Lo que no te conté de Sónar+D y Sónar 2015

Este año volvimos a acudir al Sónar, y lo hicimos volcados especialmente en traeros un poco de la experiencia del Sónar+D, el congreso sobre la interrelación entre creatividad, tecnología y mercados de negocio multimedia que se celebra simultáneamente al festival. Os hemos contado en pequeños artículos específicos algunas de las cosas presentadas en este congreso, pero hubo unas cuantas más que nos gustaría contaros, ya fuera por su originalidad, por su potencial o porque sencillamente nos impactaron. Y por supuesto no nos perdimos algunas actuaciones musicales memorables dentro de Sónar que también os contaremos.

Realities+D

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Me gustaría empezar hablando de algo que actualmente es puro entretenimiento y que a corto plazo parece que sólo estará ligado a los videojuegos, pero que en un futuro a medio plazo seguramente será una forma más de consumir todo tipo de contenidos audiovisuales: los visores de realidad virtual. Sónar habilitó un espacio con los dispositivos de realidad virtual Oculus Rift y Samsung VR –este último emplea algo tan común como un smartphone en su interior–, guardando una cola testimonial podías sentarte y probar alguna de las 10 demos disponibles; pude probar dos y quedé francamente impresionado. Primero disfruté de “Evolution of Verse”, donde el espectador aparece en el centro del lago de un precioso paisaje virtual, cuando aparece un tren que se dirige directo hacia ti, en el momento de estrellarse contra el espectador se convierte en un enjambre de pájaros que después se convierten en cintas que caen sobre el lago… todo el escenario sufre una metamorfosis hasta que terminas presenciando un bebé humano de una forma que recuerda al ser que aparece al final del film 2001… A pesar de saber que todo es una recreación virtual, es fantástico ver como todo el sistema sigue tus movimientos de cabeza o sentir por una fracción de segundo como los sentidos engañan al cerebro cuando el tren se va a estrellar contra ti y sufres un pequeño subidón de adrenalina. “Millions in March” fue la otra demostración que disfruté y era radicalmente distinta, en esta ocasión no se trataba de realidad virtual, si no de una grabación realizada con cámaras especiales que te hacía sentir como si estuvieras en el sitio donde se realizó la grabación: una manifestación contra la violencia policial en Nueva York. En la grabación acompañas a la reportera de Vice News durante la manifestación como si fueras una más de las personas allí presentes, puedes mirar a tu alrededor y observar a las otras personas que marcharon aquel día, ver como frente a ti la gente canta proclamas o como algunos lanzan discursos reivindicativos con fiereza. Aunque la calidad del color de esta demostración no era muy bueno, la sensación de profundidad era fantástica, y el efecto de inmersión muy logrado. Las posibilidades que a uno se le pasan por la cabeza de hacer negocio con esto –imaginad entrar así a un concierto como si fueras un espectador– son realmente motivadoras. Unas imágenes del espacio Realities+D:

Music Production MeetUp by EUMES

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La gente de la escuela de producción musical EUMES organizó un evento de networking para profesionales muy interesante por el que estuvimos invitados a pasarnos. El evento duró unas dos horas, en las que en el área profesional se habilitaron unas sencillas mesas y sillas cerca de una de las barras, y allí te podías encontrar a productores y DJs profesionales como Ed is Dead o DJ2D2, gente del mundo de la formación como Dan Freeman de la escuela Dubspot, Arnau Sala y Carles Reixach de EUMES, o Víctor Flores de la Red Bull Music Academy. Coger sitio y charlar con esta gente era cuestión de esperar a que su mesa quedara libre para intercambiar impresiones y puntos de vista, pedir consejo profesional o simplemente saludar. Un ambiente muy cordial, un trato muy agradable, y en definitiva una propuesta de networking muy interesante –y repetible cuantas veces quieran– por parte de EUMES. Os dejo algunas imágenes:

Matt Moldover, el padrino del cotrollerism

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Entre las diversas conferencias y demostraciones que se ofrecieron en Sónar+D, para mi una de las más interesantes fue la de Matt Moldover, conocido como el “padrino” –divertida reverencia la que hace cuando lo presentan de esta forma– del controllerism. Curiosamente, a pesar de que el controllerism es altamente popular entre los DJs y los artistas de música electrónica, podría decirse que Moldover no pertenece a ese grupo, ya que su música es una elaborada fusión de electrónica y rock, con mucha presencia de la guitarra eléctrica.

