Personal (blogs de usuarios)

  • Me has arrancado...
    meidei

    Fue brusca la partida
    y estrecho nuestro abrazo
    quisiste de despedida
    arrancar de mi costado
    lo que llenaba el vacío
    que ahora dirige mis pasos
    creo que también se fue
    arrastrada por tu ira
    aquella parte que usaba
    para justificar sagaz
    actos rellenos de nada.
    Seguro que algún día
    pasarán factura cruel
    con forma de dentelladas
    en lo poco que recupere
    de mi llagada y triste alma.

    el 02/01/20072
  • Ludiguer - al loro - sueños desagradables
    Luis Perdiguer González

    Anoche mientras dormíamos, a eso de las tantas de la madrugada, minuto arriba, minuto abajo, empezamos a oír unos graznidos que venían del salón. Me levanté corriendo y al llegar allí observé que los berridos salían de la jaula del loro. Rápidamente le quité el capuchón y le vi moviéndose de un lado a otro como si se hubiera tomado quince litros de café. “¡Tranquilo, tranquilo!”, le dije, y luego le pregunté qué le pasaba, entonces él se bajó del techo de la jaula al que se acababa de subir y me dijo: “Pues no sé muy bien. De repente han empezado a venir a mi cabeza un montón de imágenes raras que me han empezado a poner nervioso y me han despertado sobresaltado”, “¿pero qué tipo de imágenes veías?”, le pregunté yo con curiosidad, y el me explicó, “pues ..., era como si acabara de explotar una bomba, con un montón de gente tendida en el suelo, coches humeantes y un loro herido en el suelo, y luego, un choque de coches, con sirenas de la policía, más personas en el suelo llenas de sangre y un loro dentro de uno de los coches pidiendo auxilio.”, “¿pero cómo ha sido eso?, ¿así por las buenas?”, le pregunté yo, y él me dijo: “bueno..., por las buenas..., por las buenas, pues no. La verdad es que ayer mientras vosotros bañabais al bebé y hacíais la cena, me dejasteis la tele puesta y yo estuve viendo las noticias.”, “¿y?” le pregunté yo en un alarde de elocuencia matutina, “pues que como de costumbre, casi todo fueron desgracias perfectamente ilustradas con sus imágenes”. Al oír esto creo que por primera vez me puse realmente en el pellejo de mi loro. Bueno, en el pellejo o en las plumas, o en lo que sea,. Así que le dije: “Como sabes, yo soy de los que ven la tele en los escasos momentos que me quedan tras haber cumplido con casi todas las obligaciones diarias y durante la hora de las comidas, que es el momento en el que uno aprovecha para ver que ha pasado en su planeta mientras él se ganaba los garbanzos”, “o sea, que ves poca tele” matizó él. “Pues eso. Pero día tras día, termino sin saber qué ha pasado porque me toca buscar una cadena donde solo emitan anuncios, o poner la pantalla del teletexto”, terminé de decirle, a lo que él añadió, “parece que las televisiones llevan mucho tiempo empeñados en que veamos a todas y cada una de las víctimas, y cuanto más de cerca mejor, de las noticias trágicas que a tal efecto seleccionan, vengan o no a cuento”, “además”, le dije yo, “la mayoría de esas noticias que hoy llenan nuestros telediarios antes sólo salían en un periódico muy concreto”, y entonces él me preguntó, “¿y era menos noticia un robo, una puñalada, un ahogado, un atropellado, un accidentado, etc., etc., antes que ahora?”. “Pues no creo”, le contesté yo, “pero es lo que se lleva ahora en la tele, los humanos nos movemos por modas. Me imagino que ya te habrás dado cuenta.”, y entonces él me dijo: “pero aun siendo moda el comentar estas noticias ahora, parece como si las cadenas pensaran que sois un poco cortos, ya que si no os enseñan a las víctimas creen que no vais a entender su noticia.”, y yo le dije, “Hombre, pues para el tiempo con un mapa y cuatro símbolos me vale, no necesito una conexión con cada ciudad para creerme que llueve, truena o nieva.”, “Incluso”, añadió mi plumoso amigo, “en aquellos atentados que hubo hace unos años en Nueva York, no se mostraron las imágenes de las victimas, y no creo que nadie dudara de que aquello fuera una catástrofe, ¿verdad?”, “pues lo cierto es que no conozco a nadie que no se lo creyera”, continué yo al tiempo que me frotaba los ojos como diciéndole que era muy grata su conversación pero que mañana más, pero claro, él no tenía que madrugar a la mañana siguiente y como ya se había desvelado, pues se rascó el pecho y prosiguió. “¿Qué mueve a las cadenas a ofrecernos tantos litros de sangre y lágrimas en cada espacio de noticias?, ¿por qué no nos cuentan los accidentes de tráfico, atentados, guerras, ajustes de cuentas y demás hechos de esta índole sacando sólo las imágenes del entorno, o ni eso, pero nunca a las víctimas o parientes cercanos desgarrados de tristeza?, ¿acaso al cámara o al responsable del noticiario le gustaría que lo viéramos a él o a algún familiar suyo en el estado en el que nos presentan a muchas personas diariamente?”, “no creo”, le contesté en medio de un bostezo mientras miraba de reojo al reloj más a tiro, y me acercaba poco a poco al pasillo. Pero mi señor loro tenía cuerda para rato, así que continuó, “y no sólo es el hecho de que algo acabe de ocurrir, sino que los aniversarios los celebramos volviendo a sacar a la pobre víctima del terrorismo troceada en un amasijo de hierros, a los del autobús de no sé donde desparramados por la carretera, a la mujer de éste o a los hijos de aquel desconsolados en una iglesia cualquiera, o unos fusilamientos y linchamientos públicos de una guerra que ese día precisamente hace no sé cuanto que acabó. Y digo yo, ya que sois una especie de clientes de las cadenas, ¿por qué no proponéis -una semana sin sangre-, y si se pierde credibilidad o rigor en la noticia, admitiremos que somos los equivocados, y que sus sangrías son necesarias, pero si no, que lo admitan ellos y dejen de emitirlas. ¿Qué te parece?”, entonces oí el principio de un llanto de bebé y por una vez me alegré de que se despertara en medio de la noche, así que salí corriendo hacia la habitación diciéndole, “tengo que dormir al pequeño. Si eso ya mañana continuamos. Buenas noches”.

