Esta tarde he tenido mi primer ensayo con Carmelopec y los seminaristas inquietos. Además de pasar una tarde de lo mas agradable y tomar conciencia de la oxidación galopante que sufren mis dedos, he vivido una de las situaciones más simpáticas de los últimos tiempos. Íbamos a tocar un tema y Carmelo ha buscado en su disco duro alguna version que pudiéramos escuchar para hacernos una idea, y cuando la encuentra, pincha con el ratón y aparecen en la pantalla el señor Rocco Sifreddi (un grande en su género, sin duda) y una guapa señorita haciéndole una magnífica mamada. Hemos tenido algarabía general (eramos cuatro) durante un rato y he prometido solemnemente a Carmelo no cebarme demasiado cuando lo contase en Hispa (ya que tenía que contarlo por narices, no había más remedio). Ay, todavía lloro cada vez que recuerdo su expresión

...y mas vale que no te encuentres con uno de estos mientras te echas unas nadadas