Moldover básicamente explicó a lo largo de su charla –que intercalaba con breves demostraciones musicales– la que ha sido su trayectoria profesional, en la que ha combinado el trabajo de diseño de dispositivos de control totalmente originales, con la composición músical y las actuaciones en directo. Curiosamente se detuvo bastante a hablar sobre el proyecto de dispositivos de música colaborativa que ha desarrollado y en el que DJTechtools también ha participado, los “Jamboxes”, que son algo que podríamos definir como “pequeños centros de recreo musical colaborativo”, unos pensados para gente con educación musical como el Syncomasher y otros para gente sin conocimientos musicales pero con ganas de pasarlo bien como el Octamasher, que permite que la gente se ponga a disparar loops y muestras de canciones conocidas y crear entre varias personas mashups en el momento. Más recientemente ha estado trabajando en el ConnecTable, una jambox open-source modular y estandarizada diseñada para que cualquiera monte dispositivos de música colaborativa por su cuenta. Le pregunté al final de la charla el software que utiliza con las diferentes jamboxes que ha diseñado, y explicó que siempre trabaja con Live.

Moldover quiso recalcar que los controladores que ha diseñado para uso en directo siempre han sido pensando en que sirvan para que el que los utiliza pueda usarlos como elementos expresivos en directo, al igual que por ejemplo un guitarrista levanta su guitarra en el momento álgido de su solo. Un ejemplo de ello estaba sobre el escenario con él, y era el Mojo, controlador open-source de gran tamaño con controles de alta calidad y con el diseño adaptado a la forma de las manos y los movimientos de las mismas en mente. Guitar Wing es otro de los dispositivos en los que ha trabajado en colaboración con Livid y cuyo uso mostró, y que está realmente basado en la Robocaster, la guitarra con controles MIDI integrados que usa Moldover en directo; Guitar Wing es un controlador MIDI acoplable a cualquier guitarra que permite disponer de un sensor de movimiento, controles táctiles y botones que permiten controlar efectos y modulaciones, así como disparar o grabar loops. Un dato interesante que dio Moldover y que desconocía, es que los controladores que actualmente emplea Bassnectar en directo están diseñados por él en colaboración con la empresa de controladores de boutique –hoy desaparecida– 60 Works. Otro de los aparatos que mostró es un controlador de botones arcade que se monta sobre el micrófono y que parece bastante útil para controlar los efectos del vocalista, aunque de este dispositivo todavía no hay una versión comercial.

También mostró cómo comercializa sus proyectos musicales, su primer disco de título homónimo se distribuye en formato CD con una caja que lleva montado el circuito de un mini-Theremin. Su próximo disco, Four Track, es un proyecto diferente; el disco se venderá en una caja como las de los antiguos casettes que contendrá en su interior el Voice Crusher, un efecto de distorsión y modulación de voz, y una memoria USB con el audio del álbum. Este proyecto lo está financiando a través de Kickstarter, y precisamente en otra área de Sónar+D llamada “Made with Kickstarter” Moldover tenía un pequeño espacio especialmente dedicado al proyecto. Es muy interesante cómo trata de combinar su faceta de diseñador de artilugios sonoros con la creación y comercialización de la música.

Fear of a Blank Project

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Otra de las charlas interesantes a las que pude acudir fue la de Dennis DeSantis y Oriol Rossell acerca de estrategias y procesos creativos, en la que Rosell ejercía principalmente el papel de selector de diversos temas y cuestiones acerca de los que DeSantis exponía sus puntos de vista. Por destacar algo concreto, en la recta final de la charla Rosell le preguntaba a DeSantis acerca de “¿cuándo está una producción acabada?”, refiriéndose a la costumbre que muchos tenemos a seguir abriendo un tema supuestamente acabado y hacer retoques, modificaciones, añadir algún arreglo nuevo, quitar algo… y no dar nunca algo por terminado. DeSantis contestaba que una forma de plantear el fin de una producción era marcarte fechas límite a partir de las cuales ya no se realizarán modificaciones en el proyecto. Es algo a lo que comentaba se habituó al hacer trabajos para TV, donde se trabaja de manera muy rápida y con plazos muy cortos que no debes saltarte, y que es algo que incluso aplicó para su libro “Making Music, 74 Creative Strategies…”, en el que no escribió 74 estrategias creativas porque el número lo decidiera con antelación por ningún motivo concreto, si no porque fueron las estrategias que tuvo tiempo de escribir en los plazos que se marcó para el trabajo.

