Grabación

La mezcla: modificando la dinámica (II)

Dinámica

En esta ocasión abordaremos unos de los elementos más difíciles de usar en una mezcla: el compresor. Hay que tener en cuenta que el compresor es un dispositivo que nos puede generar muchas satisfacciones, pero también muchos dolores de cabeza, y su correcto uso es en gran medida lo que define bien a un profesional. Cada persona tiene una filosofía propia a la hora de usar los compresores, aunque las cantidades de compresión y sus ajustes dependan en gran medida del tema musical con el que trabajemos.

En esta entrega intentaremos aprender a usar correctamente un compresor por medio del estudio de estos dispositivos, así como con algunos ejemplos prácticos. Además analizaremos las funciones de un compresor dentro de una mezcla y veremos qué tipos de compresores existen.

Curvas peligrosas

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A medida que se han ido añadiendo más y más pistas en las producciones musicales, se han sumado más y más compresores. Hoy en día, el sonido de las producciones modernas está caracterizado por el uso de numerosos compresores. Sin embargo, como ya sabemos todos, actualmente las producciones musicales no se caracterizan precisamente por su gran dinámica. Mucha gente tiende a sobrecomprimir todo lo que pasa por sus manos. Debemos tener en cuenta que una de las características más importantes de la música es precisamente la dinámica, y que es ella la que en gran medida hace que un tema musical no sea aburrido. Si un tema musical tiene cambios de intensidad será un tema que excite al oyente, mientras que un tema musical totalmente lineal aburrirá hasta los miembros de la propia banda. Es importante por tanto que seamos capaces de mantener la dinámica propia del tema musical que estemos mezclando. Por ejemplo, si tenemos un tema rock que en mitad tiene una sección en la que deja de sonar la batería y se quedan solo unas acústicas y una voz, esta parte deberá sonar con menos sonoridad que el resto del tema. Hoy en día, por desgracia, no es inusual escuchar temas musicales que tienen una introducción musical sin batería que suena exactamente al mismo nivel que el resto del tema. Esto hace que esa introducción pierda totalmente el sentido artístico que querían imprimirle los músicos, ya que probablemente lo que ellos pretendían era que al entrar la batería el tema diese una sensación de subida en el oyente. Otro ejemplo claro de la sobrecompresión de hoy en día son las mezclas donde la voz tiene exactamente la misma sonoridad desde el principio del tema hasta el final. Esto muchas veces se produce por el uso de una mala compresión y limitadores en las pistas de voces. Eso arruina totalmente el sentido artístico del tema musical, ya que hace que el elemento más importante del tema musical sea de lo más aburrido y anodino. ¿No habéis tenido algún profesor en el instituto o en la universidad que mantenía el mismo nivel de voz desde el inicio de la clase hasta el final? Yo personalmente he tenido algunos, y a los diez minutos de clase ya estaba dando cabezadas.

Aparte de esto debemos tener en cuenta la dinámica que cada instrumento tiene dentro del tema musical e intentar mantenerla también. Por ejemplo, mucha gente dice que estilos modernos como el rock, metal, … son estilos sin nada de dinámica. Bueno, eso es cierto en gran medida, pero no es del todo correcto. Es cierto que esos estilos de música no se prestan mucho a cambios de dinámica entre las distintas secciones de un tema musical, sin embargo se basan en una base rítmica muy potente. Actualmente se tiende a pasarse con el aplastamiento de dicha base rítmica, lo que provoca que el juego bombo/caja no sea nada excitante y que no nos incite a mover el pie (o la cabeza en el caso de los heavies) con el tema.

Muchos supuestos profesionales en este aspecto escurren el bulto y le echan la culpa a los ingenieros de masterización en el tema de la sobrecompresión. Sin embargo en muchas ocasiones tiene más culpa el que hizo la mezcla que el que hizo la masterización. Imaginaos si juntamos a un mal ingeniero de mezclas con un mal ingeniero de masterización, los resultados pueden ser desastrosos, llegándose a unos niveles de sobrecompresión realmente absurdos.

Un disco sobrecomprimido con unos niveles altísimos nos dará la sensación de que suena mejor que otro que mantiene la dinámica tan solo si hacemos una comparación A/B entre ellos, y tan solo nos dará esa sensación durante unos segundos, hasta que veamos que el tema musical no tiene sentido artístico. Esto se debe a que cualquier cosa a más volumen que otra va a sonarnos mejor. La razón de esto ha sido ampliamente estudiada en psicoacústica, y se debe a que el sistema auditivo humano no tiene una respuesta lineal, es decir, no oye todas las frecuencias de igual forma.

Curvas isofónicas
Curvas isofónicas de Munson y Fletcher

Este fenómeno se explica por medio de las curvas isofónicas. Se toma como referencia la sensación de sonoridad (volumen) que provoca en el oído un cierto nivel a la frecuencia de 1kHz, que es donde el sistema auditivo humano es más sensible. Luego se determina la cantidad de dB SPL (niveles de presión sonora) que se necesitaría en todas las demás frecuencias para provocar la misma sensación de sonoridad. Para ello se usan los fones. Por ejemplo, si tomamos los 0dB a 1kHz, que es justo el umbral por encima del cual el oído humano empieza a escuchar algo, vemos que mientras que una señal de 1kHz con 0dB SPL supone el umbral de audición, a 100Hz necesitaríamos un nivel de más de 35dB SPL para empezar a escuchar. Por tanto vemos que a frecuencias bajas y a frecuencias altas necesitamos mucho más nivel para tener la misma sensación de sonoridad que a frecuencias medias. Aparte de esto, vemos que a medida que los niveles van subiendo, las curvas isofónicas se van aplanando, lo que quiere decir que a medida que subimos los niveles las diferencias entre los niveles que necesitamos a bajas y a altas frecuencias para tener la misma sensación de sonoridad que a frecuencias medias se van reduciendo.

