Sintetizadores

Yamaha Reface CS: control y potencia en formato reducido

Veredicto
Es sorprendente el cariño que ha volcado Yamaha en esta pieza, consiguiendo un conjunto muy equilibrado y un instrumento sin duda especial.

Yamaha, una de las marcas pioneras en el mercado de los sintetizadores, ha estado ajena durante los últimos años a la moda de los mini-instrumentos, siguiendo su propia agenda. He tenido la oportunidad de probar intensivamente el modelo CS de su nueva gama Reface, que no ha dejado indiferente a nadie.

Hace unos años ya que estamos viviendo una nueva oleada de instrumentos musicales con teclado cortados con un patrón común: baratos, de teclas pequeñas y de funciones atractivas. Korg, Akai, Novation y Arturia, entre otras, compiten en este atractivo sector de mercado, que ha crecido exponencialmente por la crisis mundial. Yamaha, que se ha mantenido al margen sacando reediciones y versiones más o menos atractivas de sus instrumentos electrónicos más conocidos, se une ahora con una gama denominada Reface, que en Hispasonic ya habéis tenido la oportunidad de conocer en casi su totalidad.

Reface CS

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Ya hace unos meses que tuve la posibilidad de probar la versión prototipo del CS. Mi primera impresión fue un “¿qué es esto?”. Honestamente, no esperaba un teclado de estas características de Yamaha, que me tenía acostumbrada a ir despiezando el motor del Motif en distintas versiones.

El CS es un instrumento heredero de la filosofía “Control Synthesizers” de los analógicos clásicos de la marca. Es un sintetizador substractivo de 8 voces, con un filtro paso bajo, un oscilador de baja frecuencia asignable a 4 elementos del motor de síntesis, un generador de envolvente y un oscilador polifónico, con oscilador de baja frecuencia propio y modos complejos de modulación y generación de ondas. El motor del sintetizador incorpora un looper muy sencillo para jugar con ideas.

La caja es de color blanco, y en las manos se percibe como sólido, pequeño y ligero. La primera sorpresa de la gama es “tiene altavoces”, cosa que me hace recordar con cariño a los PSS de los 80. Lo segundo es la ausencia de pantalla y de presets, lo cual me parece inconcebible para un instrumento digital de este siglo (y del pasado, la verdad).

El concepto de este instrumento se basa en el control directo de cada parámetro del sintetizador, de forma que el motor de síntesis refleja en cada momento la posición de cada botón. Esto no es realmente así al 100%, porque el CS toma ciertos atajos que lo hacen más potente y atractivo.

Como el resto de la gama, las características comunes son:

  • 37 teclas pequeñas.
  • Altavoces incorporados.
  • Posibilidad de que funcione a pilas o con un adaptador externo.
  • MIDI y USB.
  • Software de control para iOS y una librería social online.

Detrás tiene dos salidas en jack, una entrada de sustain, un puerto MIDI en un conector DIN pequeño, un puerto USB y una entrada auxiliar, además del típico conector de banana de la alimentación (12 v y 700 mA con el positivo dentro).

Globalmente, me recuerda más al OP-1 de Teenage Engineering que al resto de opciones de la competencia: líneas limpias, buena calidad de construcción y diseño espartano. Tiene 21 parámetros para controlar el motor de síntesis y una palanca de pitch bend (desplazamiento de tono).

Yamaha Reface CS

La cadena de control y síntesis está claramente distribuida de izquierda a derecha, siguiendo un orden peculiar pero práctico. Los controles disponibles son:

  • Palanca de pitch bend (desplazamiento de tono). El tacto es muy bueno, aunque el recorrido es corto.
  • Volumen general.
  • Octava, llegando a un rango de 5 octavas.
  • Control del looper, en una única palanca multimodo.
  • Los controles Assign, Depth y Speed para controlar el LFO. Assign tiene un modo especial denominado OSC que modula un parámetro dependiendo del tipo de oscilador elegido.
  • El oscilador controlado con 4 palancas: Legato (que a su vez controla la polifonía), Type, Texture y Mod. Para mí es el punto fuerte del CS. La generación y modulación de las ondas del oscilador está muy inteligentemente diseñada y alberga una potencia desproporcionada para el tamaño del instrumento. La descripción de cada modo se escapa de esta prueba, pero, resumiendo, tiene 4 tipos de osciladores: Multi-Saw, Pulse, Oscillator Synth, Ring Modulation y Frequency Modulation, en los que los parámetros Texture y Mod hacen cosas diferentes, desde añadir suboscilador a desafinar los osciladores.
  • El filtro, con dos controles: Cut Off y Resonance. El filtro es un paso bajo de 24dB/oct.
  • Un generador de envolvente ADSR tradicional con un control FEG/AEG, que decide qué cantidad de modulación del generador va al filtro o al amplificador.
  • Un multiefectos sencillo y con gran sonido, con los sospechosos habituales: distorsión, chorus/flager, phaser y delay, con dos parámetros posibles.

