Sintetizadores

Waldorf Streichfett: 'string machine' para el siglo XXI

De un vistazo

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En la línea estética de Rocket, 2-Pole, Pulse 2 o Blofeld, Waldorf Streichfett es un módulo versátil que revisita el concepto ‘string machine’ y sus reminiscencias setenteras desde la óptica de las posibilidades tecnológicas actuales. Otra apuesta curiosa desde Waldorf.

Inmediatez y manejo sencillo desde sus propios controles, y excelentes posibilidades de control y automatización vía MIDI, pero sobre todo un sonido que convence en la recreación de la memoria que representa, la aumenta con posibilidades nuevas, y destaca siempre por una limpieza que supone una excelente novedad respecto a los inseparables problemas de ruido (y de tamaño y peso, ya puestos) que acompañaban a sus predecesores.

Un auténtico conquistador para los que añoran esa parte de los sonidos de los 70s y para los que deseen contar con pads y colchones densos sin complicaciones. Es fácil caer subyugado por sus aromas, y a menos de 250€ se trata de perfume a precio de colonia.

Los antecedentes

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Eminent (o ARP) Solina, Roland RS-101…505, Logan Strings, Elka Rhapsody, Farfisa Syntorchestra, Korg Lambda y Trident y tantos otros, ocupaban hace 40 años bajo la denominación ‘string machine’ un terreno diferente a los sintetizadores monofónicos, destacando especialmente su polifonía total. Esa polifonía sin límites se obtenía mediante divisores de octava a partir de una señal base. Desde ese único reloj/oscilador maestro, generalmente pulsado -rectangular estrecha-, se obienen las frecuencias de las 12 notas y sus octavas por subdivisión, lo que es especialmente fácil desde el punto de vista electrónico por tratarse de señales con sólo dos valores, así que ‘casi’ digitales. Una solución económica que no exige un oscilador para cada voz y que ya estaba presente en los órganos electrónicos, pero que en las ‘string’ se acompaña con recursos específicos.

Un juego de filtros fijos impartía las resonancias que esperamos en los instrumentos consiguiendo el milagro de convertir esos pulsos en una señal que recuerda el timbre básico de cuerdas, voces, y otro pequeño juego de sonidos. Para cada timbre un determinado esquema de filtrado que imponga las resonancias principales características del instrumento (o los formantes de la voz). No es más que una aplicación electrónica del modelo excitación+resonador que describimos en la primera entrega de la serie sobre síntesis.

El sonido de esa fuente ‘ultrapolifónica’ se animaba con todo tipo de chorus, ensembles, phasers, modulación en amplitud, … Lo que fuera con tal de generar una sensación de densidad propia de una sección. En particular era habitual contar con varios LFOs combinados para definir la trayectoria de las modulaciones en esos efectos, o incluso se trataba de unidades múltiples (un chorus de dos o tres etapas o secciones, por ejemplo) funcionando en paralelo. Esos efectos eran un elemento esencial al sonido ‘strings’.

Sonido grueso en peso mosca

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No es novedad que Waldorf obtenga buenos resultados en materia de filtrado. Sí lo es la idea de parir un ‘strings’ renovado desde la tecnología disponible hoy, y han acertado. Aquí tenemos también polifonía total, dispuesta a interpretar un macrocluster de 128 teclas llegado el caso. Me ha sorprendido la variedad tímbrica, esperaba un alcance bastante más limitado. Por sus controles desfilan cuerdas, sonidos vocálicos, metales, órganos,… que incluso se combinan.

En alemán ‘fett’ significa grasa, y ciertamente con los ‘strings’ mejor cuanto más mantecosos y engrosados. Los sonidos de Streichfett pueden ser en sí mismos enormes, resultado de la combinación de varias sonoridades base (voces+cello+órgano, por ejemplo) y aumentadas con la riqueza de efectos ensemble, chorus, phaser, reverb, y animate (más adelante describimos este último). Y fijaos bien: he dicho ‘Y’ y no ‘O’: esos efectos pueden estar ocurriendo de forma simultánea y gobernados con ajustes diferentes de velocidades e intensidades de modulación llegando a diluir los ciclos individuales que los animan. Incluso tocando de forma estrictamente monofónica, Streichfett se las apaña, si así se desea, para crear una densa superposición y una complejidad sonora encomiables.

Dos secciones

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Realmente Streichfett tiene una doble personalidad. Es una máquina de cuerdas con polifonía total junto a la que se encuentra una sección de 8 voces de polifonía llamada ‘solo’ y capacitada para sonidos simples pero efectivos como contraste/complemento a la sección cuerdas. La presencia de uno frente a otro se regula desde la comodidad de un controlador ‘balance’ dedicado. Todos los demás controles son igual de sencillos e instantáneos. Cierto es que una sección ‘solo’ también aparecía en varias string machines clásicas, pero generalmente monofónica y más limitada.