Ahora razonemos todo esto y veamos por qué es importante tenerlo bien claro. Imaginad que ponemos nuestro disco favorito en nuestro reproductor musical a un volumen bajo. Puesto que necesitamos mucho más nivel a frecuencias altas y bajas para tener la misma sensación de sonoridad, probablemente dichas frecuencias ni las escuchemos, escuchando tan solo las frecuencias medias. Ahora imaginemos que de golpe subimos el volumen del reproductor musical. Lo que notaremos es que el mismo disco, en el mismo equipo, suena mucho mejor que antes. Eso es tan solo porque ahora somos capaces de escuchar claramente las frecuencias bajas y altas.

Ahora, si tenemos en cuenta que las curvas isofónicas se van aplanando a medida que subimos los niveles pensemos lo siguiente. Imaginemos que dos malos profesionales (ingeniero de mezcla e ingeniero de mastering) han coincidido en una producción y han dado como resultado un albun extremadamente sobrecomprimido. Imaginemos que ponemos ese álbum a un nivel flojo en el equipo y que inmediatamente después ponemos ese disco favorito con el que hicimos el experimento antes sin mover el volumen del equipo. Nuestro disco favorito sonará mucho peor que el otro, ya que en este caso no estaremos escuchando las frecuencias bajas y agudas, aunque sepamos que ese último disco que hemos puesto suena infinitamente mejor que el otro. ¿Cuál es la solución a esto? Pues es bien fácil, cogemos el mando a distancia del equipo de reproducción y subimos el volumen… de esta forma disfrutaremos de las frecuencias bajas y altas en un disco con dinámica.

Hay que tener en cuenta que la gente “no freak” no pierde el tiempo en hacer comparaciones A/B de diferentes discos. Ellos llegan al coche, o al salón de su casa, o encienden el ipod y suben el volumen hasta que se sienten cómodos sin tener en cuenta si este disco suena de primeras con menos nivel que ese otro. La diferencia es que con un disco con dinámica ese oyente “no freak” disfrutará, y con un disco sobrecomprimido será raro que llegue a pasar del tercer corte.

La única situación donde no nos podremos librar de la sobrecompresión será cuando un tema musical tenga expectativas de ser difundido por radio o televisión. En este caso, debido a las características técnicas de esos medios de comunicación, es necesario sobrepasarse un poco en el tema de la compresión (tanto en mastering como en mezcla). Pero como todo en esta vida, menos la muerte, tiene fácil solución. La solución es tan simple como hacer mezclas y mastering especial de esos temas. Imaginaos que os llega una banda con un álbum de doce temas que quiere que mezcléis, y os dicen cuales van a ser los tres singles que tienen previsto lanzar. Muestro trabajo consistirá en mezclar esos doce temas más una versión especial de cada uno de esos tres temas previstos como singles. A esto se les llama “radio edits”. Estas mezclas suelen caracterizarse por tener un mayor grado de compresión y unos niveles de voces un poco más altos que en las mezclas “normales” que irán en el álbum. Al ingeniero de mastering le entregaremos los doce temas normales más los tres radio edits, indicándole que finalidad tienen esas tres mezclas especiales.

Como podéis ver, “la llamada guerra del loudness” es un poco estúpida, ya que la solución sería bien sencilla. Por suerte en los últimos tiempos cada vez más músicos están concienciados en todos estos temas y cada vez suelen pedir más que se respeten las dinámicas propias de los temas musicales. Sin embargo, muchos supuestos profesionales se escudan en todo esto para que su trabajo sea más llamativo y atractivo de lo que realmente es.

Es importante por tanto que siempre que hagamos una comparación entre dos temas musicales, ambos tengan la misma sonoridad para escuchar realmente una comparación objetiva entre los dos. Para ello lo que debemos hacer es ver el nivel RMS que tienen ambos temas y compensar el tema que más nivel tenga simplemente bajando su volumen la cantidad de dBs RMS que tenga de diferencia con el otro.
También es importante que tengáis en cuenta si estáis empezando en esto de las mezclas, que al hacer comparaciones de vuestras mezclas con temas comerciales que os gusten, estos últimos están masterizados, y por tanto tendrán una sonoridad mayor que vuestra mezcla sin masterizar, lo que puede también llevar a engaño por todo lo explicado anteriormente.

Tipos de compresores

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A lo largo de la historia se han ido desarrollando diferentes circuiterías en los compresores. Muy al contrario de lo que pasa en el mundo normal, el avance tecnológico no ha supuesto que los modelos antiguos se hayan devaluado y hayan dejado de ser útiles. Muy por el contrario, por ejemplo, un Fairchild 660 de los años 60 nos costaría aproximadamente unos 25.000€. Las diferencias más notables entre los distintos tipos de compresores hacen referencia a su etapa de ganancia. Es decir, lo que caracteriza a un compresor es la forma en la que se produce la reducción de ganancia de la señal de entrada. Esto se debe a que la diferente filosofía de esa etapa de ganancia va a hacer que un compresor suene distinto de otro. Es muy importante por tanto recordar que cada tipo de compresor va a tener un sonido distinto. Es decir, cuando coloquemos un compresor, y aunque todos realizan la misma operación (reducen la dinámica) es importante saber cómo suena cada uno y conocer sus características perfectamente.

Si nos fijamos en los circuitos que determinan los cambios de ganancia en los compresores, podemos hacer la siguiente clasificación:

