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  • Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 19
    Luis Perdiguer González

    Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 19



    Martes 28 de mayo, como en días anteriores, Lewis entra en la oficina de empleo que ya hace casi un mes le fue asignada, y lo hace tan despacio como le es posible con el fin de que la transpiración corporal se reduzca a la mínima expresión, pero como ya es tradición, el recibimiento es una bofetada de calor húmedo acompañado por las protestas de empleados como Albert y John que, luciendo sus mejores pantalones bermudas, a tenor de las peludas piernas que aparecen por debajo de sus mesas de trabajo, enumeran el grado de sudoración de algunas partes de su anatomía, degenerando hasta decir que si fueran griegos, ellos se llamarían Mr. Skrotos Skaldaos y Mr. Sudórosos Sóbakos, a lo que el otro le contesta que si fueran nigerianos serían Empapao N’Gallumbo y Toeltiempo N’Sudando, y el otro añade que en Escocia serian McHedor y McPeston, y en Irlanda Sally O’líen y Sean O’Dor, y cosas por el estilo más fruto del poco riego sanguíneo por pereza cardiaca que de otra cosa crónica, lo cual hace a Lewis sentarse en su silla con una ligera sonrisa en su cara. Por supuesto, Joe no ha ido a ninguna parte y ya está hablando por teléfono y Frank está aporreando las teclas de su ordenador para escribir uno de sus extensos mensajes con más gazapos que información, cosas que dificultan a Lewis llevar a cabo la tarea que tenía prevista para hoy, y es observar la música que se escucha por los altavoces del techo. Aguza su oído y mientras mira hacia arriba tratando que con este gesto las ondas penetren mejor en su aparato auditivo, se da cuenta con estupor de que hay un nuevo tubo fundido encima de la fotocopiadora y el fax, lo que le hace pensar si aquello puede ir aún peor, y realmente podía, ya que mientras lo mira, otro tubo empieza a parpadear, lo que le obliga a quitar la vista de él por lo incómodo para sus ojos que esto resulta, él entiende que si los tubos tienen una vida más o menos parecida, se fundan más o menos a la vez, pero lo que no entiende es que haya que dejar que se apaguen todos y trabajar con velas antes de cambiarlos. Pero pensando en esto con la mirada perdida en uno de esos maravillosos cuadros que aún cuelgan de las paredes, vuelve a prestar atención a la música, y se da cuenta de que hoy es clásica, y además incluso hay algo en ella que le resulta conocido, así que la escucha con agrado y al terminar la melodía una voz como venida de unos cuantos metros más allá del más allá dice, “Hemos escuchado un fragmento de Las Cuatro Estaciones”, y en ese momento Lewis pensó que con razón le sonaba lo que escuchaba pero no lo identificaba, y es que de las cuatro estaciones, él sólo ha oído días alternos que son los que salen por sus altavoces, ya que recordó que él sólo oía la mitad, y los de la otra parte de la sala habrían oído los días de las estaciones que él no, pero de lo que no cabía duda por el calor que allí hacía es que el verano salió por su altavoz, y tras esto la voz siguió hablando para concluir diciendo, “... y a continuación escucharemos el segundo movimiento de la Sinfonía 32 Opus 615 en Si Bemol allegro energico e passionato para clavicordio y orquesta”, lo cual, y pese a no saber de que pieza musical se trataba le alegró, ya que aunque el calor era inevitable, al menos la música haría ser más llevadero el tiempo allí pasado, de modo que se pone cómodo y se dispone a escuchar, o a medio escuchar, ya que los primeros acordes de piano suenan por el otro altavoz y él apenas los oyó. Pero tras unos titubeos comienza el clavicordio a decir aquí estoy, y lo que en un principio era una relajante sucesión de acordes, en menos de dos minutos se ha convertido en una inundación de notas y una marea de sonidos de tal modo que cada minuto se podría escuchar no menos de 400 notas, lo cual hizo que cuando ya habían transcurrido unos cinco minutos de alubión musical, Irma, totalmente exhausta de fusas y semifusas se levantara jurando en varios idiomas y mientras expulsaba por su boca palabras de grueso calibre cuya reproducción no es conveniente, apaga de nuevo la radio, mientras Albert y John se lo recriminan de manera jocosa, pues la sensación es que todos están ya un poco saturados de notas de clavicordio, bueno, todos menos Jane que esa mañana estaba especialmente unida a su teléfono y en un momento dado lanza al aire una expresión de desencanto añadiendo que tenía un gran problema, así que se despide e inicia una nueva llamada en la que explica el problema a alguien, así que le comunica a su interlocutor que tienen un problema, y cuando algunos compañeros suyos de la oficina se ponen ojo avizor para ver en qué consiste ese problema y en qué medida les puede afectar, Jane aclara que el escenario de su bolo del próximo sábado tiene un escalón en lugar de rampa y va a ser difícil subir todo el equipo para la actuación., lo cual hace a Lewis anotar en sus famosos apuntes lo siguiente:



    * Jane Jackson



    - Buena trabajadora, pero para su verdadera vocación que es la música.

    - Tiene la cabeza en otro sitio.



