Grabación

Cómo grabar un violín

En el presente artículo veremos paso a paso las etapas necesarias para grabar y editar una grabación de un violín, incluyendo microfonía, ecualización y reverberación típica aplicada al instrumento.

Acústica del violín

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Para comenzar es necesario realizar una pequeña explicación de cómo funciona el violín, esto es, cómo produce el sonido de manera natural.

Podemos considerar que el violín se compone de dos elementos fundamentales, esto es: el cuerpo que vibra y su caja de resonancia. Cada uno de ellos tiene unas características propias bien distintas.

Al respecto de las cuerdas, si pudiésemos aislar el sonido que producen, lo encontraríamos definido con una enfatización de armónicos agudos, con un timbre relativamente estridente y brillante. Adicionalmente, estas cuerdas producen un sonido sibilante (siseo) , causado por la fricción de las cerdas del arco con la propia cuerda

Por el contrario, de manera complementaria, la caja de resonancia produce lo que coloquialmente se conoce como el cuerpo de sonido, y como contraparte, magnifica la zona inferior de armónicos, con un volumen más elevado.

Como consecuencia, una buena grabación de violín consistirá en una captura sonora proporcionada entre ambos elementos.

Para poder acometer la tarea, deberemos también conocer cómo se proyecta el sonido tanto por parte de las cuerdas como de la caja de resonancia. Lo detallamos en el siguiente diagrama:

Acústica del violín

Inicialmente la proyección sonora de las cuerdas (color rojo) se puede considerar omnidireccional en la perpendicular a ellas mismas, exceptuando la dirección inferior, a la que la propia caja de resonancia hace sombra. Esta idea hará que en cualquier tipo de posicionamiento, el sonido metálico y brillante de las mismas estará presente.

Sin embargo la proyección sonora correspondiente a la caja de resonancia (color azul) queda mucho más restringida en dirección, limitándose ésta a la línea perpendicular que forma con el plano del instrumento, esto es, fundamentalmente dirigida hacia arriba. Es la que dará el cuerpo al sonido.

Teniendo en cuenta esta idea, podemos pasar a la colocación de la microfonía.

Microfonía

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A la hora de elegir el tipo de micrófono, entramos en un terreno de gustos personales. En este artículo utilizaremos un micrófono cardioide de condensador asequible, de diafragma pequeño, (Behringer C2) desde un punto de vista meramente demostrativo, dejando a criterio personal la elección de otros modelos que den un carácter más propio a la grabación final.

A título informativo, podemos ver la curva de respuesta del Behringer C2:

Behringer C2 curva

Dado lo explicado anteriormente sobre proyección de sonido, veremos diferentes puntos extremos y líneas que nos permitirán decidir la posición del micrófono, en función de nuestro gusto, en el siguiente diagrama:

Micrófono y violín

Observamos tres posiciones básicas, cada una con su característica sonora correspondiente:

Posición A
Por un lado, consideramos que el sonido producido por las cuerdas se dirige en todas las direcciones en la perpendicular de la cuerda, por lo que éste llegará con claridad al micrófono.

Sin embargo, la caja de resonancia proyectará en la perpendicular hacia arriba, con lo que el sonido incidirá en el micrófono con un ángulo de unos 45 a 60 grados. Debido al patrón cardioide de la cápsula, el volumen recogido de esta parte será débil, con lo que la grabación perderá fundamentalmente cuerpo sonoro y registro grave (el sonido producido por la caja de resonancia).

Posición B
En este caso, apuntamos con el micrófono hacia el puente, con un ángulo de 45 grados, de modo que por un lado obtenemos un sonido directo de la cuerda (tal y como anteriormente), y por otro conseguimos que la proyección frontal de la caja de resonancia incida directamente sobre la cápsula sin ningún tipo de ángulo.

Como consecuencia, tendremos un sonido con cuerpo, y presencia tanto en registro grave y agudo, más idóneo que el caso anterior.

Posición C
Esta posición es análoga a la Posición A en cuanto a ángulos de incidencia, y aunque consigue el mismo efecto, es útil en dos casos.

El primero de ellos es cuando el instrumentista respira profusamente, y cuando la sala es reducida y de paredes desnudas, consiguiendo que las reflexiones entren de manera perpendicular minimizando sonidos extraños.

