Qué lástima que durante la Segunda República no hubiera tantos republicanos como hay ahora añorándola.
Entonces sólo la defendían mientras gobernaran los propios, pero si ganaban los contrarios no dudaban en conspirar y sublevarse contra ella.
Los unos y los otros, sí. Para los unos una República burguesa, mal necesario como trampolín a la dictadura del proletariado, para los otros una amenaza revolucionaria a su ancestral dominio caciquil. Republicanos pocos, muy pocos.
Entre todos la mataron y ella sola se murió.
Entonces sólo la defendían mientras gobernaran los propios, pero si ganaban los contrarios no dudaban en conspirar y sublevarse contra ella.
Los unos y los otros, sí. Para los unos una República burguesa, mal necesario como trampolín a la dictadura del proletariado, para los otros una amenaza revolucionaria a su ancestral dominio caciquil. Republicanos pocos, muy pocos.
Entre todos la mataron y ella sola se murió.