  • Variable-mu. Fueron los primeros compresores que se implementaron. Este tipo de compresores basan su funcionamiento en un tipo especial de válvula llamada variable-mu. La característica especial de esta válvula es que es capaz de cambiar la ganancia de forma dinámica en función de la señal de entrada. Esta característica hace que este tipo de compresores no tengan un control de ratio, ya que el grado de reducción de ganancia es función del nivel de la señal de entrada. Los Fairchild 660 y 670 (versión estéreo) y el Manley Variable Mu son dos ejemplos de este tipo de compresores.
  • FET. La llegada de los semiconductores al mundo de la electrónica supuso en muchos casos la sustitución de las grandes válvulas por pequeños componentes electrónicos llamados transistores. Este tipo de compresores se basan en un tipo especial de transistores llamados transistores de efecto de campo. Este tipo de compresores tienen un sonido muy cristalino y tienen unos tiempos bastante rápidos. Además hay que tener en cuenta que este tipo de compresores suenan mucho mejor que otro tipo de compresores ante altos niveles de reducción de ganancia. También incorporaron al mundo de la compresión un control al que estamos muy habituados: el ratio, aunque en este caso no tenemos un control continuo para el ratio, si no que podemos seleccionar unos pocos valores. El ejemplo clásico de compresor de este tipo es el UREI 1176LN.
  • Opticos. La etapa de ganancia de este tipo de compresores se basa en un sistema lumínico. Por un lado tenemos una fuente de luz (de tipo incandescente o LED) que reacciona ante las variaciones de nivel de entrada. De esta forma cuanto más nivel tengamos más luz vamos a tener. Por otro lado tenemos un elemento fotodetector (en este caso un fototransistor) que es capaz de reaccionar ante esos cambios de luz, reduciendo la ganancia en el compresor en función de la cantidad de luz que tengamos. Este tipo de compresores tienen unos tiempos de ataque y release muy altos, es decir, son compresores muy lentos. Esto se debe al propio circuito lumínico. Tienen un sonido muy característico que ha hecho que sigan siendo muy usados hoy en día. Los ejemplos clásicos de este tipo de compresores son el Teletronix LA-2A y el UREI LA-3A. La diferencia entre ambos modelos era que la etapa amplificadora del LA-2A se basaba en válvulas y en el LA-3A se basa en transistores.
  • VCA. Son los compresores “normales” que más habituados estamos a usar. Son los que usan todo el mundo para controlar la dinámica de las pistas individuales cuando no se busca un sonido característico en la compresión. Son compresores de estado sólido (transistores) con los cuales podemos hacer controles muy precisos en la ganancia de la señal de entrada gracias a su respuesta rápida y sus alto grado de solidez en las curvas de transferencia.

Fairchild 670
Fairchild 670. Compresor de tipo variable-mu

Manley
Manley Variable Mu. Compresor de tipo variable-mu

Urei 1176LN
Par de compresores para configuración estéreo Urei 1176LN. Compresores del tipo FET
Teletronix LA-2A
Par de compresores para configuración estéreo Teletronix LA-2A. Compresores de tipo óptico

Urei LA-2A
Compresor Urei LA-2A. Compresor de tipo óptico

SSL XLogic G Series
Compresor estéreo SSL XLogic G Series. Compresor de tipo VCA

Neve 33690U
Compresor estéreo Neve 33609U. Compresor de tipo VCA

¿Por qué usar compresores?

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A medida que la tecnología de producción de audio ha avanzado se ha ido introduciendo la posibilidad de usar cada vez más pistas. Hoy en día, gracias a los sistemas digitales por ordenador, casi no tenemos limitación en las pistas a usar. Es normal encontrarse con una mezcla de unas 70 pistas, cada una con su propia dinámica.

La primera razón para usar compresores es la de mantener controladas la dinámica de todas las pistas dentro de una mezcla. Cada uno tiene su propia filosofía, pero yo me decanto normalmente por comprimir casi todas las pistas, pero de forma muy sutil. Me gusta que el sonido de mis mezclas tengan un sonido compacto y para ello se han de controlar los picos rebeldes. Esta filosofía de compresión es muy peligrosa, ya que corremos el riesgo de quitar vida al sonido si nos excedemos. Normalmente una reducción de ganancia de tan solo 2 o 3dB es más que suficiente para esta tarea. También hay que tener en cuenta con qué tipo de música estemos tratando. Hay estilos musicales en los que casi no se usa compresión, como por ejemplo jazz o música clásica. En este tipo de producciones se espera que el sonido sea lo más natural posible, así que no es recomendable el uso de compresores, a no ser que sea estrictamente necesario en alguna pista.

Otra razón por la que usar compresores es la de poder nivelar las señales. Es normal que un cantante, por muy bueno que sea y por mucha técnica que tenga, no sea capaz de cantar con el mismo nivel todas las frases dentro de una estrofa, todas las palabras dentro de una frase y todas las sílabas dentro de una palabra. Para poder eliminar esos altibajos en la voz es necesario usar compresores. Pero, como ya dijimos antes, tampoco es bueno pasarse con la compresión, ya que corremos el riesgo de hacer la voz tan lineal en su nivel que hagamos que suene totalmente antinatural y aburrida. Esto mismo puede que sea necesario en otros instrumentos aparte de en la voz.

También a veces es necesario aplastar la señal. Hay que tener muy claro cuando es necesario hacer esto, ya que nos vamos a cargar casi toda la dinámica de la pista. No suele ser una cosa que hagamos en muchas pistas dentro de un mismo tema, y tan solo lo debemos hacer cuando sea realmente necesario. Por ejemplo, imaginemos que queremos crear una base rítmica muy consistente y muy pesada. Para ello probablemente deberemos aplastar la dinámica del bajo, de tal forma que consigamos una base rítmica que no fluctúe y sea muy sólida. Esto es algo que suelo hacer mucho en temas potentes, como en hard rock, metal modernillo y cosas por el estilo. Sin embargo este efecto solo se hace imprescindible en las partes del tema que sean muy densas, así que suelo hacer automatizaciones para que la base rítmica pueda “respirar” en las partes que lo necesite. Además he de añadir que en este caso concreto del bajo suelo hacer la compresión en dos etapas. En la primera suelo usar un compresor para hacer la nivelación (tal y como vimos en la voz) y luego inserto un compresor para aplastar la dinámica que automatizo para que solo entre en acción en las partes que me interesa (habrá que hacer también una automatización de niveles para compensar el volumen de la señal, aunque a veces configurando bien el control make-up del segundo compresor suele ser suficiente).

Estas son las tres funciones básicas que tiene la compresión en una mezcla, aunque podemos añadir una función extra que nada tiene que ver con el control de la dinámica. Me refiero a la compresión como recurso estilístico. A veces podemos usar los compresores como efecto de sonido, ya que con ellos podemos cambiar el carácter y el timbre propio de una pista. Para ello se suelen usar compresiones bastante bruscas para alterar totalmente el sonido de la pista.