Distancia
En el diagrama observamos dos arcos, uno situado a aproximadamente entre 1 y 2 metros y otro más cercano a 30 o 40 cm.

Al posicionar el micrófono en el arco lejano, conseguimos grabar por un lado el sonido de violín completo, y por otro, un cierto porcentaje de la acústica de la sala.

Sin embargo, si ésta es mala, tendremos que eliminar ese factor, acercándonos progresivamente hasta el arco cercano, obteniendo un sonido más directo y con más cuerpo del instrumento.

Como ventaja eliminamos esa mala acústica, pero también incluimos sonidos como el carraspeo del arco sobre las cuerdas, respiraciones, roces, etc.

Posicionamiento final

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Como conclusión, la posición final dependerá de la sensibilidad y curva de respuesta del micrófono, de la sala, y de los ruidos inherentes a la interpretación.

Un buen punto de partida en la grabación sería utilizar la Posición B, con una distancia media entre la línea lejana y cercana, aproximadamente a 1 metro, y escuchar los resultados.

Si nos movemos hacia la Posición A o C, notaremos un descenso en el volumen del registro grave. Si nos acercamos al instrumento, lo recuperaremos (debido también en parte al efecto de proximidad de campo), pero con sonidos de rozamiento, quedando finalmente la elección a gusto de cada uno.

Ecualización

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Una vez realizada la grabación, llega el turno de la siguiente fase, la ecualización. En este paso corregiremos la tímbrica y el equilibro de volumen entre los registros del instrumento.

Teniendo en cuenta lo desarrollado en el apartado microfonía, en cierto modo, hemos hecho una ‘ecualización posicional’ basada en la proyección sonora, por lo que una ubicación correcta de los micrófonos hará que la ecualización posterior sea mínima.

No obstante, y dado la facilidad que tienen los sonidos agudos de ser grabados, y debido también en parte al propio instrumento, habitualmente las ecualizaciones en el violín se corresponderán con un atenuado de agudos, y un cierto realce de graves.

Podemos ver un ejemplo de curva de ecualización, utilizado en una grabación con el micrófono indicado en este artículo para la Posición B detallada anteriormente.

EQ violín

Hemos de tener en cuenta que un realce o descenso de 10 dB o más normalmente supondrá que hemos realizado un mal posicionamiento del micrófono (o un tipo de micrófono incorrecto), siendo deseable en la medida de lo posible una repetición de la toma.

Como siempre, el ajuste final de la curva de ecualización quedará condicionado por cuestiones meramente estéticas y personales.

Reverberación

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El último punto antes de finalizar la grabación es el concerniente a la reverberación.

Habitualmente utilizamos ésta para crear una acústica virtual de sala, pero veremos otro uso adicional. En concreto nos referimos a la utilización de la misma como incremento de la resonancia propia del instrumento. Veamos dos dibujos que diferencian ambos usos:

Reverb violín


Con el color azul se ha representado el sonido seco, y la cola en gris. El uso habitual de la reverberación comentado antes aparece en el dibujo de la derecha, en el que la cola es de bajo volumen y prolongado, mientras que si esa cola la modelamos como el dibujo izquierdo (volumen más prominente y cola más corta) conseguiremos el efecto de ampliación de la sonoridad del propio instrumento citado anteriormente.

En la música clásica y similares (bandas sonoras, etc) se suele utilizar el tipo de la derecha, mientras que en la popular nos dirigiremos más al diseño de la izquierda.

Para el tipo de acústica de sala utilizaremos por tanto una mezcla Dry/Wet de entre el 10-20% aprox, y un tiempo de decaimiento de 2,5 a 3,5 segundos (realmente percibiremos menos segundos, dado lo bajo de la mezcla) y en el caso del refuerzo sonoro podremos utilizar una mezcla del 60-70%, con un tiempo de decaimiento de 0,1 a 0,2 segundos. En ambos casos configuraremos el predelay a 0.

Con todo lo explicado anteriormente podremos realizar una grabación de un violín y posterior edición con resultados satisfactorios.

Álvaro L. Maroto Conde
EL AUTOR

Profesor de Composición Electroacústica y Estudio de Grabación en el Conservatorio Superior de Música de Córdoba.
Ingeniero informático.

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