo, sino que lo hacen seguro. Es como cuando os decimos “no” a colgar la pancarta. No es porque es alegal ya que no tiene el certificado anti-incendio, sino porque muchas veces pesa demasiado o hace el viento suficiente como para que esa estructura pueda caerse encima de tu cabeza. Cuando nos quejamos sobretodo que un sub no es para subirse en él más bien pensamos en tu seguridad, en el momento ese en que das el saltito de gracia pero que de repente te das cuenta que no está bien falcado, que se mueve, que su superficie, abarrotada de suspiros de cerveza, lo ha convertido en una pista de patinaje. Es difícil que me rompas un sub (pero fácil que le dejes marca), de la misma manera que sería difícil que un técnico te rompiera el bombo si se alza encima de él para enfocar un PAR a media altura… pero todos queremos mantener en las mejores condiciones aquél material que nos da de comer, más si no es tuyo.

Pide provocadores, que no son más que unas tarimas adelantadas. Ganarás en seguridad y el de luces sabrá que irás por ahí y te iluminará. Pide cajones de madera para poner ahí los pies. Es mucho más barato hacerse un cajón de estos y pintarlo con espray negro que pagar una rejilla de un 112P, por ejemplo. Recuerda que el micrófono es un instrumento electrónico delicado (capaz de transducir un susurro en una señal eléctrica), que se rompe. Lo necesitas en perfectas condiciones para que tu voz se escuche y bien. Y lo mismo con el resto de micrófonos. Si hay alguno que te molesta, querido batería, díselo al técnico antes de aporrearlo diez veces con la baqueta. Sí, hay micros que resisten esos batacazos, pero no más de 1.000.

Estamos dispuestos a invertir dinero en renovar material, porque lo usamos día a día, en situaciones extremas, bajo el sol, bajo la lluvia, arrastrados para que entre grupo y grupo haya el menor tiempo posible. Cambiamos esferas de micrófonos (y sus espumas) aunque a veces sólo sea para evitar una comunidad patógena indeseada. Entre semana tenemos a gente que se dedica casi exclusivamente a limpiar cables, a testearlos, a limpiar chasis de mesas, etapas, etc. Pero no es nuestro menester tener que invertir dinero por tus maneras de hacer. ¡Ah! Y añade a tu equipo un toldo de esos azules grandes para cuando llueve…

Y al revés. Nuestro cometido como técnicos es amplificar y mezclar una banda. A veces es más fácil colgar micros de un ampli que colocar otro pie de micro. Pero el pie de micro es nuestro, mientras que el ampli no. A veces es incluso imperativo dejar el escenario lo más limpio posible, pasando bien los cables, por zonas estatégicas, utilizando cajetines (algunos si hace falta con conexión Socapex) antes que tirar medio centenar de líneas independientes. Revisar todas las rótulas y tornillos de los pies de micro, asegurarse que los micros no se mueven, están bien fijados al cable, que ningún elemento sobre ruedas se mueve pues se utiliza bien el freno. Bajar incluso del escenario los racks vacíos, que ocupan y pueden llegar a ser peligrosos si falta espacio. Identificar lo negro en escenarios oscuros. Saber colocar bien las patas de las torres, no dejar racks abiertos. Ser limpios. Ser seguros.

R. Sendra
EL AUTOR

Con más de 20 años de experiencia en los escenarios, es técnico de sonido especializado en FOH. Trabaja para bandas nacionales e internacionales como técnico de mesa, y es productor técnico para diferentes festivales y grandes eventos. Kinosonik es su estudio de sonido basado en plataforma digital. Le gusta compartir y le encanta aprender.

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