Cada tecla envía su valor por MIDI, por lo que se pueden automatizar todos los parámetros.

La caja, muy bonita por cierto, incluye un manual y un alimentador (que en mi caso, por ser un prototipo, es la versión de Reino Unido).

El manual cubre toda la gama Reface y está escrito en la manera clásica de todos los manuales de la marca, con esos dibujos tan curiosos y tan japoneses. Es fácil de entender.

No es la primera aproximación de la marca al sintetizador analógico virtual substractivo. Ya en los 90 presentó el AN-1X —que tuvo bastante buena acogida— y Yamaha ha estado promocionando su nuevo Reface CS como heredero de esa tradición.

El precio previsto para su comercialización en España es de 399 + IVA, pero se espera que el precio final en tiendas sea menor, en torno a los 400 euros.

En uso

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En un primer vistazo, el panel frontal parece bien distribuido y claro, pero con algunos atajos y modos inusuales. Nada más enchufarlo, decido ver a qué suena y obtengo un sonido horroroso que me hace recordar lo que para mí es la clave del teclado: cada parámetro actúa en tiempo real y las palancas están distribuidas ahora mismo aleatoriamente. El tacto del teclado es sorprendentemente bueno, a pesar de que nunca me han gustado este tipo de teclados. Los altavoces son minúsculos, pero prácticos. Es una pena que no se hayan molestando en implementar algún tipo de bass reflex, porque dudo que reproduzcan nada por debajo de 500 Hz, lo que es una pena dado lo bien que suena.

Yamaha Reface CS

En unos minutos es sencillo hacerse con la idea central del CS: control rápido y un motor potente. El tener todos los parámetros a mano te permite generar sonidos desde el minuto 1 que con cualquier otro sintetizador hubiera tardado 10 veces más. Además, las preasignaciones y opciones de modulación están muy inteligentemente seleccionadas, pudiendo producir todo tipo de chillidos en dos segundos de FM, RM y todo lo que se me ha ocurrido sobre la marcha.

El control en tiempo real es una bendición, pudiendo automatizar cualquier parámetro disponible por MIDI.

El sonido está a la altura de lo esperado: es un sintetizador digital de modelado analógico, pero el modelado es muy bueno. Me parece un desacierto por parte de Yamaha que hayan querido relacionar este aparato con el AN-1X: el CS suena mucho más cálido y analógico que su precursor. Mi siguiente tentación es compararlo con mi extensa colección de sintetizadores digitales (software y hardware) y analógicos. A su lado, la maravillosa bestia que es el Novation Supernova II parece desproporcionadamente compleja y suena mucho más cálido que el más versátil M-Audio Venom.

La comparación con los analógicos es injusta, pero necesaria. El sonido global del Reface, especialmente el filtro, me recuerda a una versión domesticada de su hermano mayor, el CS-5, pero con opciones y polifonía que su antecesor analógico no sospecha. Al lado del Alesis Andromeda (posiblemente uno de los mejores sintetizadores analógicos polifónicos de la historia), el Reface CS tiene poco que hacer en muchos aspectos (polifonía, sonido, filtros, opciones de modulación), pero sin embargo me permite reproducir en segundos algunos sonidos que en el mar de opciones del Andromeda supondrían minutos de programación y asignaciones.

El looper funciona de una forma peculiar: el metrónomo es únicamente una luz y no graba audio, sino notas MIDI. Francamente, me asombró mucho que no tuviera un metrónomo auditivo, pero con cierta práctica te acostumbras a ello. Lo de que no grabe audio me pareció raro al principio, pero luego lo vi como una gran idea, puesto que te permite jugar con el sonido en tiempo real, de forma ilimitada. Como todos los loopers, te deja añadir capas sobre lo ya grabado hasta agotar la polifonía.

