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Los nuevos Macbook Pro van a interesar poco a los DJs

Artículo de opinión

Desde que adquirí mi primer Mac hace unos 15 años –no sin ciertas dudas–, reconozco que he sido todo un fanboy de Apple. Me conformé con que nunca viera la luz un portátil de la manzana con un procesador G5, y posteriormente di saltos en la silla cuando vi que se anunciaba el cambio a procesadores Intel. Me morí de ganas de tener un iPhone desde que fue presentado y no paré de desearlo hasta que lo tuve en la mano; con los años he tenido varios modelos. Del iPad y las toneladas de apps y accesorios que me he comprado para esos dispositivos –he tenido más de uno– mejor ni hablo.

He entendido y hasta defendido cada decisión polémica de la marca al respecto de cambios y retiradas de conectores, lectores de CD, memorias soldadas, procesadores de bajo consumo, actualizaciones de sistemas operativos… Pero tras ver los nuevos Macbook Pro presentados esta semana me quedé sencillamente frío, y por primera vez no encontré argumentos razonables para mucho de lo que ahí se presentaba. Tan frío me quedé que hoy me veo obligado a escribir uno de esos artículos en los que opino de la forma más sincera y me arriesgo a pegármela tratando de dilucidar las necesidades reales del colectivo para el que suelo escribir contenidos, los discjockeys. Pero bueno, el riesgo que pueda correr yo con un artículo de opinión es poco comparado con el riesgo que ha decidido correr Apple con unos portátiles cargados de ocurrencias.

DJs y Apple, algo que hasta ahora iba bien

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A los discjockeys les gusta Apple. En el sector profesional muchos emplean portátiles Macbook Pro –y sin Pro– para realizar su trabajo desde hace muchos años; los eligen por su buen rendimiento, su fiabilidad en directo, su durabilidad, y su poca devaluación de cara al mercado de segunda mano. Los usan para pinchar audio, para pinchar vídeo e incluso para no pinchar: muchos viajan con sus Macbook sólo para preparar la música con Rekordbox y luego exportarla a un pendrive que se conectará al setup.

A pesar de algunos reveses de Apple a este sector profesional —que aunque no es ni de lejos su principal mercado, supone un buen puñado de clientes—, los DJs que usan Macbooks no han dejado de emplearlos. Y con reveses me refiero a actualizar el sistema operativo y que tu interfaz de audio no sea reconocido –bueno, esto también es culpa de algunas marcas de equipamiento–, que la reducción de puertos obligue a andar con hubs, o que nuevos modelos de Macbook no funcionen eficientemente con controladores que antes iban perfectamente porque algo arcano y misterioso ocurre en los nuevos puertos USB. Los DJs han sido fieles evangelizadores de Apple y no han dejado de soltar importantes sumas de dinero por esos portátiles. Pero el matrimonio de conveniencia entre los amos de la pista y los amos del número 1 de la calle Infinite Loop, puede pasar por una pequeña crisis después de lo presentado ayer.

Lo que realmente habrían esperado los DJs

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Sinceramente creo que un DJ no debería haber esperado nada demasiado novedoso de la renovación de los Macbook Pro. Los modelos que ya existían a la venta, bien armados de memoria RAM, podrían mover suficientemente cualquiera de las aplicaciones actuales para pinchar a baja latencia y empleando todas sus posibilidades creativas –efectos, stems, vídeo...–. Pero bueno, si era cuestión de renovar mucha gente tenía claro lo que quería:

  • SSD de 256gb como configuración base en todos los modelos y con el mismo precio de inicio que la anterior generación de Macbook Pro. El almacenamiento físico es preferible para los DJs sobre las bondades del almacenamiento en la nube, es más fiable en directo.
  • 16gb de RAM como configuración base y posibilidad de ampliar a 32gb para la gente que pincha vídeo.
  • Batería de mayor duración. Los DJs trabajan en movilidad frecuentemente.
  • Memoria LPDDR-4, en parte para ayudar en el punto anterior.
  • Integración de la nueva familia de procesadores Kaby Lake de Intel –aunque esto era de partida improbable– para tener un poquito más de potencia de proceso.

Y realmente no era necesario nada más. Mejoras de rendimiento para andar sobre seguro con el software actual y con el que pueda venir, y buena capacidad de almacenamiento con un precio base igual o similar. Cualquier mejora adicional en diseño hubiera estado bien siempre que se tuviera en cuenta lo anterior. Pero las cosas no fueron del todo así.

Lo que Apple ofrece

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Si te cuentan que el director de una compañía de software para DJs aparece en la presentación de los nuevos ordenadores de Apple, automáticamente piensas que esos ordenadores deben de tener características técnicas mejoradas que atraerán la atención de los DJs. Pero no, el señor Karim Morsey apareció en la presentación de Apple para hacer una demostración de una de las funciones estrella integradas en los nuevos Macbook, la Touch Bar. Apple ha metido con calzador su genialidad para los dispositivos táctiles en sus portátiles, y le ha salido un sapo; Touch Bar es una pantalla táctil OLED de vidrio ubicada donde deberían ir las teclas de función cuya utilidad cambia según la aplicación que uses.

La idea es expandir la interfaz de usuario usando esa pantallita táctil alargada para implementar ahí funciones y herramientas de rápido acceso. Dicho así puede sonar alucinante, pero lo cierto es que dudo mucho que pueda acelerar o mejorar la experiencia de trabajo de un profesional con años de experiencia editando textos, fotos, vídeos o audio. Los profesionales en estas materias ya tienen un muy elaborado y mecanizado flujo de trabajo basado en lo que ya existe, atajos de teclado y uso del ratón, y si necesitan una interfaz expandida ya disponen de herramientas conectadas a su ordenador como trackpads, tabletas gráficas, controladores, etc.