    el 30/12/2006
  • Ludiguer - al loro - morros en envase familiar
    Luis Perdiguer González

    En una de las muchas veces que he pasado por delante de la jaula del loro, he visto que él estaba encaramado a los barrotes de su jaula cabeza bajo y con un gesto raro, así que no he podido evitar preguntarle, “¿te pasa algo?, y entonces él me ha contestado, “pues es que hay cosas de las personas que no consigo comprender. Llevo mucho tiempo entre vosotros y siempre me quedan cosas por entender”, “bueno”, le dije yo, “pues no creas que yo siempre entiendo a los de mi especie, pero si te puedo ayudar ...”, y entonces él continuo, “la verdad es que os observo y veo como habláis de que os queréis unos a otros y del amor que existe entre las familias, entre unos miembros y otros, y como al final acabáis poniendo medida hasta a algo tan inmensurable como los sentimientos de una persona hacia otra”. “Dios mío”, dije en voz baja, “¿en qué estaba yo pensando cuando me ofrecí a ayudar?”, el tema prometía. Así que motivado por la falsa impresión que le debí haber producido de que la conversación me interesaba, siguió diciéndome: “en muchos sitios he visto como ya a los niños pequeños se les pregunta que a quién quieren más, si al padre o a la madre, o a qué tía, primo o abuelo“. “Sí”, le dije yo apagando el televisor, por si era esa su fuente de inspiración, “pero eso son sólo frases hechas que se dicen malicia. Ves, tema resuelto.”, a lo que el no tardó en replicar: “está claro que no se hace con mala voluntad, pero sin querer, se inculca que el cariño es algo fraccionable, repartible y dosificable”. Le escuché y al terminar le dije: “hombre, no será para tanto, ¿no?”, pero él casi sin oírme prosiguió con su exposición, “una persona puede sentirse la más querida por alguien, y estar totalmente satisfecha con el cariño que recibe de otra, pero basta con que piense que hay otra persona más querida que ella por esa otra persona para que ya lo que antes era suficiente ahora ya no lo sea. Dile tú a alguien, por muy satisfecho que esté con lo que se le quiere, que su padre quiere más a su hermano o su abuela a su prima”. “Pero eso es como todo, hay casos y casos. No se puede generalizar”, le maticé yo, a lo que él añadió, “no será general, pero sí veo que ocurre con demasiada frecuencia. Igual que no es más rico el que más posee sino aquel que se contenta y disfruta de lo que tiene, yo he visto que no siempre se siente más amado quien más amor recibe, sino quien sabe disfrutar y agradecer el amor que otros le dan“. “¿Y eso dónde lo has visto hombre de mundo?, o mejor dicho, loro de mundo.” le pregunté, y él me dijo: “tú ya sabes que yo sólo hablo con vosotros, y que si hay más gente, en lugar de hablar, lo que hago es fijarme en cómo se comportan”. “Así que ¿sólo hablas con nosotros? ..., ¿y eso debemos tomarlo como un privilegio o es algún tipo de castigo por algo que hemos hecho a los pájaros en otra vida anterior?, porque en ésta te aseguro que sólo me como las alas y alguna vez la pechuga del pollo, y del resto, ni probarlo.”, pero el ese día no estaba para escuchar, y sí para hablar. “Quien pone su límite en el límite de los demás se pasará el día entero contando los bienes que en la calle le muestra su prójimo en lugar de disfrutar