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Sonambient, las sublimes esculturas sonoras de Harry Bertoia

Cuando nos aproximamos a la creación de sonido, las opciones más inmediatas suelen ser la voz, un sintetizador, una grabadora, alguna máquina o instrumento musical. Sin embargo, a lo largo de la historia, son numerosos los inventores, curiosos, diseñadores y artistas que han demostrado nuevas formas no solo de crear sonidos, sino ante todo de conocer cómo en la confluencia de los múltiples campos, variables, fuerzas, materiales y energías que se ve implicado el fenómeno que llamamos sonido.

Un ejemplo inigualable es sin duda Harry Bertoia, un genio conocido principalmente en el mundo del diseño industrial, pero con una obra escultural sumamente fascinante, donde el protagonista es el sonido. Sin ser músico o diseñador de sonido, se ubica entre un luthier y un escultor, explorado el sonido según diferentes materiales y reacciones entre los mismos, que abren paso a una obra fascinante llamada Sonambient.

Con más de 100 piezas desarrolladas desde su concepción original en su granero en Pensilvania, Sonambient representa el legado escultural de Bertoia y han sido reunidas especialmente para una nueva exhibición llamada Atmosphere of Enjoyment, llevada a cabo actualmente en el Museo de Arte y Diseño de Nueva York, quienes se han tomado el tiempo de recopilar en un vídeo, algunas de las piezas en cuestión. Escuchemos:

Las esculturas de Bertoia han sido conocidas por inducir estados meditativos y profundas experiencia de escucha, protagonizadas por la resonancia constante que produce el choque de alambre de cobre y metales, estratégicamente ubicados para generar interesantes tejidos sonoros que a su vez representan interesantes reflexiones del espacio y la reverberación, en tanto el tono metálico de los timbres y materiales, interactúa de formas únicas con los lugares donde es expuesto.

Esta es quizás una de las facultades más interesantes de una escultura sonora, el hecho de poder moverse en el espacio y colaborar con este para en muchos casos alterar radicalmente su sonido, debido a la forma como los ecos de la pieza y los del lugar, interactúan bajo una misma masa, bajo una misma relación, creando obras del aire, monumentos de nada, esculturas que aunque parecieran sostenerse en la materia, son reliquias fugaces del tiempo, vivas únicamente en el latir de los transitorios, los suspiros de segundos, lo efímero.

Aunque se ven sólidas, hechas de hierro y metal, en realidad las esculturas de Bertoia, al igual que otras de sus creaciones industriales, son en su mayoría puro aire, tejidos de viento, fiel al misterio de las musas, que siempre serán más invisibles, intangibles y abiertas, que concretas, fijas y sólidas. El mérito de la escultura de Bertoia es precisamente saberse suspender en el intersticio, encontrando el balance adecuado entre la materia y el sonido.

De hecho hace poco, tras una exitosa campaña de Kickstarter, la gente del sello Important Records se puso a la tarea de grabar las esculturas de Bertoia, resultando en un asombroso paque llamado Complete Sonambient Collection, que incluye 11 CDs con grabaciones extendidas de todas las esculturas de la serie, no sólo sirviendo de archivo sonoro, sino también brindando la oportunidad de escuchar únicamente el sonido generado por las piezas, aunque seguramente nunca igualará el hecho de interactuar con estas y escucharlas en su desprendimiento natural.

Pero devolvámonos un poco: Bertoia, estadounidense pero nace en Italia en 1915. Se interesa inicialmente en la pintura, para dedicarse posteriormente al diseño y finalmente enfocarse durante las últimas dos décadas de su vida a su más grande pasión: la escultura.

Comenzó a explorar mediante el metal y el cobre, donde se despertó su curiosidad con respecto a la forma como, al combinarse los materiales, se generaba un misterioso sonido. Continuó explorando y finalmente llegó a sus famosas piezas, "construidas de tal forma que puedan moverse en el aire, o puedan tocarse como si se tratara de un instrumento", como él mismo anotaba en una entrevista para la televisión pública algunos años antes de su muerte en 1978.

Aunque creaciones como sus famosas sillas para la compañía Knoll hoy en día se encuentran repartidas por todo el mundo, las esculturas Sonambient siempre fueron un tesoro más íntimo y personal para el escultor, quien conservaba las piezas en su granero e invitaba pequeñas audiencias de amigos y conocidos para escuchar, por lo general en la noche, de tal forma que se pudieran apreciar mejor los movimientos de la obra y concentrarse en sus diferentes sonidos.

Además de ser visualmente atractivas en su impecable minimalismo, este tipo de exploraciones reflejan una interesante paradoja entre la materialidad y la sonoridad que las hace objetos de arte completamente únicos. Lo más obvio es pensar que el rozamiento del metal, la disposición de los materiales y la forma como cada escultura se piensa, dispone la materia y la energía para la generación de sonido. Sin embargo, al mismo tiempo el sonido que se logra adquiere unas características tan particulares, que pareciera estar más allá de las disposiciones mismas de los materiales, no llamando a otro mundo, sino trayéndolo a los oídos de quienes, atentos, se detienen ante las resonancias, a ratos sutiles, a ratos casi incómodas, que genera en este caso el metal.

Al final del día, no sabe el oyente si está escuchando el sonido de materiales o si está siendo partícipe de un inigualable encuentro con lo inmaterial; lo físico y lo etéreo, los objetos y los sonidos, lo que se toca y ve, y aquello que no aparece al ojo o al tacto, creando así amalgamas de la ausencia y la presencia, de la transitoriedad y la permanencia, de lo que aparenta solidez pero a fin de cuentas se desvanece con el tiempo, en la magia del sonido que deja la escucha suspendida no entre cobre, no entre metal, ni siquiera entre decibeles, sino en el más profundo silencio de la escucha.

"Digamos que durante la soldadura y después de ese momento todo ha estado en silencio, no hubo sonidos viniendo de cualquier lugar, y luego cuando la soldadura había completado, entonces retira el marco que retenía el cable en su lugar y por primera vez que escucho el sonido, que es casi omo oír el llanto de un bebé recién nacido. Escuchas esa voz por primera vez y de ahí en adelante comencé a pasar a por un período de en que empiezo a pasar por un período de familiarización."

Fuentes: Everyday Listening | Harry Bertoia | Sonambient | Fast Co

Miguel Isaza
EL AUTOR

Miguel es un investigador que relaciona la filosofía, el arte, el diseño y la tecnología del sonido. Vive en Medellín (Colombia) y es fundador de varios proyectos relacionados con lo sonoro, como Éter Lab, Sonic Field y Designing Sound.

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