La consecuencia más notable de esta similitud es que tenerla en cuenta nos ofrece una posibilidad de introducir variedad en una progresión armónica. El ejemplo más típico es la cadencia rota: un acorde V que resuelve en VI, en vez de en I (VI es el relativo primario de I).
Pero una cosa es hablar de ello, que es, como tú dices, sencillo, y otra muy distinta es su aplicacion práctica: ser capaz de reconocer el recurso de oído, o utilizarlo con buen gusto en una composición, lo cual requiere bastante trabajo.