Los efectos son muy competentes: la distorsión suena a lo que tiene que sonar, el chorus, phaser y flanger te transportan a los 80 y el delay te ayuda para tus momentos más oníricos.

Yamaha Reface CS

Cuando llevas unos días usando el Reface CS te surge la primera gran pregunta y el que, en mi opinión, es el gran fallo del aparato: es tan versátil y potente que te cuestionas por qué Yamaha no lo acompaña de una versión software, como ha hecho Roland en su serie AIRA, directamente controlado por el hardware. Si existiera, el Reface CS cubriría el 90% de mis necesidades de síntesis cuando trabajo y, la verdad, no existe ninguna razón técnica para no hacerlo.

Os acompaño una serie de loops que he programado sin usar efecto alguno y controlando el sinte todo siempre en tiempo real. Es una pequeña muestra de la potencia de la máquina:

Extras

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Extrañamente, Yamaha ha obviado darle bombo a las que, en mi opinión, son unas características muy interesantes en esta gama:

  • MIDI Web: el teclado se conectará a Chrome de forma sencilla, para poder descargar los sonidos de la web Soundmondo, comunidad de intercambio de presets de Yamaha. El MIDI Web aún no está muy desarrollado, pero promete ser una gran herramienta para los secuenciadores online.
  • La entrada minijack (3,5 mm), que permite usar los altavoces internos para mejorar tu iPad o tu portátil. No es que de repente vayas a tener unos Amphion o unos Genelec, pero para un roto te valen.

Conclusiones

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Además del CS, este verano tuve la posibilidad de probar brevemente el resto de la gama, a excepción del YC, y debo confesar que Yamaha le ha echado ganas y valor: ganas porque se nota que ha pensado muy bien cada modelo, y valor porque está peleando un segmento muy copado y con opciones de muchos tipos.

El Reface CS es el primer sinte digital en mucho tiempo que me ha hecho pensar que se pueden hacer las cosas de otra manera. Es sorprendente el cariño que ha volcado Yamaha en esta pieza, consiguiendo un conjunto muy equilibrado y un instrumento sin duda especial. No emula a una pieza en concreto, pero sí una filosofía que la propia marca había enterrado y donde destaca sobre la competencia: un motor potente de síntesis controlado en tiempo real y con atajos para su programación.

Su falta de presets me parece casi un crimen de guerra, sobre todo cuando Yamaha ya ha previsto que los puedas usar a través cualquier máquina iOS o Web MIDI, pero tiene sentido teniendo en cuenta el concepto general de la máquina. Personalmente, me hubiera encantado que existiera una versión en plugin, que el audio fuera a través de USB y, por qué no, la paz en el Mundo, pero por lo visto todo eso tiene que esperar un poco más.

Alternativas

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Estamos en un terreno resbaladizo. En este rango de precios hay de todo (analógicos, digitales, PCM), pero no hay nada tan equilibrado como el Reface CS (ruteo, rapidez, versatilidad, precio).

Si buscas una máquina analógica, posiblemente el Arturia MiniBrute puede ser tu opción: no es el analógico más grueso, y ni el teclado ni el motor de síntesis es tan potente, pero el filtro es único y digno de mención, es analógico y tiene control CV. El monofónico KORG MS-20 mini es una bonita opción: los filtros son una recreación domesticada de mis favoritos (soy un bruto y adoro el salvajismo desmedido de los MS-20 originales), las opciones de ruteo son muy buenas, pero aún así el digital Reface CS le planta cara por su octava más en graves que lo hace más adecuado para los bajos, más versátil y más rápido de programar.

En el mundo digital, Korg podría ser el competidor más directo, pero los motores de síntesis no son tan controlables y el sonido no es tan cálido. Roland y su gama Aira van por otro lado: el precio de partida es mucho más alto y la calidad del teclado System-1 merece un comentario aparte (por ser muy malo), pero tiene unas emulaciones muy atractivas de sintes analógicos básicos, a pesar de su escasa polifonía.

  • Síntesis muy potente y bien pensada.
  • 21 controles para ese gran motor.
  • Aunque no soy fan de los miniteclados, el tamaño invita a tenerlo siempre a mano y la calidad del teclado es indiscutible.
  • Los efectos son competentes y suficientes.

Contras

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  • No hay versión plugin.
  • No hay versión plugin. Sí, lo he puesto dos veces por si acaso alguien en Yamaha lo lee.
  • No me gustan los teclados pequeños.
  • El precio podría ser más ajustado al mercado.
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