Pedro es el nombre ficticio de un “técnico de sonido”. No tiene titulación alguna, aunque podría haber estudiado en alguna academia de estas tantas que pululan por todo el país cuyas matrículas suponen la visita casi forzada al crédito bancario. Si existiera la tercera vía, sin duda la tendría. Si fuera más joven incluso podría haber estudiado algún curso superior de carácter universitario o, porqué no, dejarse seducir por lo que era el único título universitario con la palabra “sonido” de por medio: telecomunicaciones. Hubiera aprendido algo, no dudo de ello, pero nadie le hubiera enseñado cómo cargar y descargar un camión, la diferencia entre un cable de carga y señal, las vicisitudes de un concierto o la normativa -aunque inexistente- para un sector tan denostado como el que le da de comer. Pedro se hace llamar “técnico de sonido”, pero no puede demostrarlo... Cuando en una charla con amigos lo suelta muchos se sorprenden, le sonríen incluso con una mirada de envidia. ¡Qué guay! dicen sus amigos: Pedro se lo pasa en grande cada fin de semana, mientras yo debo trabajar 8 h en la oficina aguantando a mi jefe y a la pesada de su mujer. Pedro sonríe y agarra la cerveza lo más rápido que puede para intentar cambiar de tema.
Este artículo continúa aquí: https://www.hispasonic.com/reportajes/reflexion-sobre-estado-sector-sonido-directo/37637
Este artículo continúa aquí: https://www.hispasonic.com/reportajes/reflexion-sobre-estado-sector-sonido-directo/37637
15
Responder
Citar
