#1716
¿Te has leido "El terror"? Lo tengo pendiente hace tiempo pero no me animo nunca.
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Cómo dejamos de pagar por la música documenta por primera vez uno de los fenómenos clave de la cultura contemporánea: la debacle de la industria musical tal y como la conocíamos, y la irrupción de la cultura digital, la piratería y los archivos de audio MP3 como vehículo del nuevo consumo de la música.
Tras años de investigación, Stephen Witt construye un fascinante relato que explora tres momentos de la historia que explican cómo ha cambiado el mundo en relación con el consumo de la música grabada.
El primero de los momentos nos lleva a los investigadores e ingenieros alemanes, encabezados por Karlheinz Brandenburg, que, buscando un método que permitiera comprimir el sonido para facilitar su transmisión, dieron con un invento que, a pesar de que fue inicialmente denostado por el comité que decide qué estándares tecnológicos llegan al consumidor (MPEG), revolucionaría a finales del siglo xx la manera como el público escucharía la música a partir de ese momento.
En segundo lugar, la investigación de Witt nos lleva a Dell Glover: el «paciente cero» de la piratería, uno de los primeros que empezó a filtrar los discos de éxito del momento semanas antes de que salieran al mercado. Glover, que trabajaba en la planta de CD de Kings Mountain, Carolina del Norte, perteneciente al gigante de la industria musical PolyGram, extraía subrepticiamente los CD de la fábrica antes de que se publicaran y los «colgaba» en las primigenias redes piratas, a partir de las cuales se extendían como el cáncer por todo el mundo.
El tercer gran protagonista es una de las eminentes figuras de la industria musical norteamericana: Doug Morris, que, al frente de las principales majors de la música, contempló cómo la industria musical que había contribuido en gran parte a levantar se iba a pique.
Cómo dejamos de pagar por la música es el relato de esta controvertida historia que traza el paso del CD al MP3, y del pago por la música a la «gratuidad». Fenómenos como Napster, The Pirate Bay, el iPod y iTunes de Apple, y un largo etcétera, se dan cita en este libro que ilumina uno de los fenómenos más paradigmáticos de nuestro tiempo.
Por momentos, excesivamente "tècnico" al explicar como se creò el mp3.
Supongo que para un lector nada familiarizado con este campo le costarà entrar en la lectura, aun asi, interesante reflexiòn de como llegamos a hacer de un arte, un elemento de consumo ràpido.
Tras años de investigación, Stephen Witt construye un fascinante relato que explora tres momentos de la historia que explican cómo ha cambiado el mundo en relación con el consumo de la música grabada.
El primero de los momentos nos lleva a los investigadores e ingenieros alemanes, encabezados por Karlheinz Brandenburg, que, buscando un método que permitiera comprimir el sonido para facilitar su transmisión, dieron con un invento que, a pesar de que fue inicialmente denostado por el comité que decide qué estándares tecnológicos llegan al consumidor (MPEG), revolucionaría a finales del siglo xx la manera como el público escucharía la música a partir de ese momento.
En segundo lugar, la investigación de Witt nos lleva a Dell Glover: el «paciente cero» de la piratería, uno de los primeros que empezó a filtrar los discos de éxito del momento semanas antes de que salieran al mercado. Glover, que trabajaba en la planta de CD de Kings Mountain, Carolina del Norte, perteneciente al gigante de la industria musical PolyGram, extraía subrepticiamente los CD de la fábrica antes de que se publicaran y los «colgaba» en las primigenias redes piratas, a partir de las cuales se extendían como el cáncer por todo el mundo.
El tercer gran protagonista es una de las eminentes figuras de la industria musical norteamericana: Doug Morris, que, al frente de las principales majors de la música, contempló cómo la industria musical que había contribuido en gran parte a levantar se iba a pique.
Cómo dejamos de pagar por la música es el relato de esta controvertida historia que traza el paso del CD al MP3, y del pago por la música a la «gratuidad». Fenómenos como Napster, The Pirate Bay, el iPod y iTunes de Apple, y un largo etcétera, se dan cita en este libro que ilumina uno de los fenómenos más paradigmáticos de nuestro tiempo.
Por momentos, excesivamente "tècnico" al explicar como se creò el mp3.