y cuidar de los suyos, y solo verá lo que otros poseen y no los medios o los precios que en su día pagaron por ellos, ni reparará en la calidad de lo poseído, tan solo tendrán importancia la apariencia de lo que ve, pero como siempre está en su ventana, mirando y envidiando lo que los de fuera tienen, no será capaz de ver que en las ventanas de su propio hogar, se agolpa la gente para mirar al interior envidiando todo aquello que ella día tras día deja a sus espaldas dentro de su casa.”, “Espera“, le dije, voy a traerte más agua ya que veo que la vas a necesitar, pues no puedo evitar preguntarte qué tiene que ver la ventana con el cariño, y todo esto que me estás contando“, y él se fue hacia sus pipas, se comió un par, me miró y continuó diciendo; “quien cree que necesita ser amado según el modo en que otros aparentan en la calle amar o ser amados, da la espalda e ignora a aquellos que realmente están dispuestos a darle su amor sincero en su propio hogar.”. ¡Sí señor!, y pensar que dudé entre comprar el loro o una tortuga. Aunque todo esto dicho por un galápago tiene que ser la moda. No obstante como tenía mis dudas, le pregunté, “pero, ¿esto es algo que me estás tratando de decir y usas todo esto de la ventana, o no tiene nada que ver con nosotros. Matizo. No contigo y conmigo, sino con mi mujer y yo.”, a lo que él contesto, que este tipo de situaciones se daba más entre padres e hijos, hermanos y familiares de sangre, pero no le suena entre parejas, y prosiguió diciendo que “hay que valorar lo que se recibe como si fuera el mayor y desinteresado regalo del mundo, quien cree que se merece un elefante, le regalarán un caballo y pensará que aún le faltan unos kilos hasta llegar a lo que se merece, y nunca será feliz pensando que no ha recibido el elefante, y cuando lo reciba, no será tan grande cómo el que él esperaba.”. Entonces, y visto lo visto le dije mientras huía del salón. “Ves, lo de las ventanas no lo he entendido mucho, pero ahora los elefantes ya me lo han aclarado todo.” y seguí gritando desde el pasillo. “Ya no hace falta que me aclares nada más que ahora sí lo entiendo, ahora sí.”

    el 27/12/2006
  • Una vez desactivé todos los semáforos de un cruce (por
    Nachenko

    Eran las cinco de la mañana en Melilla...

    ...y volvíamos Pablito, Jose, y yo de fiesta sábado sabadete que teníamos 18 años máximo...

    ...y nos encontramos en un cruce de dos vías amplias una caja de control de semáforos abierta. Y tenía un teclado numérico. Y luces. E interruptores, y una especie de llave o fusible del cual parecía que se podía tirar...

    ...y alguien que no tiré se quedó con ese fusible o lo que sea en la mano...

    ...y de repente todos los semáforos del cruce estaban apagados...

    ¡Así que volvimos a meter el fusible o lo que sea en su sitio.

    Pero los semáforos seguían sin encenderse.

    Entonce,s a nuestra espalda se oyó algo parecido a una radio "hablando". Echamos a andar discretamente...

    ...alguien dijo: "eh, vosotros"...

    ...seguimos andando hasta llegar a una esquina y empezamos a correr como los cabrones que éramos...

    ...y no paramos de correr hasta llegar a mitad del barrio de Cabrerizas (ya sé que eso no os dice nada, pero quedáos con que subimos mucha cuesta arriba).

