
En sus dos versiones, teclado 4 octavas y módulo de escritorio, Hydrasynth nos ha dejado el buen sabor de una bien concebida forma de control que hace muy amigable el aprovechamiento de su amplísimo despliegue de recursos, generando con facilidad sonidos atractivos y variados.
Lo mejor: El teclado con aftertouch polifónico. La interfaz es genial.
Lo peor: Monotímbrico.
El sonido sinceramente no me impresiona: Es buenísimo, sí. No puedo ponerle ni una sola pega, pero no es mejor (o al menos, significativamente mejor) que sintetizadores virtuales como Vital. Los efectos son muy buenos, pero, de nuevo, nada del otro mundo.
Sin embargo, tiene sus ventajas: La interfaz es EXQUISITA, todo un sueño para un diseñador de sonidos. El sinte tiene botones que dirigen a todos los módulos que componen la arquitectura de sonido y control. De esta manera, con una sola pulsación de botón se accede a controles profundos que en otros sintes conllevarían navegar por menús.
Además de los macros de control, el sinte también expone de forma permanentemente los potenciómetros dedicados al control del filtro, lo que me parece un acierto: Todos queremos un knob gordo con el que controlar el cutoff del filtro, y quien diga que no, miente.
Y llegamos a lo que me parece la joya de la corona: El teclado con aftertouch polifónico. No sabía lo que me estaba perdiendo hasta que no he probado este. Si, decía que los sonidos no son nada del otro mundo... pero cobran auténtica vida propia cuando empiezas a afectarlos con este recurso de expresión. El patch más sencillo posible se convierte en un auténtico catálogo de timbres una vez recibe modulación por cada voz. No hay más que trastear con el patch por defecto, o la recreación que incluye del "Blade Runner titles sound" para darse cuenta del potencial que tiene el aftertouch polifónico.
Otra de las gracias que tiene este sintetizador es el amplio número de envolventes y LFO disponibles, 5 de cada. Cada LFO se puede convertir en un complejo secuenciador por pasos muy personalizable, y, de nuevo, con una interfaz muy bien pensada que hace esa edición sencilla.
El arpegiador (con mucho control dedicado, lo que me sorprende) mola mucho, con sus funciones de redisparo incorporadas.
La tira táctil permite algún juego interesante de pitchbends o glissandos muy controlados, pero requiere algo de práctica utilizarla de forma efectiva.
Lo único que le echo en falta de verdad es poder dividir las 8 voces en al menos dos timbres diferentes, de tal manera que se pueda utilizar una mano como bajo/colchón y otra como melodía principal. Sin embargo, la matriz de modulación es tan extensa que permite falsear este efecto de división de teclado, aunque claro, requiere programación inteligente y algo laboriosa.
En resumen, lo mejor de este sinte es el teclado, que es el sueño de un instrumentista y la interfaz, que es el sueño de un diseñador de sonidos. Lo peor es la falta de capacidad multitímbrica. El sonido me parece un punto neutral: no es una contra pero tampoco es un punto a favor cuando lo comparas con otras opciones. Me lo compraría otra vez.