Mackie CR5 BT: unos altavoces para todo, y también para mezclar

Cuando Mackie nos envió la tercera generación de sus monitores CR5BT para probar, las expectativas eran moderadas, como siempre que uno se enfrenta a monitores compactos. Sin embargo, esta nueva iteración incorpora novedades que amplían significativamente su versatilidad: ajustes básicos de ecualización por primera vez en la serie, conectividad Bluetooth 5.0 y una mejora significativa en la extensión de graves. Tras un tiempo conviviendo con ellos, podemos decir que Mackie ha dado un paso adelante notable en su búsqueda del equilibrio entre prestaciones y precio accesible.

El esquema de color negro con acentos verdes se mantiene, pero de una forma más sutil y sobria, alejándose de estéticas demasiado "gamer", lo cual es de agradecer (aunque ya sabéis lo que pasa con los gustos y los colores). El chasis de MDF con acabado vinílico transmite una solidez mayor a la que percibimos en otros modelos de este tamaño, como los PreSonus E5 que también tenemos por aquí. Con 6,9 kg el par, al cogerlos percibes inmediatamente que no estás ante unos "altavoces de ordenador" convencionales.

Eso sí, son algo más voluminosos que la media de este segmento (262 × 175 × 236 mm), algo a considerar si trabajas en un escritorio muy reducido. Por otra parte, si los vas a montar en una mesa (lo que probablemente será su configuración más habitual), agradecerás los dos pequeños pads de espuma autoadhesivos que te ayudarán a paliar las vibraciones que transmiten a la superficie.

Los CR5BT incorporan un woofer de 5,25 pulgadas con cono de polipropileno tejido y un tweeter de cúpula de seda de 0,75 pulgadas. La respuesta en frecuencia alcanza de 50 Hz a 20 kHz (-10 dB), una mejora notable respecto a la generación anterior. Durante nuestras pruebas pudimos apreciar que esos 50 Hz son ciertamente reales —hay presencia genuina en esa zona—, algo destacable para un monitor de 5 pulgadas.

La amplificación clase D entrega 100 vatios RMS, más que suficiente para espacios de trabajo típicos. Pudimos trabajar cómodamente sin superar nunca el 50-60% del volumen, en un recinto de unos 30 m2. También destaca el bajo nivel de ruido cuando están encendidos sin reproducir nada; a diferencia de otros monitores económicos con zumbido audible, los CR5BT son notablemente silenciosos.

Los CR5 BT son muy completos en este apartado: en el panel trasero encontramos dos entradas TRS balanceadas/no balanceadas, dos RCA y una auxiliar de 3,5 mm. En el panel frontal tenemos salida de auriculares, control de volumen y control de tono. Todas las entradas funcionan simultáneamente. Podrías, por ejemplo, tener la interfaz de audio, otro ordenador y un móvil reproduciendo sin tener que desconectar nada.

Los interruptores traseros permiten intercambiar los canales izquierdo/derecho (útil para colocar el monitor activo donde prefieras), y seleccionar el modo Desktop o Bookshelf según la distancia de los altavoces a la pared (bookshelf si van muy cerca de la pared, Desktop si están algo más alejados). Ten en cuenta que tienen puerto trasero, así que una excesiva cercanía a la pared afectará significativamente a los graves — de ahí la existencia de este interruptor.

Como detalle práctico, el cable entre monitores puede resultar algo corto (2 metros exactos de punta a punta), y el de alimentación también (180 cm) —no es un problema realmente, pero conviene saberlo.

El control de tono rotativo frontal permite variar la respuesta desde curva plana ("Work") hasta enfatizada en graves y agudos ("Play"). Es una forma de simplificar los controles de EQ que encontramos en otros monitores; en resumidas cuentas, gíralo a la izquierda para mezclar o editar, y a la derecha para escucha recreativa o películas.

Este control ayuda a mitigar la ligera exuberancia en medios-altos. Hemos podido apreciar que, con material de guitarras eléctricas distorsionadas o sintetizadores brillantes, rotar un poco hacia "Play" equilibra la respuesta.

Nota: Mackie tiene sentido del humor —el manual menciona el control inexistente "Mood Enhancer", una broma que nos desconcertó un poco hasta que dejamos de buscar el control en el panel y nos dimos cuenta: "con solo girar este mando [...] hará que tenga moods “negativos”: Tristes, sombríos, ansiosos, en ese plan... Pero conforme gire este mando a la derecha, el mood será intensificado a sonido más felices, con más energía").