Elektron Overbridge

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La gente de Elektron está en plena fase de beta pública de su Overbridge –que parecía que no llegaba nunca–, que permite controlar desde tu DAW los aparatos de Elektron como si fueran plugins. Y por ello montaron un stand donde se podía probar in situ un Analog Four y un Analog Keys con el Overbridge en un Mac. Se esperaba que en el Sónar tuvieran lista una versión final de Overbridge –que habría incluido la máquina Analog Rytm– pero no estaba presente. No obstante lo que se podía ver y probar de Overbridge era bastante prometedor y parecía funcionar muy bien, la integración entre las máquinas y los plugins Overbridge parecía muy fluida. También había máquinas de Elektron con auriculares para que la gente pudiera pasar el rato –largos ratos puedes pasar con esas máquinas– y para los que quizá se quedaron con ganas de ver el Analog Rytm conectado a un ordenador con Overbridge, emplearon el Analog Rytm y un ordenador para ofrecer un sencillo videojuego en el que pulsando los pads del aparato debías cazar topos que aparecían en una rejilla: las mejores puntuaciones se llevaban camisetas y cables. En fin, para pasarte un par de horas cacharreando con los aparatos de Elektron, y de paso igual te encontrabas por allí con Richie Hawtin.

Ovalsound

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La gente de Ovalsound mostraba en Sónar+D la recta final de la financiación de su producto, y estaban también en al área antes mencionada “Made with Kickstarter”. Allí mostraron las últimas novedades del maravilloso dispositivo Oval que tanto interés está levantando desde hace tiempo. Entre las novedades estaba la existencia de un nuevo modelo en color negro, nuevos pads que permiten mayor expresividad y que cuentan con iluminación RGB, una nueva mochila de transporte hecha en bambú y la aparición de la aplicación que controla el Oval también en Android, todo ello son logros y mejoras obtenidas por la alta financiación que han recibido, que ha sobrepasado el 300% del mínimo que necesitaban. Por cierto, si llegan al 400% introducirán un accesorio más, un pedal de control MIDI para la aplicación de Oval. Por el stand de Ovalsound pasó muchísima gente que quería probar el dispositivo, hasta –sí, aquí también– Richie Hawtin y Ada Colau se pasaron por allí.

Algo de arte moderno

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Sónar+D introdujo dos instalaciones muy llamativas que merecía la pena ver. Una de ellas era Nyloïd, una especie de ser mecánico accionado por tres enormes tentáculos que emitía intrigantes e intimidantes sonidos. El “ser” se ponía en marcha en varias ocasiones a lo largo de cada día –había unos horarios pero no es que se cumplieran–, rodeado de unas vallas para que la gente no tocara los elementos de la instalación y con sus movimientos espasmódicos y sus sonidos de otro mundo parecía un enorme alienígena neurótico siendo observado por humanos. Muy impactante y original.

La otra instalación era la de Sónar Planta. Cinco discos de metal en movimiento suspendidos en el aire, danzaban reflejando la luz de los colores primarios por un lado y los aditivos por el otro al son de relajantes composiciones musicales. La instalación se podía observar en una gran sala en penumbra con cómodas gradas y fresco ambiente –muy de agradecer–, y además de ser muy bonita de ver producía un fantástico efecto de relax quedarte un buen rato observando el conjunto. En mi opinión, ha sido mucho más interesante que la instalación de Sónar Planta del año pasado.

Y algo de música moderna (o para modernos)

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Pude acudir a algunas actuaciones musicales del festival entre tanta tecnología y charla, aunque este año no podía explayarme en exceso en estos asuntos. Os hago un pequeño resumen de las actuaciones que más me llamaron la atención, junto con algunas fotos medianamente decentes que logré realizar.

Pude disfrutar el primer día de JETS, integrado por Jimmy Edgar y Travis Stewart, este último más conocido por Machinedrum, del que ya disfruté como un enano el pasado año. Este año más disfrute, y aunque con un regusto general más elegante y menos intenso, este combo de artistas –y amigos– dieron una genial actuación de electrónica en un escenario de día y caluroso en el que no era fácil enganchar a la gente. Un diez.

Autechre hicieron una de divos. Vale que no te gusten las actuaciones en directo y que te dejen imponer las condiciones que te roten “ya que lo haces”, pero lo de actuar totalmente a oscuras lo considero un capricho fuera de lugar en un festival. La luz se mantuvo unos segundos al inicio de su actuación, para luego fundir a negro. ¿El objetivo era darle más importancia a la música como protesta a los actuales shows cargados de material visual? Bien, aceptaremos barco como animal acuático, pero yo para eso –y otra mucha gente– ya me compro discos y me los escucho a oscuras si me apetece. Su directo fue probablemente lo más abstracto y experimental que les pudo pedir el cuerpo, dentro de lo ya altamente críptico que suele ser su IDM. Su sonido a la larga terminaba produciendo cierta fatiga mental. Y sí, los que seguían en el escenario tras los segundos de luz fueron ellos –no un camarero poniendo un CD– como atestiguan las fotos que tuve que hacer a base de mucho flash y enfoque manual aleatorio. Esto es lo mejor que conseguí:

No conocía a Felix Dickinson, pero tras leer que era discípulo de DJ Harvey y tenerlo de “telonero” de la actuación final del primer día, no pude evitar dejarme llevar por su sesión: auténtico carnaval de fusión de sonidos muy bailables, desde regustos ácidos hasta disco-house para llevar a todos los que había por el escenario Village a una megafiesta al aire libre. Harvey le enseñó bien.