Supongo que para un lector nada familiarizado con este campo le costarà entrar en la lectura, aun asi, interesante reflexiòn de como llegamos a hacer de un arte, un elemento de consumo ràpido.
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Andaba buscando el coleccionista de sellos de César Mallorquí. Lo encontré en los recopilatorios de los premios UPC de 1995.Solo comentar, que me ha parecido muy bueno; de hecho, fue el ganador de ese año.Los otros dos cuentos que acompañan a este recopilatorio, no me han gustado.
#1733
¿Te refieres a esas expresiones costumbristas que aparecen cuando menos te lo esperas? Es lo que menos me ha gustado a mí también; esas palabras que hacen pensar que se trata de una abuela contando una historia a su nieto.
Pero son muy esporádicas y no empañan en absoluto el libro.
Además, ese desparpajo para utilizar ideas conocidas me ha encantado: los replicantes de bladerunner, las estaciones orbitales de Neuromante... Ha mezclado un puñado de referencias clásicas y ha escrito una novela ciberpunk muy digna. Lo que más me ha gustado es esa manera de escribir que suelen poseer las mujeres, menos preocupada por la dictadura de la acción que por las sensaciones que produce. Creo que nunca había leído una novela ciberpunk sin la (digamos) tosquedad de los autores habituales.
¿Te refieres a esas expresiones costumbristas que aparecen cuando menos te lo esperas? Es lo que menos me ha gustado a mí también; esas palabras que hacen pensar que se trata de una abuela contando una historia a su nieto.
Pero son muy esporádicas y no empañan en absoluto el libro.Además, ese desparpajo para utilizar ideas conocidas me ha encantado: los replicantes de bladerunner, las estaciones orbitales de Neuromante... Ha mezclado un puñado de referencias clásicas y ha escrito una novela ciberpunk muy digna. Lo que más me ha gustado es esa manera de escribir que suelen poseer las mujeres, menos preocupada por la dictadura de la acción que por las sensaciones que produce. Creo que nunca había leído una novela ciberpunk sin la (digamos) tosquedad de los autores habituales.
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Endre escribió:Ha mezclado un puñado de referencias clásicas y ha escrito una novela ciberpunk muy digna.
¿Rosa Montero? WTF?!?!
Endre escribió:Creo que nunca había leído una novela ciberpunk sin la (digamos) tosquedad de los autores habituales.
Hombre, lo último de Gibson, Pattern Recognition, yo no lo definiría como tosco... por cierto, que está en la BBC7 (o fuentes alternativas) para escuchar, por lo que comentaste de series y audiodramas.
KlausMaria escribió:¿Rosa Montero? WTF?!?!
No hay que tener prejuicios
Es verdaderamente entretenida. Como hombre, y por tanto, bastante tosco, me identifico más con el ciberpunk burro de Neal Stephenson o Richard Morgan, pero tengo que reconocer que Rosa Montero ha hilado una historia donde se atreve con aspectos que el ciberpunk prefiere aplastar y patear.
KlausMaria escribió:está en la BBC7
¿En riguroso inglés?
¡es coña! 
Endre escribió:Lágrimas en la lluvia, de Rosa Montero.
La crítica de Jordi Costa es demoledora
Alguien escribió:Ligeramente replicante
La nueva entrega futurista de Montero funciona mejor en clave negra que de ciencia-ficción
Bruna Husky piensa más como socialdemócrata del siglo XX que como enigma del XXII
El peso del corazón prefiere reafirmar los valores humanistas del presente que plantear incómodas cuestiones de futuro: por tanto, no es realmente una novela de ciencia-ficción, sino un ejercicio de turismo de género. Honesto, pero exiguo.
Le daré un tiento... pero el problema es que la condescendencia con la que los autores mainstream tratan las bases del género suele aguarme pronto la fiesta. Bloquea mi capacidad de suspensión de la incredulidad y me arruina completamente la historia por buena que esta sea.
Es parecido al motivo por el que no leo novela negra escrita por mujeres (ni una sola intrépida investigadora o forense más rodeada de machos incompetentes, por favor) o novela histórica (lo siento pero no cuela un personaje medieval con el ideario de un pijoprogre del siglo XXI, la mayor parte de personajes históricos son éticamente abominables desde nuestro punto de vista).
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