Nacho Marco nos muestra en detalle la paleta de sonidos y el funcionamiento básico de la nueva caja de ritmos Roland TR-8.
el 05/03/201481
Nacho Marco nos muestra en detalle la paleta de sonidos y el funcionamiento básico de la nueva caja de ritmos Roland TR-8.
Lo mejor: El sonidaco de la 909
Lo peor: No poder utilizar la tarjeta de sonido a la vez que las entradas la Roland
Lo mejor: La manejabilidad con ella es sorprendente,super intuitiva
Lo peor: no he visto su lado malo aun
Un previo estilo Neve 1073 que, si bien no puedo c...
Lo mejor: Manejo sencillo, sonidos clásicos Roland TR, secuenciador
Lo peor: No carga samples, la expansión 7x7 se compra aparte
Incorpora añadidos como efectos, secuenciador mejorado respecto a las antiguas máquinas, luces LED, entradas jack para otros instrumentos (muy útil para combinar junto al sintetizador monofónico Roland Aira TB-3 o los polifónicos Roland System 1 y Roland System y conexiones USB Audio para PC y Mac como principales mejoras respecto a los instrumentos clásicos.
He de decir que su facilidad de manejo y sincronización con la TB-3 (que también tuve) la hace ideal tanto para improvisar como para adaptarse a ella, además de permitir mezclar sonidos de diferentes cajas de Roland. Es una máquina que tuvo críticas duras por su sonido, que muchos atacaron como 'digital', 'frío' o 'nada parecido a las cajas originales'.
En mi experiencia, si bien le falta cierta calidez al no ser analógica, es más fácil de trabajar con ella al incorporar todas las herramientas en vivo necesarias sin necesidad de procesadores externos. Además, salió en una época donde los clones analógicos eran bastante caros, doblando y triplicando el precio de este modelo. Y por si fuera poco Roland añadió una expansión con los sonidos de otras cajas como la TR-707 y modificaciones de las otras cajas, con lo que se podía abarcar la música electrónica de todos los estilos imaginables.
Como puntos negativos, las expansiones iban aparte y no eran baratas precisamente. La ausencia de carga de sonidos sample limitaba la funcionalidad como groovebox y te obliga a tener otros aparatos para hacer sesiones. La recreación de sonidos no eran todo lo fiel que se esperaba en ciertos instrumentos a la hora de modificar parámetros. Y la propia Roland limitó los tipos de efectos para hacerte pasar por caja con la mezcladora Aira MX-1.
En resumen, una buena caja digital, que quedó eclipsada por la Roland TR-8S, que incorporó muchas de las mejoras necesarias, y sus competidores, que la superaron en funciones (a un precio más alto, eso sí), pero que puede representar una interesante entrada al hardware a novatos de las cajas de ritmos.