Odo Synths ha lanzado 38911 Bytes v3.0, un sinte VST de un oscilador, basado en el clásico Commodore 64. Ofrece 4 formas de onda (diente de sierra, triangular, pulso y ruido), modulación en anillo con 3 formas (diente de sierra, triangular y pulso), y 3 LFOs don varios modos de trabajo, 19 formas de onda y 16 velocidades de BPM.
La versión larga de la historia la escribe el Commodore 64. Sigue siendo el ordenador más popular de todos los tiempos. ¿Y esta pequeña cosa llamada iPhone? Bueno, de alguna forma es como el C64. Le da a la gente lo que realmente quiere. En este caso un reproductor de la música del C64 de bolsillo.
miniSID es un sinte que rememora el sonido del chip SID que incorporaba el Commodore 64 -el famoso ordenador de 8 bits-. Hemos visto otros sintes similares, pero de éste nos interesan dos cosas: está basado en samples de un auténtico chip SID 6581, y es gratuito.
Al menos en teoría, un órgano de tubos en una Iglesia debería crear ondas sonoras primitivas. Entonces, ¿por qué un órgano de tubos no suena como un chip generador de tonos, que también emite ondas sonoras simples? Bien. Sí lo hace. Si te llevas la iglesia a otra parte. Porque si conectas un Commodore 64 a un altavoz y lo metes en la iglesia, sonará exactamente como un órgano.
HyperSynth ha presentado una serie mejorada de su unidad hardware HyperSID, que puede albergar un chip de sonido del Commodore 64, convirtiéndose de esta forma en un sintetizador retro de 8 bits.
HardSID 4U es un sintetizador basado en el chip SID del famoso Commodore 64. Pueden instalarse hasta cuatro chips en cada unidad, pero paradójicamente, no se incluyen esos chips SID de serie.
Aquí tenéis un interesante proyecto DIY (Do it yourself, o "Hazlo tú mismo") para cacharrear los fines de semana. Se trata de un sintetizador basado en los chips SID del famoso Commodore 64.
«Como tu primer amor, o tu primer coche, tu primer ordenador siempre tendrá un lugar especial en tu corazón. Para millones de niños crecidos durante los ochenta, ese primer ordenador fue el Commodore 64. Veinticinco años después, la sensación de aquella primera adicción a las máquinas aún es fuerte.»