La sección ‘string’

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La sección de ‘strings’ recrea sonidos de cuerdas (en registros de violín, viola, y cello), metal, órgano y voz (con diversas vocales reconocibles). El control ‘registration’ permite ir de una a otra de forma progresiva, combinándolas en distintos apilamientos que quedan descritos como líneas en la serigrafía que rodea a ese potenciómetro. Hacemos un recorrido de estos registros ‘al desnudo’ (sin efectos) en este espectrograma. Veréis en él la presencia de las resonancias y formantes que definen cada uno de los timbres.

El sonido en bruto, sin activar los efectos, es sin duda algo tosco (de ‘organito’), pero reconocemos perfectamente cada uno de los timbres, las diferentes vocales, etc. La variedad y calidad de las voces, y las posibilidades que ofrece el apilamiento (con hasta 4 sonidos combinados) van más allá de lo que esperaba. Es factible superponer el sonido base y su octava con el control ‘octaves’ logrando aún mayor densidad y complejidad.

No faltan los controles de ataque y liberación (rotulados como crescendo y release) que gobiernan la envolvente de intensidad de cada nota en un rango muy amplio de tiempos desde ataques/liberaciones veloces hasta la suavidad más típica de los colchones de cuerdas. Por cierto, Streichfett no cae en la simplificación parafónica que algunas ‘string machines’ imponían cuando contaban sólo con un único generador de envolvente compartido para todas las notas. Aquí cada nota realiza su propia evolución de crecimiento y decrecimiento.

Imprescindible el efecto ensemble, del que hubo muchos tipos en su día, y que es el que consigue la sensación de ‘sección’. El que aquí se presenta suena como un efecto combinado de chorus/phase pero múltiple. Esa multiplicidad de movimientos es huella propia de un strings que se precie. Está muy bien resuelto, con el carácter que cabe esperar. Se activa con un pulsador y puede elegirse entre tres variantes con un conmutador: chorus aporta un efecto menos ‘activo’ a modo de un chorus suave, string es una recreación fiel de un ensemble clásico mucho más intenso y caótico en su movimiento, y en el centro podemos combinar ambos. Vía MIDI existe incluso un control mayor (con un parámetro de intensidad del ensemble no disponible en el panel).

La sección ‘solo’

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La sección ‘solo’ es más modesta en polifonía. También lo es en grosor, al carecer de ensemble, pero se trata de sonidos no pensados para fondos sino para un mayor primer plano. Pese a todo alcanza unas nada desdeñables 8 voces.

‘Tone’ realiza un recorrido a través de bajo, piano eléctrico, clavinet, y dos tipos de sinte (synth y pluto). No es una selección con conmutador sino una progresión continua en la que cada sonido se va convirtiendo en el siguiente ofreciendo así muchos más timbres intermedios de lo que la mera lista haría intuir.

Se puede escoger una envolvente AD (ataque y caída) para sonidos que no deban ser mantenidos (como pianos, algunos bajos, clavis, etc.) o bien añadiendo una fase de ‘sustain’ cuando deseemos que los sonidos se prolonguen mientras pulsemos la tecla (el control ‘Decay’ gobierna en ese caso el tiempo de liberación al soltar la tecla).
Un detalle bien agradecido: el primer tercio del recorrido del control de ataque hace que aparezca al inicio del sonido un ‘clic’ o ‘percussion’ con un nivel regulable, terminología bien conocida de string machines y órganos tipo Hammond. El sonido que produce me recuerda la pegada inicial de un bombo, haciendo más que suficiente darle un nivel discreto para que se haga notar su presencia.

Aunque los sonidos ‘solo’ no se benefician del efecto ensemble, cuentan con un trémolo dedicado e independiente. Hay un único potenciómetro de control, que actúa tanto sobre la velocidad como sobre la intensidad del trémolo y es eficaz para obtener matices que van desde una ligera animación a una marcada inestabilidad temblorosa.

El control split tiene un nombre que llama a cierto engaño. Permite decidir si el sonido ‘solo’ se superpone a ‘strings’ en todo el teclado o únicamente en la parte alta o la parte baja (con el punto de frontera ajustable por el usuario) pero siempre strings sonará en toda la extensión del teclado. Se entiende mejor si le cambiamos el nombre por ‘rango’: realmente controla el rango de teclas en el que se puede escuchar el sonido ‘solo’ superpuesto a las ‘strings’: completo, superior o inferior. Vía MIDI sí sería factible una independencia total, puesto que strings y solo pueden hacerse responder a canales diferentes a la hora de interpretar.

Efectos

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Es destacable la limpieza de los efectos. Incluso emsemble y phaser, que en la tecnología BBD con la que se acostumbraban a crear en los 70s y 80s eran muy propensos a ruido y distorsión, suenan limpios y a la altura de las exigencias actuales.

La reverb funciona muy correctamente en este ámbito de sonidos colchón. El phaser es igualmente rico. Brillante es la idea del efecto ‘animate’, que realiza una modulación del control ‘registration’, de forma que en lugar de mantener un sonido fijo se puede estar continuamente variando entorno al punto definido por ‘registration’. Excelente aplicarlo en la zona de los registros de vocales: cualquier vocal suena artificial si está congelada, y esta animación puede impartir el movimiento necesario para hacerla más orgánica y creíble.