    Entre todo esto, Joe ha terminado una de sus extensas conversaciones telefónicas, lo que ha aprovechado Irma para encerrarse en su despacho y solicitarle un aumento salarial acorde que su desempeño laboral, pues recordemos que en este momento ocupa tres mesas, así que la conversación fluye y pasados unos momentos sale ella del despacho con lo que Albert denominaría como cara de H intercalada. Sus compañeros se muestran curiosos y rápidamente le preguntan que cómo ha quedado su solicitud, a lo que ella responde que le acaban de contestar que no le van a subir el sueldo, pero que lo hacen por su bien, ya que cuando las cosas vienen mal, siempre despiden primero a los que más cobran y así no estando en este grupo, no corre ese riesgo, a lo que todos coinciden en afirmar que en todo caso ese riesgo lo deberá asumir o no ella si así lo decide, además, ¿qué pasa si nunca hay despidos?, “pues eso”, respondió ella, que me quedo toda la vida cobrando una miseria, a lo que John le añade en plan burlón, que sí, pero con la tranquilidad de saber que cualquier documento que llegue de la central no es su despido. Todos sonríen de manera jocosa recordando tan inspirada, meditada y coherente respuesta y Gerard se levanta de su mesa y dice, que ahora le toca a él, y va hacia donde está Joe para entrar en su despacho, cerrando la puerta a sus espaldas y provocando la intriga del resto de la oficina, cuyos miembros se miran entre sí preguntándose qué pasa, cosa que en menos de un cuarto de hora se resuelve cuando la puerta se vuelve a abrir y sale Gerard haciendo un gesto con sus manos como indicando que se marcha, Lewis presta atención a lo que pueda decir, y al llegar a las mesas de Albert y John les aclara que no puede más y que se marcha, que ya está harto de oír que tenemos que hacer y que tenemos que hacer, pero al final nunca se hace nada, y les sigue diciendo que ya hace un par de meses comentó a Joe que así no se podía seguir, que o se hacía algo por mejorar y avanzar o él se iría, y le prometieron que se harían cosas, pero como nada se ha hecho mas que retroceder, lo siente pero deja la empresa. Las muestras de desencanto de sus compañeros son evidentes, las cuales se unen con comprensión, y Lewis piensa que sus valoraciones sobre algunos individuos de la oficina habían sido ciertas, y al final el tiempo ha venido a confirmar cosas que él en su día escribió en sus hojas de anotaciones. Así que con la satisfacción de su acierto, dejó correr el reloj hasta pasadas la una, hora en la que abandono aquella caldera en la que se había convertido la oficina, y no sólo por su temperatura medida en grados sino por la medida en mal humor, no sin antes cruzarse con los operarios que dos días antes habían instalado el panel publicitario en la oficina y venían a desmontarlo y a volvérselo a llevar.

    el 05/10/2008
  • La estrella Pide su Luz
    eXiMienTa

    Brisas roces de invierno

    luz del saber

    la noche dice

    con un sentir

    y la estrella pide su luz

    en su lugar

    nubes espesas

    los rayos rompen

    la noche oscura

    Roces de invierno

    contra tu cara

    te vuelves y

    contra tu cara

    Te refugias en tu ser

    no sabes nada de la vida

    caminas por caminar

    y te tropiezas al momento

    el 02/10/2008
  • Semillas Secas
    se7en beatlab

    Actualmente estoy en preproduccion de mi disco propio. Es complicado conseguir editarlo y difusion, pero ya empece el camino asique no voy a parar hasta hacer todo lo que pueda! :-)





    Van a poder escuchar el primer demo aca http://www.hispasonicos.com/tema/barquito-de-papel/16595

    el 17/09/20082
  • Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 18
    Luis Perdiguer González

    Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 18



    Lunes 27 de mayo. Aunque no vio que nadie avisara el viernes al técnico del aire acondicionado, hoy Lewis llega a la oficina de empleo con la esperanza de que alguien lo arregle de una vez, pues empieza a ser muy desagradable pasar la mañana en la oficina, así que cruza la puerta y ya al entrar nota que había algo diferente en la temperatura, y es que gracias a que durante todo el fin de semana la oficina estuvo sin ventilar, el calor húmedo llega casi hasta la calle, así que con la idea de “¡vaya día me espera!”, se sienta en una silla cercana al ventilador, desde donde oye que ya Albert y John hablan de la jornada deportiva del fin de semana que acaba de concluir y de si sus predicciones del viernes se cumplieron o no, cuando en ese momento la conversación fue interrumpida por una llamada que le pasaron a Albert, lo que le dio a Lewis la oportunidad de darse cuenta de algo que hasta ahora le había pasado desapercibido o es que hasta ahora no había existido, y es que por unos altavoces que hay instalados en el techo se oye música, y aunque al principio ésta parece que le ameniza su estancia, pronto se da cuenta que hay algo en ella que le está poniendo cada vez más nervioso. En principio sólo se oyen voces cantando notas que suben y bajan y vuelven a subir, lo que le recuerda a algún tipo de canción popular o alguna copla, pero pasadas unas cuantas canciones se da cuenta de que también hay música, pero algo no es normal y no sabe qué, lo cual le intriga y hace prestar más atención, hasta que pasado un largo rato de atenta escucha se da cuenta que como consecuencia de la manera en la que se han instalado los altavoces, él sólo oye una parte de la canción, pues la música se oye en estéreo, y una vía va por encima de donde él está sentado, pero la otra vía transcurre en paralelo a ésta, pero en el otro extremo de la sala, así que él sólo oye lo que sería la música del altavoz derecho y esporádicamente la del izquierdo, cuando el derecho baja de volumen. Además no parece que este tipo de música sea la más adecuada para trabajar, pues tal y como le había parecido al principio, se trata de folklore del país, y es evidente que desconcentra más que otra cosa, lo cual se confirma cuando Irma dice al aire que si no hay manera de evitar esa música que le está poniendo nerviosa, comentario al que pronto se une Ann Bellyache, siempre pendiente de todo evento extra laboral, y entre John y Albert le recuerdan que la música que seleccionan en la recepción del edifico se oye en todas las oficinas, así que su única elección es oírla o no, pero no lo que en ella se oye, lo cual hace a Irma levantarse hasta donde está el interruptor y acabar con aquella tortura sicológica añadida a la física del calor húmedo. Ahora ya sin la música, Lewis se da cuenta de que se está algo mejor, si bien es cierto que la tranquilidad no es total pues las eternas conversaciones elevadas de volumen de Joe, quien sigue en la oficina sin cumplir sus proyectos, continúan rompiendo el silencio, pero si es cierto que en algo se ha mejorado. Y es este silencio el que le permite oír otro de los episodios surrealistas que en esa oficina suelen acontecer, pues minutos más tarde llegó por la oficina quien Lewis entendía que era el mensajero oficial de la empresa, ya que su presencia en ella era bastante frecuente con documentos que traía y documentos que se llevaba, y en ese día, Lewis oyó como Albert le pedía que unos documentos que había llevado a un sitio con anterioridad no eran correctos, así que debía volver allí con unos documentos correctos y recuperar los erróneos, y de ahí volver a la oficina ya que una cosa que había recogido el día anterior la debía devolver, y un par de encargos más, a lo que el mensajero algo contrariado le respondió que a ver si se aclaraban ya que le llevaban todo el día de un sitio para otro. Lewis pensaba que o no había oído lo que creía haber oído, o aquel joven no era el mensajero, pero realmente estaba en lo cierto, de otro modo, Albert no le hubiera contestado que en eso constaba la tarea de un mensajero, en ir de un sitio a otro y cobrar por ello, cosa con la que Lewis estaba totalmente de acuerdo, y mientras dudaba entre si escribir algo del mensajero o no, cayó en la cuenta de que a estas alturas aún desconocía su nombre, pues cierto es que en la oficina todos le llamaban 1001, pero era obvio que ese no era su nombre, ni tampoco sabía de qué le venía, pero