Aquel día, antes de subirte al escenario, para cambiar de imagen se te ocurrió peinarte diferente. Cuajaste una de tus mejores actuaciones. A partir de aquel día, por si acaso, te peinas de aquella misma manera antes de subirte al escenario. Peinarse así se ha convertido en una superstición para ti.
No existe ningún estudio que demuestre una relación entre el peinado y el rendimiento. Las supersticiones, si ayudan a quien las sigue, es gracias a la sugestión mental. En este caso son