Tengo la extraña manía de consumir cosas que no termino de entender a ver si a la fuerza les termino cogiendo el gusto, como la tónica. Y algo así me pasó con Mumdance & Novelist, porque el Grime es algo a lo que nunca le he terminado de coger el punto, quizá porque no había escuchado el adecuado o porque sencillamente hay que disfrutarlo en directo. La energía que desprendió su directo en el escenario SonarDome fue sencillamente arrebatadora, llegué con la actuación comenzada y el público ya estaba enloquecido, algo en cierto modo lógico ya que hay mucho visitante británico en el Sónar y los que estaban sobre el escenario son muy queridos por las tierras de Shakespeare. Acabé dando saltos con todo el público contagiado por la energía de Mumdance & Novelist, y aunque mi inglés no da para entender todo lo que decían a la velocidad a la que lo decían, su flow me pareció envidiable y el crudo sonido de sus bases muy interesante.

De Hot Chip tan sólo he conocido algunos de sus singles, pero la fama de sus directos les precede y es una de esas bandas que no hay que perderse. Prometían mucho –porque además acababan de sacar su sexto álbum– y no defraudaron. Su fusión accesible de pop, electrónica y house enganchó a todo el público amablemente y el directo fue sensacional. Hit tras hit la gente quedó encantada con la banda. Aquí os dejo unas fotos:

Por nada del mundo me podía perder a Squarepusher, su música me ha acompañado durante años, y traía además un nuevo show con nueva puesta en escena y visuales. Lo cierto es que sus visuales aunque acertadas en la sincronía con la música tenían poco de especial si se compara con el nivel al que llegan algunos artistas hoy en día, pero musicalmente su directo estuvo muy a la altura. Descargas adrenalínicas por doquier, pendiente constantemente de animar al público y con una selección de piezas que tanto podían gustar a sus fans como a cualquiera que probara a disfrutar por primera vez de su música –doy fe de que convencí a un profano de que se viniera al directo y le gustó–. En la recta final del show se quitá la máscara de esgrima –¿o es de apicultor– y estuvo tocando un buen rato el bajo en directo mientras le acompañaban bases jazzísticas cada vez más “electrónicamente enrevesadas”. Brutal.

Duran Duran era otra de esas cosas que no te podías perder, era el típico momento nostalgia que siempre pone el Sónar y que no puedes dejar de mirar. Estuvieron mejor de lo esperado, yo los esperaba más momificados y cartonianos y casi que podría decir que estaban en plena forma. La nostalgia congregó un buen número de fans frente al escenario que corearon todas y cada una de sus canciones a medio camino entre el pop-rock y el new-wave. Simon Le Bon y los suyos estaban en forma y lo demostraron. Y por cierto, que tienen disco nuevo que saldrá en septiembre, "Paper Gods".

Flying Lotus trajo su espectacular directo al Sónar basado en su disco dedicado a la muerte "You're dead!", ese teseracto imposible sobre el que se proyectan imágenes que parecen flotar al ritmo de su fusión de electrónica, jazz y soul… y todo lo que le quiera echar encima. Su show por cierto –que empezó con retraso– hay que verlo justo frente al escenario, si tienes una visión algo lateral del montaje pierdes el efecto de profundidad, pero si consigues un buen sitio alucinas… como alucinó todo el público presente. Calidad sonora y visual en uno de los mejores espectáculos que hay ahora por el mundo. No es el que el hombre haga mucho en directo con su MPD, pero el resultado es muy espectacular.

Chemical Brothers arrancaban en Sónar su nueva gira y la presentación de su nuevo disco, “Born in the echoes” –que se publica mañana, por cierto– y todo fue sensacional. Los hermanos químicos –en directo ahora Adam Smith sustituye a Ed Simons– contó con un enorme setup montado en el escenario –que nadie me pregunte exactamente que hacían, porque me da igual– y lanzaron todo un arsenal de canciones entre las que estaban sus viejos éxitos pero con un sonido altamente renovado. Geniales visuales, iluminación muy bien planificada, aparición de… ¡robots y diamantes gigantes! Cuando parecía que el show acababa antes de la hora, en realidad sólo era una pequeña bajada de ritmo para precipitar los últimos y apoteósicos 20 minutos, que concluyeron con… Block Rocking Beats, por supuesto. Fue el mixtape perfecto de los Chemical Brothers.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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