Aparte de estas funciones más o menos “normales”, existen otras más especiales que veremos más adelante.

Los controles básicos

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Es muy importante para poder configurar bien un compresor el conocer en profundidad las posibilidades que nos ofrecen sus controles. No solo hablamos de conocer cuantos controles tenemos y que hace cada uno, eso se puede leer en cualquier manual de instrucciones, sino qué provoca el cambio de cada uno de los controles.

Lo primero que debemos decir es que cada compresor es distinto. Ya hemos dicho que dependiendo de su circuitería, un compresor va a sonar totalmente distinto que otro. Pero no solo pasa con las distintas filosofías de implementación de los compresores, sino que dentro de los mismos tipos de compresores vamos a tener sonidos bien distintos. Por ejemplo, el Neve 33609 y un SSL de la serie G van a sonar bien distintos, aunque sean los dos compresores VCA. En este aspecto soy fiel a la filosofía “menos es más”, es decir, es mejor tener muy pocos plugins o compresores analógicos y conocerlos muy profundamente a tener miles de ellos y no saber realmente bien que sonido tiene cada uno y como poder sacarles todo el jugo (aparte de que te ahorras mucho dinero).

Aparte de estas diferencias sónicas entre los distintos compresores hay que tener en cuenta que cada compresor va a tener unos controles. Es verdad que casi todos tienen los mismos controles, pero algunos ofrecerán más opciones que otros, y también dependiendo de su filosofía de implementación, algunos les faltará algún control básico. Por ejemplo, como ya dijimos, un Fairchild 670 no va a tener ratio.

Empecemos con el threshold (umbral). Como ya dijimos cuando hicimos una introducción a los procesadores de dinámica, es el nivel por encima del cual el compresor va a actuar. Sin embargo vemos que hay algunos compresores que no tienen este control, como por ejemplo el LA-2A. En este caso tenemos un threshold fijo. Cuando suceda esto tendremos siempre un control de ganancia de entrada, y a medida que subamos y bajemos dicho control haremos que se supere más o menos el threshold.

El fijar correctamente el threshold es algo muy importante, ya que dependiendo la razón por la que queramos aplicar la compresión lo vamos a tener que situar en uno u otro punto del nivel de la señal. Para configurar el threshold es importante que conozcamos la dinámica de la señal. Para ello lo que suelo hacer es colocar un medidor de nivel que sea muy preciso en el canal master, poner en solo la pista cuya dinámica quiero analizar y ver en el medidor los dBs entre los que fluctúa la señal. Mucha gente no tiene en cuenta esto a la hora de realizar una compresión, pero es fundamental para no hacer las cosas mal. Por tanto recordad: primero hay que saber para que vamos a comprimir (no hay que comprimir por comprimir, que luego pasa lo que pasa…) y lo segundo es ver la dinámica de la señal para saber donde hay que colocar el threshold.

Por ejemplo, si lo que queremos es controlar la dinámica (tal y como explicamos en el apartado anterior), ¿dónde deberíamos colocar el threshold? Si tan solo debemos controlar los picos rebeldes para dar consistencia al sonido en la mezcla, indudablemente deberemos colocar el threshold en la parte alta de la señal. De esta forma la compresión tan solo afectará a los picos de la señal y dejará el resto de la señal intacta. Poniendo ahí el umbral nos aseguramos que el compresor controla la dinámica sin que cambie el sonido general de la pista.

¿Dónde deberíamos colocar el threshold en el caso de que queramos aplastar la dinámica de la señal? Pues si lo que queremos es que el compresor afecte a toda la señal, está claro que deberemos colocar el umbral en la parte baja de la señal, de tal forma que la compresión afecte tanto a los niveles flojos como a los fuertes.

Ahora imaginad que queremos hacer la nivelación en una pista de voz y que ya hemos analizado la dinámica de la pista. En esta tarea es donde mucha gente comete un error grave. La gente piensa que para nivelar un pista es necesario que todos los niveles queden afectados por la compresión, de tal forma que sitúan el umbral en la parte baja de la señal. Con eso lo que estamos haciendo no es nivelar, sino aplastar la dinámica. Esta es la razón por la que muchas voces suenan totalmente lineales. Es más, en este caso, puesto que no se hacen una compresión correcta, es necesario aplicar grandes cuotas de compresión para conseguir que la pista no fluctúe en sus niveles, llegando mucha gente a usar limitadores. Meditemos bien qué es lo que queremos conseguir con una nivelación. Lo que pretendemos es acercar los niveles más fuertes a los niveles más bajos de la señal. Para ello hay dos opciones. La incorrecta, como hemos dicho, es situar el threshold en la parte baja de la señal y aplicar mucha compresión, con lo que conseguiremos un sonido demasiado lineal y aburrido en la pista. La correcta es situar el threshold en la parte media de la señal y aplicar una compresión moderada, de tal forma que acerquemos los niveles fuertes a los niveles bajos sin cargarnos totalmente la dinámica de la señal, consiguiendo que la pista tenga consistencia pero que no suene muerta.

El primer paso para no comprimir a lo loco por tanto empieza por colocar correctamente el umbral, justo donde necesitemos colocarlo según qué tipo de compresión vamos a aplicar. Veréis como esto tan simple hace que vuestras mezclas empiecen a tener un sentido que antes no tenían.

Una vez que hemos visto cómo colocar correctamente el threshold, pasemos al ratio. Con el control de ratio vamos a indicar la relación que queremos que tenga la señal de entrada y la señal de salida para los niveles que estén encima del threshold. Por ejemplo, si tenemos un ratio de 2:1 a la salida todo lo que supera el threshold tendrá la mitad de amplitud, con 4:1 tendremos un cuarto, con 6:1 un sexto.... Es muy importante remarcar que hablamos de todo lo que supere el threshold y no hablamos de toda la señal. Es muy común confundir las cosas en cuanto al ratio.