Pero ahí estaba Karim Morsey, director de una compañía de software para DJs que, aunque es de las más noveles en el sector, ha tenido cierto éxito con aplicaciones de bonito diseño, buena integración con iTunes, y además han aparecido en todos los dispositivos de Apple, hasta en el reloj –me van los anglicismos pero me niego a llamar Watch a un reloj–. Karim nos enseñaría cómo su aplicación Djay Pro aprovechaba de manera magnífica la Touch Bar. Se puso los auriculares y nos demostró que la Touch Bar sirve para cosas como disparar samples y loops –¿eso no se podía hacer con las teclas normales?– y aplicar filtros y efectos –¿para eso no teníamos controladores?–. Sonado aplauso al final. Menudo cutrerío.

Los DJs que utilizan un ordenador para pinchar, una vez comienzan a trabajar lo que suelen tener más a mano es algún tipo de controlador, o una mesa de mezclas o reproductor que hace las veces de controlador. Puede hacer con eso todo lo que se podría hacer con la Touch Bar; es más, puede hacerlo con mayor precisión y prescindiendo de la pequeña latencia que añaden las pantallas táctiles. Lo que hizo Karim Morsey ni era realista, ni representaba la forma de trabajar de un DJ profesional que utiliza equipamiento de gama alta –como un Macbook Pro–, y ni tan siquiera era necesario. Por el momento la Touch Bar a un DJ sólo le sirve para que el ordenador le salga más caro si decide comprar un modelo que no sea el de más bajas prestaciones –ese modelo no la incluye–.

¿No hubiera sido más lógico tratar de integrar de manera nativa los dispositivos táctiles de los que ya dispone la compañía como parte de la interfaz del Macbook Pro o de cualquier ordenador? Los usuarios de ordenadores Apple suelen tener iPhones e iPads que perfectamente podrían realizar las funciones de la Touch Bar, incluso de manera más práctica.

Pero lo de la Touch Bar con Djay Pro es casi anecdótico comparado con todo lo demás. El nuevo Macbook Pro incluye puertos USB-C que sirven prácticamente para conectar cualquier cosa y proporcionan una velocidad cuatro veces superior a lo que ya había. Pero, ¿era necesario hacer desaparecer por completo los puertos USB tipo A? Está claro que el futuro pasa por el USB-C, pero mucho me temo que cortar por lo sano con el pasado no sirve para mucho más que para vender toneladas de cables adaptadores en el presente. A cambio el portátil es 3 milímetros más delgado, pero eso a un DJ no es que le afecte mucho. Me pregunto si a un fotógrafo o a un realizador de vídeo le afectará; me temo que tampoco.

El modelo básico de los nuevos Macbook Pro viene con SSD de 256gb, ¡bien! Un momento, ¿seguimos teniendo 8gb de RAM? Bueno, habrá que aumentarlo a 16gb de RAM y volver a gastar finalmente unos 1.700€… No, el modelo más básico ya cuesta 1.700€, y subirlo hasta 16gb de ram hará que te cuesta 1.940€. Y no es LPDDR-4, es LPDDR-3, y seguimos teniendo el límite en 16gb, nada de poder instalar 32gb, ¿el sufijo “Pro” en Apple no era garantía de herramienta profesional?

También tenemos un trackpad con Force Touch mucho más grande y que no le sirve de nada a un DJ; bueno, la aplicación de la empresa de Karim Morsey lo aprovecha. Y unos nuevos altavoces que suenan de maravilla, que tampoco servirán de mucho a un DJ porque suelen usar auriculares o un sistema de sonido conectado al setup para pinchar. Y el Magsafe, que evitaba que alguien te tirara al suelo el portátil si se enredaba en el cable de corriente porque tu batería se había consumido y necesitabas conectarlo, ha desaparecido también por motivos que sólo el difunto Steve Jobs podría justificar con éxito: porque sí. Mismas razones para eliminar el lector de tarjetas SD. La pantalla es mucho más brillante, pero a un DJ le va a dar igual porque la mayor parte de las veces pincha en lugares con poca luz.

La batería no dura más: 10 horas de “navegación web”. ¿De qué sirve que el ordenador sea 200 gramos más ligero si pagamos más por el ordenador y no ganamos en autonomía?

Lo que nos queda

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A pesar de lanzar la nueva gama, Apple mantiene en su catálogo un antiguo modelo de Macbook Pro, que se vende por 1.450€ y que será el que mucha gente seguirá comprando. Y es además el único Macbook Pro que yo recomendaría comprar a un discjockey como ordenador nuevo si me preguntara por un ordenador de Apple, al menos hasta que esta generación “transitoria” de Macbooks desaparezca y Apple nos trate de emocionar de verdad con algo excepcionalmente nuevo. Por cierto, si alguien pensaba en la gama Macbook Air, el modelo de 11” ha desaparecido del Apple Store, ¿se acabó esta línea de producto?

Por otra parte, aunque en un año y medio o dos años llegue un modelo nuevo, parece que Apple ha vuelto a subir el listón del precio, y ese cuando lo suben es raro que vuelva a bajar. Tener un Macbook Pro de última generación es a partir de ahora al menos 200€ más caro, y ni te llevas los cuatro puertos USB-C –tan sólo dos– ni la Touch Bar. Y la memoria de ese modelo funciona ligeramente más lenta que la del resto. Es de lógica pensar que con el paso del tiempo la tecnología se abarata y por el mismo dinero puedes obtener algo mejor, pero esa lógica no se aplica a Apple en muchas ocasiones.

Teo Tormo
EL AUTOR

He trabajado como productor musical y discjockey. Desde hace años investigo y analizo la tecnología musical aplicada al DJ, buscando siempre las herramientas más innovadoras y observando su impacto en la industria musical.

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