Hmm, creo que, partiendo de la base de por qué cada uno se hizo músico, mi voto es sin lugar a dudas para Beethoven. Mozart era un genio, pero fue tan sumamente explotado por su padre que, para mí, pierde muchísimo mérito. Sinceramente, cuando escucho a Mozart, evoco muchos sentimientos, pero ciertamente dudo bastante de si él los tenía cuando componía. Es del tipo que le pasaban un papel pautado, un lápiz y te componía una obra de 6 minutos en media hora... Me da un aire casi despreciativo hacia la música. Era muy bueno improvisando, pero siempre usaba modulaciones muy simples a otras tonalidades, y en armonía, para tanta riqueza melódica que tenía, era bastante pobre (sinceramente, no se desligó mucho de Bach, por no decir nada).
Beethoven es un caso distinto, es el Chopin clásico. Es el que se opone, el que explora, el que se arriesga, igual que Liszt y Rachmaninov, aunque un tanto tardío. Son aquéllos que introducen nuevos motivos, totalmente nuevos, a la la música, son quienes se desligan de la práctica común y crean su propio mundo. Jamás he sentido eso con Mozart. Estaba muy ligado a su período musical, y, obviamente por la época, componía para los nobles, no para él. Puede que no sea su culpa, reitero, por la época en que vivía, pero, bueno, así se dieron las cosas.
Beethoven era independiente, y se sentaba al piano a componer, o tomaba el violín para componer, sintiendo el olor a madera de su instrumento, no el olor a tinta del papel... Luchaba contra todo con tal de crear su mundo propio.
Para mí es más importante la calidad musical (referida a la exploración y a la exteriorización de sentimientos) que la cantidad. Apostaría todas mis composiciones a la mayoría (mayoría, por favor, no reclamen) que habla de Mozart como un genio lo hace aludiendo a sus más de 600 obras en 30 años. Pensemos, primero, el tipo de obras que hacía. Son simples, eso es justamente lo que lo hace gustoso.
No sé si me explico, es algo complicado de explicar, pero, si bien la música de Mozart me gusta bastante, nunca me gustará Mozart. Una cosa es lo que oímos y otra cosa es cómo se creó lo que oímos.
Saludos.
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