Veamos varios ejemplos. Tened en cuenta que en estos ejemplos para simplificar las cosas imaginaremos que estamos trabajando en digital, lo que significa que vamos a hablar de dBfs, donde 0dB marca el nivel máximo y todos los demás niveles son negativos. Imaginad que tenemos un compresor en una pista con el threshold colocado en -20dBfs y con un ratio de 2:1. Imaginad ahora que en dicha pista llega un instante en el que tenemos un nivel de -10dBfs. La parte de la señal que sobrepasa el threshold será la que va desde los -20dBfs a los -10dBfs, es decir, estamos sobrepasando en 10dB. Puesto que estamos sobrepasando 10dB y tenemos un ratio de 2:1 significa que en ese instante a la salida del compresor tendremos tan solo 5dB sobrepasando el nivel marcado por el threshold, es decir tendremos un valor total de -15dBfs. Hemos pasado de tener -20Bfs a tener -15dBfs, por lo que tenemos una reducción de ganancia de 5dB. Imaginemos ahora que ante esa misma situación tenemos un ratio de 4:1. Tenemos un sobrepaso de 10dB por encima del threshold, entonces a la salida tan solo sobrepasaremos 2,5dB por encima del threshold, es decir, tendremos una señal de -12’5dBfs. Vemos que aumentando el ratio vamos a tener más reducción de ganancia, hemos pasado de tener una reducción de 5dB a una reducción de 7,5dB.

Veamos ahora qué pasa si pusiéramos el threshold más debajo de la señal. Imaginemos que lo situamos en -40dBfs y pusiéramos un ratio de 2:1. Como el pico está a -10dBfs, estamos sobrepasando el threshold en 30dB, lo que supone que a la salida lo sobrepasaríamos en 15dB, teniendo una señal de -25dBfs. Por tanto con un ratio de 2:1 situando el threshold en -20dBfs tenemos a la salida una señal de -15dBfs y situando el threshold a -40dBfs tenemos una salida de -25dBfs.

Ratio 1
Compresión con ratio 2:1 y threshold en -20dBfs sobre una señal con nivel máximo de -10dBfs

Ratio 2
Compresión con ratio 4:1 y threshold en -20dBfs sobre una señal con nivel máximo de -10dBfs

De todo esto sacamos dos conclusiones importantes:

  • Si bajamos el threshold tendremos más reducción de ganancia.
  • Si bajamos el ratio tendremos menos reducción de ganancia.

Vayamos ahora con las constantes de tiempo. El tiempo de ataque es el tiempo que tarda el compresor en alcanzar toda la reducción de ganancia, mientras que el tiempo de release es el tiempo que tarda el compresor de pasar de la máxima reducción de ganancia a el estado de ganancia unidad.

Veamos esto con un ejemplo. Imaginemos que tenemos una señal con un nivel continuo de -30dBfs. En un momento dado sube de forma inmediata a -10dBbs y transcurrido un tiempo vuelve a bajar a -30dBfs. Imaginemos que tenemos un compresor en esa pista y hemos colocado el threshold en -20dBfs y tenemos puesto un ratio de 2:1. Imaginemos también que hemos configurado el compresor con un tiempo de ataque de 2ms y un tiempo de release también de 2ms. Primero analicemos la situación sin tener en cuenta las constantes de tiempo, tal y como hemos hecho hasta ahora. Vamos a tener un sobrepaso del nivel de threshold de 10dBs, y al tener un ratio de 2:1 vamos a tener una reducción de ganancia de 5dB, por lo que a la salida del compresor en la parte en la que la señal alcanza los -10dBfs vamos a tener un nivel de -15dBfs.

Ratio 3
Compresión con tiempos de ataque y de release iguales a 0s

Ahora veamos lo que pasa al introducir en el análisis las constantes de tiempo. En un primer momento la señal tanto de entrada como de salida tienen -30dBfs, en un momento determinado la señal de entrada sube instantáneamente a -10dBfs, por lo que en ese momento el compresor empieza a aplicar la compresión gradualmente hasta que se alcanzan los 10dB de reducción de ganancia, lo cual tarda 2ms en lograrse, por tanto a la salida inicialmente tenemos -10dBfs y en 2ms alcanzamos un nivel de -15dBfs. Pasados esos 2ms la señal de salida se mantiene atenuada 10dB hasta el momento en el que la señal de entrada vuelve a caer a los -30dBfs. En ese momento en la salida registramos un nivel de -35dBfs, ya que debido a que la vuelta a la ganancia unidad del compresor no se hace instantáneamente al tener puesto un tiempo de release, seguimos teniendo reducción de ganancia en el compresor. Poco a poco se va alcanzando en la señal de salida los -30dBfs, exactamente se tardan 2ms en conseguirlo.

Ratio 4
Compresión igual que la de la figura anterior pero concon tiempos de ataque y de release distintos de 0s

Más adelante veremos cuestiones prácticas sobre cómo configurar las constantes de tiempo. De momento es mejor que nos quede claro en qué consisten y cómo afectan a la señal.

Funciones de transferencia

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Llegados a este punto sería bueno que entendiéramos en qué consisten las funciones de transferencia. Cuando tratemos con procesadores de dinámica va a ser muy común encontrarnos con este tipo de gráficas, sobre todo en manuales de instrucciones y en bastantes interfaces gráficos de plugins de procesadores de dinámica. Veréis cómo con estas gráficas es muy fácil calcular todo lo que hemos hecho hasta ahora, pero no he creído conveniente explicarlas antes para que aprendierais bien cómo actúa el threshold y el ratio por medio de cálculos tradicionales.

Una función de transferencia es un gráfico que enfrenta los niveles que tenemos tanto a la entrada como a la salida, de tal forma que podemos saber qué nivel vamos a tener a la salida ante cualquier valor de la entrada.

Veamos en primer lugar la función de la ganancia unidad:

Función
Función de transferencia de ganancia unidad

Esta podría ser la función de transferencia de cualquier procesador puesto en bypass. La forma de interpretar estas gráficas es la siguiente: Nos fijamos en la entrada y luego vemos que salida provoca. Por ejemplo, si nos fijamos en el nivel de entrada de -10dBfs y vemos donde corta la línea roja, vemos que a la salida también tendríamos 10dBfs.