Pese a existir un conmutador que selecciona entre reverb, phaser y animate, realmente estos tres efectos se aplican de forma simultánea. Tras elegir uno de ellos, mover el potenciémetro ‘depth’ terminará de ajustar el carácter de cada efecto. Para eliminar alguno de estos efectos será necesario seleccionarlo y girar ‘a cero’ el control de profundidad. Como ya nos ocurría con el control de ‘tremolo’, jugando desde un único control depth desplegamos una acción combinada sobre varios parámetros del efecto elegido. Velocidad y propfundidad de LFO en el caso de animate; velocidad, profundidad y realimentación del phaser; mezcla wet/dry, tamaño de sala y amortiguación en el caso de la reverb.

A mitad de este espectrograma notaréis con claridad la activación del phaser y al final aparece la cola de reverb. Apreciaréis esos surcos que implican la desaparición de señal en todo un conjunto de frecuencias que en lugar de estar relacionadas armónicamente (como sucede en el flanger) están aquí separadas prácticamente por octavas (una relación exponencial entre las frecuencias sucesivas).

En el caso particular del phaser, además de los efectos cíclicos más reconocibles, encontramos en el tercio superior del recorrido la posibilidad de congelar en efecto de phasing en distintas posiciones de su barrido, un añadido muy útil. No hemos de olvidar que todos estos pots envían mensajes MIDI (CCs) y pueden automatizarse. Es perfectamente posible un phaser con control manual desde el control depth o bien automatizando una curva desde un DAW o gobernándolo con un pedal u otro control.

Memorias, conexiones y controles

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La implementación MIDI es muy completa y abierta a una automatización profunda o a poder usar controladores de todo tipo. Cara al uso en producciones y entornos DAW, Streichfett puede enviar mediante mensajes MIDI SysEx la programación de cualquier sonido y los retoques que hagamos de los pots y conmutadores pueden grabarse como controladores (CCs) para automatizar los cambios. Para el uso en vivo se dispone de 12 memorias (3 bancos de 4 sonidos) donde cada usuario puede dejar registrados otros tantos sonidos.

Los 12 primeros mensajes de cambio de programa se pueden usar para seleccionar entre esos 12 sonidos. Destacar que a diferencia de Rockit, aquí todos los controles, incluso los conmutadores, generan MIDI y pueden ser automatizados, así que el sonido es 100% automatizable, sin intervención manual.

Los volcados (sysex dumps) pueden ser tanto del contenido completo de los 12 sonidos memorizados como de uno de ellos, o incluso del sonido que tengamos ‘en uso’ aunque no esté memorizado en esas 12 celdas. Por cierto, volcar un sonido es un mensaje sysex de sólo 32 bytes, no una dilatada cadena interminable.

La salida audio es estéreo, hay salida dedicada de auriculares, y contamos con USB MIDI, y MIDI DIN5P In y Out. A diferencia de lo que sucedía en Rocket (¡menos mal!) aquí el potenciómetro de volumen no actúa sólo sobre los auriculares sino también sobre la salida principal.
Hay espacio suficiente para una cómoda actuación de todos los controles y su tacto y firmeza son excelentes.

El consumo de sólo 80mA y la alimentación a 5V hacen factible evitar el uso de alimentadores ‘robando’ la energía del bus USB (ni siquiera un iPhone se quejará por entregar esos miserables 80mA) pero viene incluido un alimentador externo en la caja.

Veredicto

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Es un instrumento fácil de asimilar, pero con suficiente variedad de resultados y con calidad tanto en los sonidos en sí como en los efectos que los acompañan. Si Waldorf se animara a sacar una versión sólo con los efectos para procesar audio no dudo que la vendería magníficamente, puesto que buenos ensembles y phasers son objetos codiciados por muchos.

Recomendable tanto para uso en vivo como en entornos de producción, en un caso por sus fáciles controles y en el otro por una excelente implementación MIDI. Igualmente útil para escucharlo por sí mismo con papel protagonista o para rellenar otros sonidos carentes de una calidez que strechfett consigue con facilidad (me quedé con ganas de superponer estas strings con algún sinte digital, especialmente FM o una guitarra nylon muestreada).

Además de las posibilidades para colchones, es muy fácil ajustar los sonidos de la sección solo, entre los que me atrajo especialmente el clavi y sus ‘morphings’ hacia ‘e-piano’ y hacia ‘synth’, junto con la posibilidad de variar sobre la marcha el decay según demande la canción.

Ya sólo nos falta oírlo, y nada mejor se me ocurre que este vídeo oficial de Waldorf, que muestra con sinceridad las sensaciones que produce. Es el sonido de Streichfett, sin excesos cosméticos ni acompañamientos grandiosos que lo entierren:

Pablo Fernández-Cid
EL AUTOR

Pablo no puede callar cuando se habla de tecnologías audio/música. Doctor en teleco. Ha creado diversos dispositivos hard y soft y realizado programaciones para músicos y audiovisuales. Toca ocasionalmente en grupo por Madrid (teclados, claro).

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