    Allí nos quedamos en mitad de un callejón durante lo que a nosotros nos pareció una eternidad: media hora duro arriba duro abajo. Luego bajamos por una de las cuatro rutas posibles que podríamos haber utilizado para volver al centro de la ciudad (léase "puto pueblo")...

    ¡Y nos los encontramos de frente!

    ¡Malditos bastardos con suerte, de todos los sitios por los que podríamos haber seguido nuestro camino! UNo de los maderos, un barrigudo con bigote negro, vacilándonos: ¿creíamos que nos íbamos a escapar?

    ¡¡Pues sí, gordo cabrón, no cogerías ni a mi abuela si no fuera por la puta chorra que tienes!!

    Esto lo digo ahora porque en su momento me callé por mi propio bien, claro. Pero lo pensé muy alto, seguro que me oyó.

    Y ese no es el final de la historia...

    ...pero mejor me callo el resto.

    el 26/12/20063
  • Bactery es mi estudio
    AnaCoreta

    Una especie de taller digital donde expresarse a través de difentes disciplinas.

    Sin duda la música es el principal catalizador, el punto central en el que convergen las demás , la poesía, el video, el diseño gráfico ...

    el 21/12/20061
  • A Job for a cowboy
    Rayco

    A job for a cowboy (si si asi se llama el grupo :lol:)



    Ala a disfrutarlo campeones :lol:

    el 21/12/2006
  • Navidad , watios y familia feliz
    copeland

    Es curioso por estas fechas que se acercan, ver iluminada parte de la ciudad.

    Mas curioso es aun ver parte de la vencindad.

    Cada vecino pone sus adornos, su arbol, su belen...

    A mi me llaman la atencion los que yo llamo adornos para afuera...

    El caso es que hay quien pone los adornos a la entrada, en el salon, con su iluminacion incluso...(y quien no los pone)

    Y hay quien los pone para afuera. Estos son los mas aparatosos... unen ventanas con luces, sacan el arbol a la terraza bien iluminado y con juegos infinitos de conbinaciones absurdas,.. y ahora los tubos esos luminosos que les da por adornar ventanas, terrazas.... o incluso los que ponen esos adornos justo en la ventan mas grande pero dentro, para que se vea bien potente...

    Otra familia feliz, dice un amigo... No les vale convivir con el espiritu navideño en sus casas, si no que nos tienen que recordar lo felices que son en estas fechas llenas de iluminacion y felicidad....

    El caso es que si tienen todo eso fuera.... no se que tendran dentro... a la mula? al mulo??? los reyes magos??? los elfos??

    Si se os ocurre ir por algun vecindario de adosados... no sabreis distinguir si son casas o puticlubs de carretera...

    Dios cuanta felicidad cuantificada en Watios.....

    ay!!

    el 21/12/2006
  • Necesitamos un poco de pánico
    Nachenko

    Necesitamos un poco de pánico.

    Sí, lo necesitamos.

    Durante estos últimos años, la noticia que nunca pasaba de moda en la televisión era lo mucho que está subiendo la vivienda, la vivienda sube, sube hasta las estratosferas de los precios, compra un piso y por idiota que seas le ganarás dinero, compra que esto es mucho mejor que lo de los sellos, compra ahora que todavía puedes pagarlo, compra antes de que seas demasiado viejo para que te concedan (nótese la palabra: concedan) una hipoteca suficientemente larga para saldar tu deuda.

    Compra. Compra vivienda. Compra suelo. Compra lo que puedas como puedas, pero compra.

    Tú no preguntes, compra.

    Esto nos ha sumido en una especie de pánico consumista en el que todo el mundo compraba, unos por avaricia -una inversión a prueba de tontos-, otros para convertir tus ahorros de la vejez en algo tangible y otros por

    simple

    y puro

    pánico.

    Así es. Yo a mis treinta años ya he visto a muchos amigos hipotecar su vida para empezar a pagar ahora que todavía pueden, que siempre es mejor eso que tirar el dinero en un alquiler, y como sigan subiendo no podrán comprar ni un huequito debajo de un puente.

    Nos han vendido bien la moto, ¿eh? Comprad, comprad, malditos, ahora que todavía podéis. Ese es el mensaje, y lo han gritado alto, claro, fuerte y tantas veces como han podido.