conociendo la especial habilidad que algunos miembros de la oficina tienen para colocar apodos a la gente, o en el mejor de los casos tal y como ellos mismos definen, los hay que por el mismo precio se llevan el dosier completo, que está compuesto según jocosamente aclaran de apodo y canción, los cuales la mayoría de las veces, Lewis reconoce que le hacen al menos sonreír, pues es cierto que se les nota que tienen una gran maestría en encontrar una canción a la que cambiándole un poco la letra, y a veces mezclando palabras de varios idiomas, venga al pelo con la situación o con la fisonomía de la persona, y así tienen apodos como el de un transportista que charla mucho, al que llaman Charlie, pero como además siempre está de mal humor, pues él es Charlie Frown, y no es necesario decir cual es la canción de su amigo Charlie Frown, por supuesto un expediente es un file, y si ese expediente supone un problema, es un marrón, pero para ellos en un Brown, quien lleva los browns es el brown department con una sicodélica canción que dice algo así como “brown department” a lo que el coro replica, “shalaa lalalala”, parodiando la canción de the Mamas & the Papas y el que recibe un brown canta aquello de “brown file on my desk” a lo que el coro le acompaña diciendo, “tralaralala”. Uno de sus proveedores es un hombre al que Lewis vio un día, que aparentemente siempre va a la oficina porque le viene de paso a algún otro lugar, y es alguien totalmente neutro de aquellos que dan la mano flácida al saludarte, y éste es -el hombre gris- o también, -the charmless man- y por supuesto su himno es la canción de Blur de igual nombre. Otro mensajero que también frecuenta el lugar es -the smiling man- debido a las sonrisas que dedicaba a Sara cada vez que la veía. Un cliente que siempre está pidiendo que le bajen los precios con malas artes y peor estilo es Buitraker, alguien cuyos olores naturales están más cerca del mundo porcino que del humano es Tuffy, el encargado del mantenimiento de los ordenadores, que es un poco fino se le conoce como Maimousin (Mimosín con acento sajón) y el estribillo de su canción dice algo así como Bring back, bring back o bring back Maimousin to me, y si alguien cree estar tan iluminado que desde lo alto de su montaña ver el mundo desde su perspectiva, se le canta it’s my mountain and I see what I want to, see what I want to, see what I want to, you would see it too if it belonged to you, las cosas rápidas se hacen shitting milks, cuando una silla se deteriora de tal modo que le sobresale un tornillo mas o menos en el centro del asiento es una manmaker chair, y luego se les oye hablar también de Muzzy, a piece of Fermin, the real bacon man, Forrest, Pop eye’s wife, la Keli, sea and asshole o Mary asshole, y algunos compuestos por vocablos irrepetibles en horario infantil, pero que no dejaban de tener su gracia. Resumiendo, que se podía escribir todo un libro con todas las canciones que por allí sonarban, y tanto impactaron al propio Lewis, que hasta un día decidió llevarse una grabadora de bolsillo y grabar una de sus canciones la cual llamaron The blowjob y que iba dedicada a lo que ellos definían como una iluminación de las muchas que tenía el irresponsable de informática de la compañía que aparentemente un día se levantó inspirado y les obligo a todos a utilizar una total inutilidad de programa de la que él desde su ignorancia y debilidad mental se sentía orgulloso al que llamó Workflow pero que John rápidamente rebautizó como Blowjob, que para los no conocedores del idioma de las islas británicas, es un trabajo bucal de dudosa reputación. Canción que pueden oír en http://ludiguer.hispasonicos.com buscando el mp3 llamado The Workflow y en el que se oyen las voces reales de Jane, Albert y John cantándola tal y como Lewis la grabó, siendo este último el autor de la letra y el resto de los arreglos, arreglos y coros que por cierto están interpretados a destiempo con toda la intención del mundo pues el programa y su autor no se merecían mucho más. Así que recordando estos momentos, y no esperando ya mucho más de la mañana, Lewis dejó que el reloj corriera hasta algo más tarde de la una, momento en el que separó su sudorosa espalda del respaldo de la silla con la que había compartido la mañana y cogió el camino de su casa, pensando en que él no lo había pasado mal del todo pues seguro que lo habían pasado peor las cinco personas que se habían golpeado contra el maravilloso adorno adquirido días antes por James.

