Los seres humanos convivimos con la música en todo momento. Es un arte que nos hace disfrutar de tiempos placenteros, nos estimula a recordar hechos del pasado, nos hace compartir emociones en canciones grupales, conciertos o tribunas deportivas. Pero eso que resulta por demás natural, se produce a través de complejos y sorprendentes mecanismos neuronales. Es por eso que desde las neurociencias se pregunta: ¿qué le hace la música a nuestro cerebro?
La música parece tener un pasado extenso, tanto o más que el lenguaje verbal. Prueba de ello son los hallazgos arqueológicos de flautas construidas con hueso de ave, cuya antigüedad se estima de 6.000 a 8.000 años, o más aun de otros instrumentos que podrían preceder al homo sapiens. Existen diversas teorías sobre esta coexistencia íntima con la música en la evolución. Algunas de estas se dieron porque al estudiar la respuesta del cerebro a la música, las áreas claves que se ven involucradas son las del control y la ejecución de movimientos. Una de las hipótesis postula que esta es la razón por la que se desarrolló la música: para ayudarnos a todos a movernos juntos. Y la razón por la que esto tendría un beneficio evolutivo es que cuando la gente se mueve al unísono tiende a actuar de forma más altruista y estar más unida. Algunos científicos, a su vez, sugieren que la influencia de la música sobre nosotros puede haber surgido de un hecho fortuito, por la capacidad de esta para secuestrar sistemas cerebrales construidos para otros fines, tales como el lenguaje, la emoción y el movimiento.
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#9 Lo único es que muy detallado no es, por lo que es una película, pero en vista que aún no hay respuesta del porqué no te parece, pasemos a otra cosa, que ahí nos quedamos. Tendrá relación con otro aspecto.
He visto que has puesto dos vídeos. Se reconocen y los veré. Gracias, pero ¿puedes decirnos en qué parte exactamente tratan el tema de la pregunta?
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Es bastante común que se hable de la influencia de la música en el cerebro o la bología del ser humano como si fuese algo ajeno al propio ser humano. La música nace del cerebro y la biología de los seres humanos y es parte importante de la actividad natural del ser humano, como el respirar, comunicarse y relacionarse. Podremos hablar de cómo influye el sol o las estaciones en la biología del ser humano. Pero son agentes externos y tiene sentido.
La música es parte del ser humano, nace de su cerebro y se transmite mediante su biología, por tanto no es que influya en él, sino que es parte de él. Incluso quienes no son músicos silban, cantan, tararean, percuten rítmicamente,... hacen música. No es un agente externo así que no influye en la biología, es parte de ella.
Entendida como proceso de comunicación influye en la colectividad o las relaciones humanas del mismo modo que el resto de maneras de comunicarse. Pero no es "la música" en sentido abstracto, sino lo que el mensaje musical transmite. Del mismo modo que el lenguaje verbal o el gestual, no influyen en la biología por sí mismos, solo algunos mensajes pueden cambiar aspectos, alterar la conciencia, acelerar el corazón o dar ganas de vomitar y no lo hacen por igual a todos los seres humanos. No hay recetas absolutas.
El vídeo que ensaña a un Dj a apoderarse de la voluntad humana está basado en falsas premisas. (Y la primera podría ser si todo sonido es música) Al igual que con la hipnosis para dejarse dominar hay que estar predispuesto a hacerlo. Si el vecino del 5º quiere lograr encandilar a la vecina del 4º poniendo a las 3 de la mañana mientras duerme una sesión de música a 120bpm con la misma sobredosis de graves que exceso de volumen, me temo que lo único que conseguirá es acabar en comisaría o que le partan la cara directamente. No es la música, sino el momento y la predisposición. Los musicoterapeutas serios saben que todo este tipo de recetas universales son timos y falsedades. Es como recetar los discursos de Churchill durante la segunda guerra mundial para subir la moral en horas bajas a personas con depresión postparto.
La música no es la que influye, es la persona la que decide si participar o no de la danza tribal y ser parte de la música. Pero si está deprimido, inapetente, triste o encolerizado, la música cocinada por un Dj según las recetas de todo a cien, no le producirá más que rechazo, incomodidad o irritación. No tendrá el efecto recetado. No es el músico el que tiene el mando, es el oyente el que decide si su biología o su cerebro quieren participar en el juego de comunicación. Por eso la gente es tan cerrada en términos de gustos musicales. A la mayoría los heavys les encanta el heavy y nada más que el heavy, a los amantes de la copla, la copla y nada más que la copla. Es posible que a unos y a otros les irrite o les deje fríos lo que a los otros les desgarra el alma. Así que no es la música la que tiene el poder de transformar la biología, es el oyente el que sintoniza con la música que le da la gana y decide cómo esta le afecta.
En el tema música Dj no es tanto la música como la presión física que producen las pulsaciones a alto volumen. El nivel de presión de esos puñetazos de aire golpean físicamente, no es la música, es la física. Y es que si bajas el volumen y deja de golpear a fuerza de decibelios, todas esas teorías fisiológicas se caen por su propio peso. El exceso de volumen anula otras posibilidades de comunicación, así que estás ante la decisión de ignorarlo, irte o participar del masajeo de esos puñetazos de aire. Las vibraciones las ocasiona la música, pero no es la música la que te impide concentrarte en otra cosa, es la anulación de los sentidos por la saturación decibélica. En cierta manera es lo que ocurre en una manifestación en la que no hay música. Todos corean a grito pelado el mantra de la manifestación, así que no puedes ni pensar en otra cosa, o te vas o instintivamente repites lo que dice la masa. No es la calidad del discurso, ni el contenido del discurso, es la saturación de los sentidos por el exceso y anulación de cualquier posibilidad de interacción.
En el tema música disco, Djs, discotecas y demás también hay que sumar el ingrediente de sustancias que transtornan la voluntad o la capacidad de concentrarse. De nuevo no es la música, son otras cosas las que aceleran el corazón.
Sí tendría sentido plantearse cómo influye la música en seres que no tienen la música entre sus funciones naturales, como las plantas o las vacas. Y seguramente lo hace en el mismo sentido que si lees el Quijote a una manada de ñus, o si un humano escucha los sensuales berridos de los ciervos en la época de aparearse, raramente transmitirán esa excitación biológica al ser humano.
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