    Esto es muy importante: en parte la vivienda sube porque todos creemos que sube. La gente acepta precios cada vez mayores porque da por hecho que la vivienda sube. Los propietarios piden cada vez más dinero y nosotros cada vez tomamos como normales precios más y más altos. Nos lo han machacado bien por televisión y en los periódicos: la vivienda sube.

    Pero ahora resulta que los pisos están dejando de subir. Y en algunos sitios incluso (¡¡sorpresaaa!!) están empezando a bajar. Y todos en los medios de repente hablan con la boca chica ("desaceleración" que lo llaman, eufemísticamente) o directamente se callan como putas. ¿Por qué?

    Porque podría cundir el pánico. Pánico entre los inversores, la sola imagen de ver disminuir sus jugosos beneficios les llena de pavor. Pánico entre los especuladores, los pequeños y los grandes, de pensar que habían metido mucho dinero en algo que al final podía no ser un pelotazo, después de todo. Quizá deberían haber pedido menos dinero por sus especulados inmuebles y haber vendido antes. Qué cagada, ¿no? Y pánico entre los trabajadores, no lo olvidemos. El ladrillo no les va a dar trabajo a todos, y no les va a dar trabajo siempre. Qué preocupación. Qué miedo.

    España va bien a base de ladrillo. Muchos curros, muchas inversiones, muchos préstamos y mucho todo de todo. Muchas hipotecas. Mucho dinero prestado. Mucho dinero que aún no existe, sólo la promesa de devolverlo con intereses.

    Y sobre todo, muchos años de condena para muchos jóvenes como yo que han firmado una hipoteca más larga que una condena por asesinato. Esos precios al alza que para otros son beneficios, para la gente de mi edad son años añadidos a su ya demasiado larga condena.

    El miedo a que no haya nada a nuestro alcance en el futuro nos hace firmar esas condenas.

    Necesitamos algo de pánico, pero en la dirección adecuada.

    Porque si España va bien a costa de que los jóvenes de ahora nos esclavicemos para el resto de nuestros días, que le den por culo a España, al crecimiento económico y al modelo de desarrollo de los ...

    Y no es que no me dé cuenta de lo que está en juego. Están en juego muchos miles, o cientos de miles, de puestos de trabajo. Están en juego muchas empresas inmobiliarias grandes y pequeñas que dependen de que haya algo que vender y mucha ansia por comprar ahora que todavía algunos pueden. Están en juego peritos, tasadores, promotores e inversores, pequeños y grandes.

    Pero ¿sabéis qué? A toda esa gente yo les importo una mierda, así que ¿por qué debería preocuparme por ellos?

    De modo que ahora que la vivienda está dejando de subir, y en algunos sitios está empezando a bajar, lo que necesitamos es que esa información se propague, que se meta en las cabecitas de la gente que ya no hace falta comprar lo antes posible, que si esperamos, los precios bajarán a un nivel más razonable. Que si compras ahora, pagarás más que si compras dentro de unos años. Que ahora lo que conviene no es comprar, es esperar, porque por fin las viviendas están empezando a bajar.

    El miedo nos ha hecho comprar, ahora el miedo puede hacerles vender.

    Los precios están empezando a bajar. Cuando te digan “los precios nunca bajan” responde: “bueno... ¡y una mierda!”. Bajaron en Japón. Bajaron en Suecia. Bajan en Estados Unidos y bajarán aquí.

    Pero no verás a nadie en la tele y en los periódicos diciéndolo. No se muerde la mano que te da de comer.

    De modo que, si queremos que se sepa, tendremos que decirlo nosotros. Si eres un mileurista como yo, que no le importas a nadie una mierda y que se supone que debes hipotecarte hasta cinco años después de jubilarte para mantener el modelo de desarrollo económico de España, plántate y grita “los precios están bajando” tan alto como puedas. Házselo saber a todos, los que compran y los que venden, para darles esperanzas a unos y miedo a otros.

    Si nosotros no lo decimos, nadie lo hará. A nadie le conviene salvo a nosotros. Pero si conseguimos que esa idea se cuele en la sociedad con fuerza, la reacción no se hará esperar. Los compradores tendrán paciencia.

    Y los vendedores, pánico.

    Es justo lo que necesitamos.

    el 20/12/20061
  • piedrahita
    Rayco

    Piedrahita! el puto amo :lol:

    el 19/12/2006
  • ana coreta
    AnaCoreta

    Se ha abierto una puerta

    el 19/12/2006