El carácter sonoro se resume en tres palabras: con pegada, limpio y musical. El modo "Work" ofrece una presentación razonablemente equilibrada que nos ha permitido realizar mezclas básicas sin problemas. Las decisiones de mezcla que tomamos se tradujeron correctamente en otros sistemas de altavoces. Ahora bien, ¿son perfectamente neutrales? ¿Servirán para mastering o aplicaciones críticas de mezcla? No. ¿Son fiables para otros trabajos de home studio no críticos? Sí, absolutamente.

El rango de graves sorprende positivamente. Hay pegada real y peso suficiente para mantener tus líneas de bajo y bombos bajo control.

El rango medio se presenta con claridad. Hemos editado algunos vídeos de Hispasonic con estos monitores, y las voces se escuchan nítidas y presentes. Sin embargo, la zona de medios-altos puede mostrarse ligeramente adelantada con guitarras distorsionadas o sintes con muchos armónicos. Como decíamos antes, el control de tono ayuda a mitigar esto.

Los agudos del tweeter de seda ofrecen una buena extensión de frecuencias, sin llegar a cansar. Hemos pasado sesiones largas sin fatiga auditiva. Ahora bien, aunque son competentes y musicales, la precisión y fidelidad en agudos no es su fuerte.

La imagen estéreo resulta convincente, y el sweet spot es razonablemente amplio. Hemos probado todo tipo de música —jazz, metal, clásica, incluso reggaeton—, y a volúmenes razonables el sonido se mantiene limpio. Solo a volúmenes muy altos con graves extremos hemos notado algunos crujidos.

El emparejamiento Bluetooth es sencillo y automático al encender, o manual mediante botón frontal (el botón es el propio logo de Mackie). Tiene un alcance adecuado para estudio o salón (20 m² sin problemas). No hemos experimentado ningún microcorte apreciable u otras molestias típicas del bluetooth en todo nuestro tiempo de escucha.

Para escuchas casuales, el bluetooth funciona perfectamente. Sin embargo, la diferencia de calidad entre Bluetooth y cable es audible. Los graves pierden definición y peso —ahí es donde más se nota la compresión del códec. Para producción o escucha crítica, mejor usa conexiones cableadas. Para todo lo demás, el Bluetooth es suficiente, e incluso altamente conveniente en algunas situaciones en las que no quieres liarte con cables, como cuando terminamos la grabación del vídeo de Pablo Fernández-Cid sobre el Yamaha MODX M a las tantas de la mañana para poder publicarlo al día siguiente, y no quedaba tiempo para volver a montarlo todo. ¡En un instante estábamos editando!

Mackie presenta estos monitores, ya desde la misma caja y en letras grandes, como "monitores de estudio", así que sus intenciones podrían parecer claras. Sin embargo y a la vez, CR son las siglas de "Creative Reference", y ese "creative" no tiene nada de casual. Si seguimos leyendo los mensajes de la caja, veremos que se recomiendan para home studio, creación de contenidos y "disfrutar de la música", un planteamiento que no encontrarás en el marketing de monitores de gama alta, y tampoco es casualidad.

Ningún monitor de 5 pulgadas, independientemente de marca o precio, está diseñado para masterización o mezcla crítica. Esta es una realidad del tamaño. Dicho esto, los CR5BT se desenvuelven muy positivamente en su territorio natural, que es la versatilidad y la relación calidad/precio.

Si montas tu primer estudio, produces beats, grabas maquetas o mezclas podcasts, estos monitores ofrecen una referencia lo suficientemente fiable para tomar decisiones que se traduzcan correctamente en los sistemas que utilizarán tus oyentes. Para productores de hip-hop, electrónica o reggaeton, su pegada resulta ventajosa frente a otros modelos, pero para dubstep o drum and bass y otros géneros de graves más extremos, obviamente se quedarán cortos y tendrás que jugar un poco a las adivinanzas con las frecuencias bajas, como en cualquier otro monitor de este tamaño.

Por otra parte, los creadores de contenido encontrarán un gran aliado en los Mackie CR5: su sonido es más que suficiente para esos propósitos, y aporta diversas funcionalidades muy convenientes: múltiples fuentes simultáneas, control de tono, bluetooth. Los gamers acostumbrados a los típicos altavoces multimedia llenos de "bells and whistles" y pocas nueces simplemente saltarán a otra liga.

Con un precio habitual en torno a 220 euros, los CR5BT ofrecen un valor difícil de ignorar, competiendo frente a frente con otros modelos muy asentados, como los PreSonus Eris E5, y superándolos en prestaciones como la respuesta en graves. Una compra recomendada en este segmento de precio.

Más información | Mackie CR5 BT

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• Mackie CR5 BT: 215€ en Thomann