Veamos ahora la función de transferencia de un amplificador:

Función
Función de transferencia de amplificador con factor de amplificación de 2’4

Esta función de transferencia se puede interpretar como el comportamiento de un amplificador lineal, es decir, la entrada es multiplicada por un cierto valor para todos los valores. Por ejemplo si nos fijamos en la entrada con -30dBfs vemos que tendríamos una salida de -12,5dB. Vemos que ante cualquier entrada, la salida va a dar la entrada multiplicada por 0’41. Hay que tener en cuenta que estamos trabajando con dBfs, es decir, que trabajamos en una escala negativa. En realidad ese factor de amplificación de 0’41 nos está diciendo que estamos teniendo una amplificación de 2,4 veces la señal de entrada.

Esta es la curva contraria a la anterior:

Función
Función de transferencia de atenuador con factor de atenuación de 2’4

En este caso tenemos la función de transferencia de un atenuador que funciona con el mismo factor que el ejemplo del amplificador.

Veamos ahora una función de transferencia de un compresor:

Función
Función de transferencia de compresor con threshold en -20dBfs y ratio de 2:1

El compresor que describe esta función de transferencia que ya hemos visto cuando hemos hecho los cálculos en la sección donde hablamos sobre el ratio. Vemos que tenemos ganancia unidad hasta los -20dBfs. En este momento lo que vamos a tener en la salida ya no va a corresponder a la salida, sino que tendrá la mitad de nivel. Esto es lo mismo que decir que tenemos un compresor con threshold en -20dBfs y con ratio de 2:1. Mirando esta simple gráfica podemos ver inmediatamente todo lo que antes hemos calculado. ¿Qué salida provoca un nivel de entrada de -10dBfs?¿Cuanta reducción de ganancia tendremos? Si nos fijamos en la gráfica, para una entrada de -10dBfs tendremos una salida de -15dBfs, por lo que hemos tenido una reducción de 5dB, ya que lo que cabría esperar tener en la salida con ganancia unidad sería -10dBfs.

Vemos que usar gráficas de funciones de transferencia es una forma muy cómoda de poder ver cómo actúa un dispositivo sin necesidad de tener que echar cuentas ni estrujarnos el cerebro.

Plugin
Ejemplo de plugin compresor donde podemos ver la función de transferencia (Waves C1)

Otros controles en un compresor

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Aparte de los controles básicos que hemos explicado, muchos compresores ofrecen controles adicionales que nos permiten adecuar aun más el dispositivo en función de la finalidad de la compresión. Los más destacables los vemos a continuación:

Algunos compresores nos ofrecen la posibilidad de poder controlar la forma en la que se pasa de ganancia unidad al estado de compresión, es decir, la forma en la que se pasa desde un ratio de 1:1 hasta el que hemos configurado en el compresor. Lo normal es encontrarnos con dos posibilidades: hard-knee y soft-knee.

Todos los casos que hemos estudiado hasta ahora hacían referencia a una configuración hard-knee, en la cual se alcanza el ratio seleccionado en el compresor inmediatamente por encima del threshold. En el modo soft-knee el paso desde el estado de ganancia unidad al del ratio se hace por medio de una curva, de tal forma que se va alcanzando progresivamente el ratio seleccionado desde el 1:1. Hay que tener en cuenta que en este caso la curva afecta a ambos lados del threshold, lo que tiene dos consecuencias. Por un lado la compresión se empieza a aplicar (en sus valores más bajos en esa subida progresiva de ratio) por debajo del threshold. La otra consecuencia es que no se alcanza el ratio seleccionado inmediatamente por encima del threshold. Por tanto dependiendo del nivel de la señal se aplicará un ratio, siendo el ratio aplicado mayor cuanto más sea el nivel de la señal.

Función
Función de transferencia con hard-knee y soft-knee

Además, hay compresores que nos ofrecen la posibilidad de modificar gradualmente esa pendiente de ratio, como por ejemplo el Dynamics de Sonnox, que ofrece 4 pendientes distintas.

Sonnox
Diferentes configuraciones de knee para el Dynamics de Sonnox

Como podéis imaginar, el uso del modo hard-knee ofrecerá una compresión mucho menos sutil que la usada con el modo soft-knee. Tendremos que usar por tanto soft-knee cuando quedamos que la compresión se aplique de la forma más transparente posible sin que sea evidente el uso del compresor.


También podemos encontrar en muchos compresores un control de ganancia de salida llamado make-up. Debemos tener en cuenta que una compresión implica una reducción en el nivel de la señal. Por medio de este control de ganancia podemos compensar la pérdida de nivel sufrida en la compresión. Hay que tener muy claro que esta ganancia va a afectar a todo el conjunto de la señal, es decir a los calores no procesados (los que están por debajo del threshold) y a los procesados (los que están por encima del threshold). Yo suelo ajustar siempre la ganancia por medio del make-up para hacer que la señal procesada tenga la misma sonoridad que la no procesada y poder así hacer comparaciones A/B entre ambas para ver exactamente qué es lo que está pasando en el compresor.

Función
Función de transferencia de compresor con threshold en -20dBfs, ratio de 2:1 y una ganancia de make-up de 7’5dB


Una función también muy útil que nos ofrecen muchos compresores es la de poder realizar filtrados en la señal de key. Esta función es idéntica a la de las puertas de ruido y expansores que vimos en el capítulo anterior, así que no la volveremos a detallar.

Algunos compresores pueden tener otros controles distintos que amplíen las posibilidades de ajustes, pueden tener estos mismos controles con nombres distintos y puede que no tengan ninguno de estos controles. Lo mejor es que, teniendo la base aprendida, nos miremos por encima los manuales de nuestros dispositivos para ver sus peculiaridades.

Compresiones paralelas

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Hemos visto hasta ahora cómo la compresión afecta a los transitorios de nuestras señales, ya que lo que hacemos es reducir el nivel de la salida ante las partes de más nivel de la señal. Sin embargo en ocasiones nos interesará comprimir una señal manteniendo los transitorios tal cual están en la señal de entrada. Para hacer esto usaremos la llamada compresión paralela o compresión al estilo New York (ya que fueron los ingenieros de esa ciudad estadounidense los que primeros aplicaron esta técnica).

