Es evidente que el fascismo hoy en día es representado por la izquierda y el pseudoprogresismo elitista, sí, los mismos que gritan “¡que viene vox!, ¡que vienen!”, les debe de preocupar la competencia, los mismos que llaman fascistas a los que discrepan de sus creencias y de su fundamentalismo sexista, los mismos que se creen que discriminando por razón de sexo se puede llegar a una igualdad real, los mismos que defienden leyes que discriminan a la mitad de la población por tener pene, los mismos que les preocupa que 50 mujeres al año mueran a manos de un machista mientras miles de ellas mueren olvidadas por ellos mismos y el sistema que veneran, los mismos intolerantes que no pueden darse cuenta de que están totalmente equivocados cuando dicen una cosa y hacen la contraria, los mismos que son parte del problema y no de la solución, los mismos, los mismos que solo se acuerdan de las cosas cuando lo leen en un panfleto escrito por cualquier mercenario a sueldo, los mismos que se rasgan las vestiduras por un feminismo que no es más que una gran fosa séptica a rebosar a la que nadie quiere acercarse ni nadie se atreve a vaciar, los mismos que aun dándose cuenta de que están representando todo lo que odian y contra lo que llevan toda una vida luchando no pueden hacer nada para evitarlo por miedo a ser rechazados por sus semejantes también adoctrinados, los mismos que prefieren dejarse llevar por la masa idiotizada por los medios y no enfrentarse a sus propios dilemas e incoherencias, los mismos que deberían de ser los primeros en oponerse son los primeros en dejar acercarse a la bestia, los mismos que defienden la libertad de expresión cuando es la de los suyos y coartan la libertad del contrario, los mismos que se creen que no lo son por repetir como loros lo que otros deciden que digan, los mismos que se creen que son menos fascistas si están todo el día llamando fascistas a los demás, los mismos, los mismos que día tras día se quejan del privilegio del credo cristiano y sus leyes franquistas contra el honor religioso pero luego no desperdician la ocasión de blindarse como lo hizo el clero, negando la posibilidad de ser increpado, de debatir, de opinar, se ofenden con todo como los beatos, los mismos, los mismos que defienden en público una cosa y en privado otra, los mismos que hablan de igualdad, de progreso, de decencia, los mismos que insultan a todo el mundo, que ponen en tu boca cosas que no has dicho, que te intentan colocar el sambenito de vox, del catolicismo o dónde les venga a ellos bien colocarte para seguir viviendo engañados, los mismos que dicen tener estudios y tener pensamiento propio pero luego una vez y otra no dejan de hacer lo que les dice la tele que hagan, los mismos que se creen tener una moral superior pero luego son incapaces de argumentar nada si no es a base de sloganes ridículos y faltas de respeto a cualquiera que se dirijan.
Los mismos.
Hoy en día los fascistas no votan a vox, no hace falta, votan a la izquierda, miran a vox con recelo y lo tienen en casa y no se dan cuenta, en sus mesillas de noche, en las conversaciones en la comida, lo acarician y le tocan el pelo con envidia, le invitan y le defienden, y mientras preocupados porque alguien ha dicho culo en sus foros y en sus mierdas. Lo que no entienden es que para la mayoría es más peligroso lo que ellos defienden que todos los voxeros del mundo juntos. Lo que no entienden es que no se trata de blanquear a vox, como si eso le importara una mierda a alguien, lo importante es que ellos están blanqueando el fascismo intolerante de toda la vida, el de verdad.
El fascismo se cura leyendo y el feminismo se cura dejando de leer gilipolleces.