Reportajes sobre los muchos temas que nos interesan a todos y no pertenecen específicamente al resto de secciones: el negocio musical, sonido y ciencia, música y sociedad, legislación, cultura, arte... Un suplemento con clásico espíritu dominical.
A principios de los 90 al psicólogo John Sloboda se le ocurrió un curioso experimento, analizó una serie de 20 canciones seleccionadas por un grupo de personas a las que se les había pedido que propusieran un tema que les había hecho llorar. Sloboda encontró algo en común en prácticamente todos ellos.
Dudo que haya alguien al que no se le ocurran un gran número de artistas, del panorama musical nacional e internacional, que realizan canciones que recuerdan “demasiado” a otras que ya habían hecho en el pasado.
Cuando uno comienza a hacer arte tiende a pensar que cada decisión debe de ser fruto de la inspiración, pero hay decisiones, las primeras, que no tienen por qué surgir así y ayudan a que esa inspiración pueda fluir, pueda ser concretada musicalmente y no quedarse en intención.
Mucha gente bebe e ingiere diferentes tipos de sustancias para acompañar sus actividades lúdicas, pero durante la historia hay quien ha visto en ellas un medio de inspiración, un vehículo para desarrollar su arte más “allá”.
Cuando hablamos de ritmo habitualmente nos referimos a la parte percusiva de un tema, a sus acentuaciones o a la velocidad. Habitualmente esa es la parte rítmica más visible de la música pero todo el contenido que genera una pieza musical tiene su propio ritmo “personal”
Demoledor reportaje en el diario El Mundo: "los ayuntamientos, que han sido el principal cliente del pop español en directo, vienen recortando de un modo fulminante los presupuestos municipales desde 2010".
Un dia pensando si me interesaba mas grabar el sonido de las máquinas, o el de la naturaleza, concluí que me parecía aún mas interesante la yuxtaposición entre ambos. Desde entonces me cautivó el fenómeno y comencé a explorarlo, concluyendo en un lanzamiento del cual os hablaré un poco.