La compresión paralela consiste en duplicar la señal que nos interesa comprimir, aplicar compresión en esa duplicación y luego mezclar la señal original con la señal duplicada. Podemos hacer esto de forma fácil haciendo una duplicación de la pista a comprimir con todos los insertos incluidos. Sin embargo este sistema tiene dos inconvenientes. Por un lado, al duplicar también los efectos de inserto de la pista original estaremos aumentando la carga de CPU de manera innecesaria. Por otro lado, si hacemos algún cambio en la pista original deberemos hacer ese mismo cambio en la pista duplicada. La forma más extendida de configurar una compresión paralela es tal y como se hace en las mezclas analógicas. Lo que hacemos es enviar la señal original a un bus auxiliar, de tal forma que cualquier cambio en la señal original varía la señal que estamos enviando al bus auxiliar. El envío en una situación normal ha de hacerse en ganancia unidad (debemos mandar el nivel de la señal idéntica a la que tenemos en la pista de audio). Creamos entonces una pista cuya entrada sea el bus auxiliar donde hemos mandado la señal original, luego insertamos en dicha pista un compresor y lo configuramos para tener una compresión alta (8dB de reducción de ganancia como mínimo en situaciones normales) con un tiempo de ataque lo más rápido posible. Cuando tenemos configurado el compresor bajamos la pista comprimida al mínimo y vamos subiendo el fader poco a poco, mezclando la señal comprimida con la original

De esta forma conseguimos comprimir la señal manteniendo los transitorios originales de la señal, ya que en vez de bajar los niveles más fuertes de la señal (como hemos hecho hasta ahora) lo que estamos haciendo es subir los niveles más débiles de la señal. Esto hace que obtengamos una compresión mucho menos agresiva que la compresión normal.

Suelo usar esta técnica de compresión tal y cual la hemos visto explicada hasta aquí cuando tengo algún elemento que quiero comprimir de una forma muy transparente. Por ejemplo en algún album de jazz podemos tener una voz con demasiado rango dinámico, pero el uso de una compresión normal puede hacer que se pierda el carácter natural que exige el sonido de este tipo de obras musicales. Aplicando una compresión paralela a esa voz, podemos mantener la dinámica controlada sin perder el carácter natural del sonido.

También uso compresión paralela cuando quiero dar cuerpo a una batería. En circunstancias normales uso el mismo sistema explicado anteriormente, con la salvedad de que ahora en vez de enviar tan solo una señal enviamos la señal de todas las pistas que conforman el kit de batería. Esto permite poder comprimir la batería manteniendo los ataques individuales de cada elemento que hemos configurado con los compresores en cada una de las pistas. Sin embargo hay también ocasiones en las que podemos jugar con los niveles enviados a la pista de compresión paralela para hacer que un elemento se haga más prominente en la mezcla. Por ejemplo, si estamos vemos que la caja no está suficientemente definida en la mezcla, una de las cosas que podemos hacer es subir el envío de esa señal a la pista de compresión. Esto hará que con un pequeño cambio la caja suena mucho más definida.

Hasta ahora hemos visto la compresión paralela como una pista sin comprimir que se mantiene estática y una pista comprimida con la misma señal que la otra, a la cual subimos el fader desde abajo hasta encontrar el balance deseado. Sin embargo, podemos encontrarnos con situaciones donde tengamos que hacer justamente lo contrario. Imaginemos que tenemos un tema en el que queremos obtener un sonido muy denso en la batería. Para ello lo que se suele hacer es una compresión normal en un sub-grupo de batería. Para enviar las pistas de batería a ese bus esta vez no se usan los envíos, si no que se manda directamente las salidas de las pistas a la entrada del sub-grupo. Puede que el sonido que consigamos comprimiendo ese grupo de batería nos guste, pero que veamos que hemos perdido en gran medida el carácter transitorio que hemos configurado en cada pista de forma individual antes de hacer la compresión del grupo. Para ello lo que podemos hacer es enviar a una nueva pista, por medio de envíos, los elementos que pensemos que han perdido su carácter transitorio e ir subiendo dicha pista hasta que veamos que lo hemos recuperado.

¿Dónde colocar las cosas?

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Hay mucha gente que se pregunta donde colocar el compresor, ¿antes o después de la ecualización?Para contestar a esto hay que tener en cuenta que una compresión va a cambiar el balance frecuencial de la señal. Además las frecuencias bajas excitan más un compresor que las frecuencias altas. Si tenemos en cuenta estas dos cosas podemos suponer que si colocamos el compresor antes del ecualizador, las frecuencias que debemos eliminar en la señal van a estar influyendo en la compresión y que si colocamos el ecualizador antes de la compresión, dicha compresión nos va a alterar el balance frecuencial que hemos definido en el ecualizador.

Para evitar esto lo que suelo hacer es ecualizar en dos etapas. En la primera etapa de ecualización, coloco un ecualizador que sea transparente para hacer el filtrado paso alto y eliminar las resonancias que crea oportunas. Una vez que he limpiado la señal coloco el compresor y ajusto la dinámica de la señal. Una vez hecha la compresión coloco a continuación un ecualizador para determinar el balance frecuencial de la señal.

Si lo hacemos de esta forma, el ecualizador que determina el balance frecuencial no estará influenciado por la compresión. Si no lo hiciéramos de esta manera, cualquier cambio en la ecualización provocaría un cambio en la compresión, por lo que deberíamos ajustar tanto el ecualizador como el compresor ante cualquier modificación.