    el 17/09/2008
  • Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 17
    Luis Perdiguer González

    Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 17



    Viernes, 24 de mayo. Un día más, resignado como el garbanzo que va a la olla para formar parte de un sabroso cocido, llegó Lewis a la oficina de empleo que ya prácticamente se había convertido en su hogar. Como de costumbre, no pasaban más que unos minutos de las nueve y cuarto y unos grados del punto de cocción en los humanos, y para su desgracia, la silla más próxima al único ventilador de la sala estaba ocupada, así que tuvo que buscar un sitio donde situarse, y decidió hacerlo junto a una de las rejillas del aire acondicionado, más como algo psicológico que porque realmente saliera aire frío de ella. Así que allí se sentó a ver que pasaba ese día y al instante descubrió que había una voz nueva en ella, además, esa voz tenía acento extranjero, más concretamente francés. Se giró y vio que en la mesa de Irma había sentada otra persona, una chica de unos 18 años, morena y de mucha menos estatura que Irma y cuya cara le sonaba de haberla visto por las inmediaciones de la oficina alguna vez o bien al entrar o bien al salir. Pero él estaba seguro de haber visto a Irma ese día, aunque por un momento pensó, que si se les ha ido otra más de las personas válidas que hay aquí, cada vez los inservibles se apoderan más de los útiles como si de una película de invasores del espacio exterior se tratara y se preguntaba a dónde iba a llegar esta oficina, ya que no entendía muy bien aquello, por lo que el averiguar qué estaba pasando allí daba un nuevo aliciente a la mañana. Y para su alivio, no tardó mucho en ver en el destierro de una solitaria mesa a Irma, que con ésa ya eran tres las mesas que ocupaba para desempeñar su trabajo. La suya, la de Sara y la del destierro, luego ya sólo quedaba saber quien era aquella joven, porque, ¿no sería una de esas adquisiciones que Joe tenía en la manga?, y si lo era, las entrevistas las había hecho a la velocidad del rayo, aunque viendo los resultados de algunos otros procesos de selección, no le extrañaría,. Pero esa incógnita fue algo que se desveló por sí misma, pues de las más de veinte conversaciones telefónicas que mantuvo aquella joven durante la mañana, es más que posible que dijera a más de cuarenta personas distintas que era una estudiante francesa, bueno, fagansesa, y que estaba haciendo un tagabajo de fin de estudios pog lo que nessesitaba hablag con el diguectog, geguente o dueño de la empeguesa, aunque al final acababa hablando con el primero que por allí pasaba, ya que éstos estarían jugando al golf, al tenis, o igual hasta ocupados trabajando. Pero mientras ella estaba intentando encontrar información para su trabajo, el resto de la oficina ya consideraba el viernes como un tránsito entre la semana laboral y el fin de semana, pero a mucha menos distancia de este último, de ahí que por ejemplo Eleanor llevara una indumentaria más adecuada para ir al campo a saltar la cuerda que a una oficina, aunque con las ojeras y la cara de sueño por haber salido de fiesta la noche anterior no le permitieran estar para muchos saltos, por otro lado, Albert y John hablan de la jornada deportiva del fin de semana que viene, de su predicción, de lo que creen que va pasar o no en ella, Jane se entretiene cantando y buscando un buen bajista para su próxima actuación, pues canta los fines de semana en un club de jazz, Frank corriendo de punta a punta de la oficina y trasladando papeles erróneamente revueltos entre la ceniza de sus cigarrillos, Gerard, que debe ser un comercial, pues en las pocas veces que lo ha visto, lo podría definir como que sería capaz de vender sacos de arena a la gente del desierto, hielo en los polos y agua de mar en una playa, reparte su alegría y optimismo por todas partes mezclando su acento del sur con frases en Spandeutsch que intercambia con John, Mary Bell e Irma hablan de sus cosas y para culminar todo esto, Ann Bellyache les va contando su vida a todos según va pasando por delante de sus mesas en el camino desde los aseos hasta la calle, hacia donde se dirige con el paquete de tabaco y el mechero para fumarse otro cigarro más antes de disfrutar de una pieza más de fruta la cual le llevará más de veinte minutos para comérsela, y ya para culminar el ambiente de algarabía, unos obreros llegan por allí preguntando por James, pues vienen a colocar un panel que él había comprado dos días antes, así que tras salir de su guarida con su habitual traje de chaqueta, les indica el lugar donde han de colocarlo, y taladro en mano empiezan a hacer agujeros en el suelo, a sacar listones de aluminio, tornillos, destornilladores y el nombrado panel, que por estar aún con su embalaje no se sabe lo que en él pone, pero que por nada del mundo se perdería Lewis, así que busca una mejor ubicación, y en algo más de media hora ya está montado, pero más que el panel, lo que se ha montado es el caos, pues el panel se ha colocado en la entrada de la sala, pero para hacernos una idea de su ubicación es necesario saber que al entrar a la oficina hay un recibidor de unos tres metros de ancho que da paso a la sala, pues bien, un poco antes de llegar al lugar donde ambos, recibidos y sala, se unen, es donde lo han colocado, pero con la astucia de que éste no tiene más de metro y medio de ancho, con lo que queda otro metro y medio a su lado sin ocupar por el panel definiendo una especie de dos carriles imaginarios, uno con panel y otro sin, en el cual ya se ve que figura el nombre, que recordemos dijimos que podía ser “Precario” y logotipo de la empresa, una palomita de papel, además han tenido la gran lucidez de colocarlo a un metro setenta del suelo, con lo que su inauguración no se hizo esperar, y más o menos unos dos minutos después de haberse concluido la instalación y desaparecido los obreros, el primer mensajero que llegó con prisas tuvo los honores de hacer el bautizo oficial estampando, a falta de la botella de champaña tradicional, su frente contra él, y lo mismo hizo un cliente que salía despistado leyendo unos documentos, y con esto hoy Lewis ya ha tenido bastante y no le apetece ver más golpes y menos con el calor que hace en la sala, ya que cada vez que alguien entra y sale le hace sudar pues siempre espera oír el golpe de una cabeza contra el panel publicitario, así que decide coger sus cosas y marchar para casa, eso sí, con mucho cuidado de no ser otra victima del nuevo adorno adquirido por James.

    el 17/09/2008
  • Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 16
    Luis Perdiguer González

    Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 16



    Jueves, 23 de mayo, a la hora acostumbrada, Lewis entra en el invernadero en el que se ha convertido la oficina, así que busca una silla cercana al único ventilador existente en el recinto con la intención de que aquello palie sus males térmicos y espera a ver que cosas ocurren hoy que le hagan la mañana más llevadera. Para entonces ya prácticamente sabe quien es cada uno de los que allí trabajan y como son, lo cual hace más entretenida la jornada, así que ahora se dedica a prestar más atención a aquellos que sabe que le van a dar motivos de entretenimiento, lo cual no tarda en llegar, pues Ann en un momento de arrebato, comienza a auto animarse y alentarse ya que parece que por fin ha hecho algo bien, o al menos eso parece pensar ella, así que ¿qué mejor que recompensarse con un merecido cigarrito y un par de piezas de fruta seguidas por una llamada a casa para compartir tal gesta?, por supuesto, Lewis ya no anotó nada pues nada había que descubrir aquí, con lo que simplemente apoyó su sudorosa espalda en el respaldo de su silla hasta que transcurridas un par de horas, más o menos, Irma lanza al aire la pregunta, “¿Y cómo le digo a este hombre en inglés que él tiene razón y que esto que le mando es pagadero en destino y no origen?”, a lo que Eleanor se adelanta a todos y no tarda ni un segundo en contestar tan alto como le es posible, “you have the reason. It is collect and not prepade”, y por supuesto ni Albert ni John tardaron ni un segundo tampoco en lucir su mejor sonrisa burlona mientras con la mano hacían un gesto negativo a Irma indicándole que ni se le ocurriera escribir aquello, y Jane que estaba en ese momento interpretando una canción por las inmediaciones de la mesa de Irma le dio la respuesta correcta, también entre burlas. La lástima es que a Albert no le duró mucho la risa, pues en ese momento un sudoroso Joe, que seguía sin salir de la oficina para buscar nuevos clientes ni hacía entrevistas para cubrir los puestos vacantes, y que acababa de terminar con una de sus dilatadas conversaciones telefónicas, salió de su despacho como una exhalación hacia su mesa mientras le decía que prepara los documentos que llevaba en su mano para Saint Mary Ltd., a lo que Albert le pregunta que para qué puesto, para cuánta gente, para cuándo y Joe le dice que aún no lo sabe, pero que él piensa que pueden ser cinco camareros y que lo prepare todo para mañana a primera hora que es cuando el cliente confirmará lo que necesita realmente y así cuando llame todo estará ya hecho. Albert se queja de que cómo va a hacer nada sin tener datos concretos, pues qué pasaría si luego en vez de camareros quiere gente para limpieza y en lugar de cinco sólo quiere uno y además no es para mañana, ¿qué sentido tiene correr si no se tienen los datos mínimos para trabajar, pero Joe insiste en que es mejor hacerlo así, ya que hay que anticiparse a los clientes, dejó los documentos sobre la mesa de Albert mientras éste se quedaba con cara de desaprobación y con la faena. Por supuesto, estos eventos no pasaron desapercibidos en absoluto para Lewis, por lo que rápidamente sacó sus anotaciones y empezó a escribir: Eleanor. -No diferencia entre lo que sabe y lo que cree saber lo que le hace ser atolondrada y precipitada pues no repara en las consecuencias de sus actos erróneos-, y terminado de escribir esto, se fue al folio en el que tenía las anotaciones de Joseph donde definitivamente tachó los comentarios positivos del primer día, pues fueron una mera quimera, y allí escribió, -imposible que cumpla los objetivos que él mismo se marca ya que la propia presión que se auto impone le da muy poco margen de éxito, presión que traslada a su equipo a los cuales amordaza con pesadas e inútiles tareas que tan solo requieren unos minutos de dedicación si se hacen en el momento y manera adecuados-, y tras escribirlo lo volvió a leer y no pudo evitar pensar que la verdad es que estaba escribiendo todo esto, pero por otro lado era una lástima que eso ocurriera así, pues realmente el fondo de Joe como persona no es malo, sino todo lo contrario, pero precisamente algunas de sus virtudes como persona son las que lo maniatan como profesional. En lo poco que lo conocía, Lewis veía a Joe como una persona voluntariosa, y entregada a los demás, lo que hacía que muchos clientes y proveedores aprovecharan esta cualidad para beneficiarse a su costa. También es muy trabajador, lo que le hace que trate de ocupar más terrenos de los que en realidad debe ocupar y a ser incapaz de dejar que las cosas maduren por sí mismas, siempre hay que hacer algo aunque se tenga que deshacer al minuto siguiente, además, si puede te hace un favor, pero eso es peligroso pues no todo el mundo se merece que se los hagan, y el miedo a hacer daño es lo que le impide muchas veces tomar decisiones en el momento adecuado guardándolas para que afloren en el momento más desacertado, casi podría decirse que detrás de cada error hay una virtud suya, pero no es menos cierto, que sus errores por acción o por omisión afectan al conjunto del grupo de manera negativa, y de eso ellos tampoco son culpables. y pensado esto, cerró su bolígrafo colocándolo en el bolsillo de su camisa, tan relajadamente como pudo para evitar que el calor de la sala le hiciera sudar más de lo que ya lo estaba haciendo, y allí sentado en su silla permaneció entre cigarros de Ann, carreras de Frank, desapariciones de James, canciones de Jane, interminables conversaciones de Joe y despistes de Eleanor, es decir, lo de siempre, hasta que ya harto de lo desagradable de la temperatura se levantó mientras otro de los tubos lo despedía con un guiño, y tomó el camino de su casa.

    el 15/09/2008
  • Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 15
    Luis Perdiguer González

    Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 15



    Miércoles, 22 de mayo, a las nueve y media y tras diez minutos de deliberación sobre si entrar o no, decide introducirse en la olla en que se ha convertido la oficina, pues se siente en la obligación de hacerlo, y lo hace con la esperanza de no acabar hecho al vapor, así que entra y pese al poco oxígeno que aparenta circular por la sala, aún la gente tiene fuerza para discutir, y por un lado vemos a otra empleada que a veces estaba y otras no, llamada Mary Bell decir a sus compañeros con tono exigente que sus clientes se llevarán como ella diga y del modo que ella decida, mientras que tanto John como Albert que serían los perjudicados de su medida, le argumentan, con la voz de Jane de fondo, los coros algo fuera de tono de las conversaciones maratonianas de Joe y el acompañamiento de teclado de Frank, que si no tuvieran otra cosa que hacer pues que así lo harían, pero que ella lo que ha de hacer no es vender por vender, ya que cediendo a todo cualquiera sabe vender, sino tratar de amoldar los clientes a lo que es la operativa del día a día de la oficina, pero ella insiste en que cómo le va a pedir eso a un cliente, que con sus clientes no, pues ella marca cómo hay que tratarlos, que para eso son de ella, y ellos simplemente han de seguir sus directrices, a lo que no tardan en contestarle que para empezar los clientes son de la empresa y que como comprenderá, las cosas no se pueden hacer según los caprichos de cada uno, hay unos requisitos mínimos comunes que seguir para evitar que cada cosa vaya por un sitio, y si no le gusta, ya sabe lo que tiene que hacer con ‘sus’ clientes, gestionarlos ella misma, a lo que por supuesto se niega a voz en grito y vuelve a escuchar el que le digan, que si lo hacen ellos se hará a su modo, que es el modo en el que se ha hecho siempre, y si ha de ser al suyo lo hará ella, que lo piense y decida, así que con un -ya lo veremos- se gira y se va a su mesa aún entre reproches dichos entre dientes, pero visto esto, Lewis saca con calma sus apuntes y anota en ellos, algo que ya le había parecido notar con anterioridad y se ha confirmado:



    * Mary Bell.



    - No sabe trabajar en equipo.

    - Sólo le interesan las tareas que le pueden permitir un lucimiento personal.



    y vuelve a colocar el bolígrafo en la carpeta y la carpeta sobre su piernas al tiempo que los gritos habituales de Joe en su despacho, el cual parece haber olvidado sus propósitos, vuelven a llamar su atención, y en ese momento decide prestar algo más de atención pues no logra comprender de qué se puede hablar más de 60 minutos con alguien, tantas veces y con gentes tan dispares, así que ‘enchufa su antena’ y de allí salen temas tan variopintos y dispares como las diferencias existentes entre el modelo V-3455 y el V3470 de una determinada marca de cámara de fotos, para de repente pegar un giro mil o dos mil grados y comentar lo diferentes que son el elevalunas eléctrico del modelo 600 de una marca de coches motor gasolina fabricado en Alemania, y el del mismo modelo fabricado en USA., por no citar diferentes técnicas de pesca y como le gusta a cada pez que le coloquen el gusano en el anzuelo y lugares donde es más usual la compañía de un determinado coleóptero, dependiendo de la altitud y de la temperatura al nivel del mar, lo que hace pensar a Lewis inmerso en una profunda crisis cognoscitiva que ya quisiera él estar la mitad de enterado en un solo asunto de todos los tratados u otros que se suelen tratar, ¿cómo se puede a bote pronto saber tan íntimos detalles de las cosas, y de tantas?, pero mientras reflexiona sobre ello, transcurre la mañana con una visita repentina de James que se dio una vuelta para tomar un par de medidas (con un metro) por la oficina para desaparecer al momento sin dejar rastro, las carreras a ningún sitio de Frank mientras reparte papeles llenos de ceniza y semi-quemados y frutas lentamente ingeridas por Ann Bellyache, entre llamada telefónica a la familia, viaje al aseo y café en la cafetería de la esquina, si puede ser acompañada por Eleanor quien entre error y error del mismo modo necesita reponer fuerzas pues equivocarse también desgasta, pasadas la una, Lewis decide que es el momento de volver a terrenos menos cálidos y encamina sus pasos hacia su hogar.

    el 13/09/2008
  • el toro y la luna
    ELRUMBEROMAYOR

    www.eltoroylaluna.com

    el 12/09/2008
  • ¿QUE ESTA PASANDO CON LA MUSICA EN DIRECTO?
    orazal


    SALVEMOS A LOS HIJOS DE ORFEO……….

    Desde hace varios años, observo con pavor y pena, como los mecanismos administrativos del estado, (entiéndase junta de Andalucía y ayuntamientos), escudados en las normativas de medio ambiente, llevan acabo su particular cruzada contra los locales que durante años han ofrecido conciertos en directo y he tenido que ser testigo presencial en varias ocasiones de como se personan las fuerzas de seguridad en un local, donde se esta ofreciendo al ciudadano una alternativa mas cultural e instructiva frente a la programación nocturna habitual. Las ciudades de Andalucía, languidecen, sin que nadie alce la voz para intentar impedirlo o al menos para reclamar nuevos mecanismos o una normativa mas JUSTA, EQUITATIVA Y REALISTA, nuevas alternativas que permitan a los músicos profesionales, (un colectivo muy numeroso de personas, que tienen familias que mantener y pagan letras e impuestos, como el resto de los españoles),vivir con dignidad de su trabajo.
    Esos músicos que hoy están en un concierto con una gran estrella del POP y mañana con una orquesta de verbena en una pedanía de Jaén o Almería, necesitan de la existencia de esos pequeños locales que no solo son imprescindibles para su supervivencia económica (durante los largos inviernos), si no que además contribuyen con su labor, a que nuestras ciudades sean mas acogedoras y puedan ofrecer a sus habitantes y a quienes las visitan, una imagen mas fresca y alagüeña; esos locales, deberian ser considerados patrimonio de un país, cuya historia esta ligada de forma indisoluble a la la propia música y al arte en general.
    Un país que tiene una de las culturas musicales más ricas del continente tiene a mi modo de entender, el deber de defender sus activos culturales y sus tradiciones frente a esta ola de "desnaturalización cultural" que padece esta unificada frívola y desorientada Europa; nuestros músicos como los profesionales de cualquier otro gremio, tienen derecho a comer y vivir de una profesión que escogieron por vocación, una profesión que merece el mismo respeto que cualquier otra.
    Las ciudades de Andalucia, y en especial esta tierra tan flamenca, poeta y soñadora, aquella de quien dijo el ilustre mexicano "MANOLA CANTADA EN COPLAS PRECIOSAS", va apagándose desde el punto de vista de la oferta nocturna que se limita a macrodiscotecas y shawuarmas que teniendo el beneplácito de la administración se les permite generar ruido, conflictos “bélicos” (léase peleas), y otras muchas lindezas -que no vienen al caso, ni son el objeto de este articulo-, pero que dejan en entredicho la actitud de doble rasero que se utiliza para castigar a unos y veneficiar a otros.
    Señores yo no quiero proponer soluciones, (aunque se me ocurren muchas) pero no es mi intención, ni me corresponde, ni me considero preparado par ello ya que es un problema serio y complejo; pero a quienes les corresponda les dejo mi súplica, por favor ¡HAGAN ALGO! , ustedes pueden, aún y a pesar de todo, no hemos perdido la fe en el sistema, ni en los partidos políticos integrados al fin y al cabo por ciudadanos, que tienen la enorme responsabilidad de hacer que esto funcione PARA TOD@S. Hagamoslo POR LA MÚSICA Y POR LOS MUSICOS.
    Lázaro Hernández Gutiérrez.

