Ortega vivió exiliado, era tan moderado y certero (y tan pacífico) que al final fue admitido (por cojones o porque no quedaba más remedio que rendirse ante la evidencia) como filósofo del régimen; pero no lo fue, nunca fue un inspirador, ni siquiera el tardo socialismo utópico fascista y católico joseantoniano; aquí no había más huevos que los de Franco; mira Mola... Ortega, como cualquier pensador sano era republicano, no de un republicanismo enfermizo, como única forma de gobierno desde la república romana, reconocía la diversidad de España, porque hay que ser tonto para no reconocerla; era un filósofo de mayor interés para los españoles que para la comunidad filosófica interancional (como Falla para la comunidad musical internacional u otros altos representantes de las cosas, si exceptuamos al FC Barcelona o al R. Madrid).
Los catalanes; la burguesía y más bien la aristocracia industrializada en reañidad, vivieron bien los 50 y 60, hubo apoyo a las iniciativas de la industria del motor (Pegaso, Bultaco, Montesa, Derbi) y la textil, aquella España autárquica tenía una San Francisco levantina (más que ocitana, le pese a quien le pese) en aquella Barcelona Franca. Buen caldo de cultivo para burgueses arrepentidos y progres prospectivos. El catalán no se persiguió como el Eusquera, se concedían beneficios y cuerda larga, allí fueron muchos inmigrantes de la España seca y pobre.
El Catalanismo tiene raíces antiguas; pero la brecha la abrieron las guerras de Sucesión, no obtuvieron fueros, no tenían requetés, miraban siempre a Europa y huían de la España cejijunta. El desdén y la desconfianza nació pareja en las dos orillas de la marca.
Ahora muchos creen que sus pol´ticos, corruptos y cicateros como pocos, les van a redimir de la mala suerte; en los 60 eran los cantautores de la Autónoma; en los 90 Terra Lliure; ahora...esteladas de los chinos y mitos resucitados.
Demasiada mentira sustenta este sueño; pero los sueños, sueños son.
Los catalanes; la burguesía y más bien la aristocracia industrializada en reañidad, vivieron bien los 50 y 60, hubo apoyo a las iniciativas de la industria del motor (Pegaso, Bultaco, Montesa, Derbi) y la textil, aquella España autárquica tenía una San Francisco levantina (más que ocitana, le pese a quien le pese) en aquella Barcelona Franca. Buen caldo de cultivo para burgueses arrepentidos y progres prospectivos. El catalán no se persiguió como el Eusquera, se concedían beneficios y cuerda larga, allí fueron muchos inmigrantes de la España seca y pobre.
El Catalanismo tiene raíces antiguas; pero la brecha la abrieron las guerras de Sucesión, no obtuvieron fueros, no tenían requetés, miraban siempre a Europa y huían de la España cejijunta. El desdén y la desconfianza nació pareja en las dos orillas de la marca.
Ahora muchos creen que sus pol´ticos, corruptos y cicateros como pocos, les van a redimir de la mala suerte; en los 60 eran los cantautores de la Autónoma; en los 90 Terra Lliure; ahora...esteladas de los chinos y mitos resucitados.
Demasiada mentira sustenta este sueño; pero los sueños, sueños son.