Aparte de esta ecualización en dos etapas, también hago normalmente la compresión en dos etapas cuando es necesario. Hay que tener en cuenta que los compresores clásicos (1176, LA2A, 660, ...) dan cierto carácter al sonido y que no siempre los vamos a usar explícitamente para hacer un control de dinámica. Podemos primeramente hacer el control de la dinámica por medio de un compresor VCA y colocar a continuación uno de estos compresores cuando queramos que la pista tenga cierto carácter especial. Podemos también separar en varios compresores las tareas de modificación de dinámica, haciendo más eficiente el trabajo. Por ejemplo, podemos querer en una caja nivelar la señal y hacer que tenga más pegada. Podemos usar un compresor para nivelar y otro para añadir pegada. Cuando lo hagamos así debemos tener cuidado en que las constantes de tiempo de los distintos compresores no se interpongan entre sí.

Hay que tener en cuenta que no debemos tomar como algo prefijado por ninguna ley el orden de colocación de los ecualizadores y compresores, si no que debemos hacer la colocación de la manera que más nos convenga en cada situación. Además no hay que tener miedo en colocar el número de compresores o ecualizadores que creamos oportunos. Cuando mezclemos debemos ser libres de romper reglas para conseguir lo que queremos.

Compresor en el bus de mezcla

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El uso de un compresor en el bus de mezcla es algo que se lleva usando desde hace mucho tiempo, y desde hace mucho tiempo sigue siendo un tema de disputa entre diferentes ingenieros de sonido. Antes de nada hay que decir que hay muy buenos ingenieros de mezcla que mezclan a través de un compresor, pero que también hay muchos otros buenos ingenieros que no les gusta mezclar así. Por tanto el uso o no de un compresor en el bus de mezcla no es algo determinante para obtener una buena mezcla, si no que es algo que responde a gustos personales del que mezcla.

Mucha gente piensa que al usar un compresor en el bus de mezcla nos estamos metiendo en el trabajo de los ingenieros de masterización. Sin embargo esto no es así. Hay que tener en cuenta que el añadir un compresor en el master una vez terminada la mezcla, o cerca del momento de terminarla, no tiene ningún sentido, ya que lo que haremos es cambiar el balance que tanto nos ha costado conseguir durante la mezcla. En este caso sí nos estaremos metiendo en el trabajo del ingeniero de masterización, y realmente la inserción de un compresor en esa situación no aporta nada a la mezcla como tal. El uso del compresor en el bus de mezcla implica realizar toda la mezcla desde el principio a través de dicho compresor. De esta forma, todas nuestras decisiones y las modificaciones que hagamos durante la mezcla estarán influenciadas por la acción del compresor, y por tanto podemos considerar que dicho compresor forma parte esencial de la mezcla.

Si estáis empezando en esto de la mezcla os aconsejo que no comprimáis el bus de mezcla hasta que no os hayáis familiarizado con el uso de compresores y sepáis bien como afectan a las señales. Un mal planteamiento del compresor en el bus de mezcla puede hacer que la mezcla haya que tirarla a la basura.

Yo cuando mezclo a través de un compresor encuentro algunas ventajas. En primer lugar, para conseguir el balance dinámico global de la mezcla aplicando mucha menos compresión en las pistas de forma individual. Sobre todo noto esto a la hora de ocuparme de las nivelaciones de niveles. Encuentro que la mezcla empieza a tener un sonido cohesionado más rápidamente que si me centro solo en las compresiones individuales, es como si las cosas empastaran mucho más rápido. Además cuando se mezcla a través de un compresor suelen hacer falta muchas menos automatizaciones en la mezcla. Esto se debe a que el compresor hace que los niveles relativos entre los elementos tengan cierto sentido sin necesidad de hacer automatizaciones complicadas.

Sin embargo el mezclar a través de un compresor hace que algunas cosas que habíamos tenido como ciertas hasta ahora, ya no sean verdad. Por ejemplo, debido a que se están comprimiendo todos los elementos de forma conjunta, los movimientos de los faders ya no provocan el mismo efecto. Imaginad (o haced la prueba) de comprimir un bus con todos los elementos de la batería y mirad lo que pasa cuando vamos subiendo poco a poco, por ejemplo, la caja. Vemos que esa subida afecta no solo a que la caja suene más alta, sino en el resto de los elementos de la batería y en la forma en la que apreciamos la pegada general. Eso mismo ocurre cuando mezclamos a través de un bus de mezcla. Se necesita algo de experiencia para conseguir buenos resultados.

Cuando usemos un comrpesor en el bus de mezcla es importante tener siempre en cuenta que hay que tener reducciones de ganancia muy pequeños. Muchas veces con tan solo 1dB o 2 dB suele ser suficiente. En algunas ocasiones especiales se puede llegar hasta 4dB de reducción de ganancia, pero yo normalmente me pongo de límite 2dB o 3dB en las partes más fuertes del tema. Además los tiempos de ataque y de release son muy importantes a la hora de hacer que el compresor no introduzca artificios extraños en el sonido. Por ejemplo, un tiempo de ataque demasiado rápido se va a cargar todo el carácter transitorio del tema, lo que puede hacer que la mezcla suene sin vida, oscura y plana. Normalmente suelo usar tiempo de ataque entre 3 y 4ms y un tiempo de release entre 200 y 300ms. Hay que confirurar los tiempos de forma que se ajusten al tempo del tema musical. El ratio que se suele usar en este compresor suele ser muy pequeño, de 1.5:1 o 2:1.

Lo mejor como siempre... es que probéis a mezclar algún tema con un compresor en el bus de mezcla. Puede ser que quedéis maravillados y puede ser que lo odiéis. Como ya hemos dicho... es a gusto de cada uno.

Hasta aquí llegamos en esta entrega. Por desgracia hemos tenido que ver bastantes aspectos teóricos que, aunque a veces se hace muy tedioso, son necesarios conocer. Como compensación a esto en la próxima entrega vamos a tener muy poca literatura y muchos ejemplos prácticos por medio de audios y videos, donde podréis comprobar por vosotros mismos todo lo que podemos hacer con los procesadores de dinámica y donde veréis algunas técnicas avanzadas de procesamiento de dinámica. Hasta entonces... un abrazo.

José A. Medina
EL AUTOR

Ingeniero técnico de telecomunicaciones. Músico y productor afincado en México, responsable de los estudios Uniphonic y profesor de acústica, electrónica, grabación y mezcla en Rec - Centro de estudios Musicales.

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