    el 12/09/2008
  • Ludiguer-Un mayo en la vida-Capítulo 14
    Luis Perdiguer González

    Ludiguer - Un mayo en la vida - Capítulo 14



    Martes, 21 de mayo, pasadas las nueve y cuarto, Lewis llega a la oficina con la esperanza de no pasar el calor del día anterior, pues hoy la temperatura en la calle, sin ser más alta que la del día anterior, sí da la impresión de ser mayor por culpa del aumento de la humedad del ambiente y con ella la sensación de más bochorno, pero pese a que al principio el contraste entre el interior y el exterior le da la sensación de que hubo suerte, al minuto, y sin darle tiempo ni de llegar a su habitual sala se da cuenta de que al igual que el día anterior, hoy sigue haciendo calor en la oficina puesto que el aire acondicionado no va, con lo que después de tantos día ya se atreve a entablar una pequeña conversación y Lewis pregunta que si es que no funciona el aparato del aire, y John y Albert refugiados detrás de un ventilador de ocasión de esos que te regalan cuando compras 10000 cajas de bolígrafos o algo así, le responden que no muy bien. Que ya desde septiembre se sabía que no iba y al final tal y como ellos preveían, pues es algo que ocurre así año tras año desde que ellos lo recuerdan, ha llegado el calor y con él el aire acondicionado no funcionando, pero le añadieron que no se debía preocupar ya que hay un modelo que detecta el calor que está pasando cada trabajador y le suministra el aire frío que necesita, pero no sólo eso, sino que viene con un MP4, un programa de contabilidad, Internet, Webcam para poder hacer videorefrigeraciones, te regalan un martillo pilón con mira telescópica y una tostadora que es fax y fotocopiadora, y un bono para cambiarle el aceite al coche durante un año, a lo que Lewis pregunta con curiosidad y algo de sorna para seguirles la broma que si es que están esperando a que lo traigan y lo van a instalar, pero tanto John como Albert le sonríen sarcásticamente y le responden que no, pero que ahí está el modelo y que no les negará que es bueno, además, para octubre sale la versión de bolsillo con disco duro de 90 GB, el cual tampoco tendremos porque en enero habrá otro con el disco de 120 GB y el bono del aceite es de dos años y quince noches de hotel pagadas donde quieras, y así sucesivamente, y mientras aquí, matándonos por el ventilador que nos regalaron al comprar bolígrafos. Así que al oír aquello Lewis se sienta sudoroso en su silla mientras ve que Joe aún sigue sin salir a ver clientes, ni entrevista a nadie, Frank continua aporreando teclas afanosamente y James está desaparecido en combate, aunque en el poco tiempo que ha estado, le ha dado tiempo a percatarse de una cosa, bueno, realmente de dos, y es que ateniéndose al calor, se podría decir que por un lado los hombres están realmente acalorados mientras que a una misma temperatura las mujeres se adaptan mejor, pero luego hay dos especímenes que van por libre, uno es James, que es totalmente isotérmico, es decir, tiene siempre una temperatura constante independientemente de la temperatura del exterior, su ropa y actitud no varía ni con el frío ni con el calor, y el otro espécimen curioso es Jane, la cual siempre tiene frío y necesita echarse algo por los hombros, por más que las piedras se derritan a su alrededor. Por supuesto Lewis se identifica con el grupo de los varones y casi a golpe de cabezadas favorecidas por la oscuridad producida por los ya más de 10 tubos que no funcionan y las continuadas canciones de Jane deja que pase la cálida mañana hasta el momento de afortunadamente tomar el camino de casa, donde sí se está fresquito.

    el 11/09/2008