#46 Estoy de acuerdo.
Acabo mis intervenciones en este debate con un pequeño fragmento de La ciencia jovial de F. Nietzsche, un gran crítico de la cultura (de la civilización occidental, de raiz socrático-judeo-cristiana) y pensador contra corriente par excéllénce:
"Los que sabemos, sabemos ahora demasiado bien algunas cosas: ¡oh, cuán bien aprendemos ahora a olvidar, a no saber bien, como artistas! Y en lo que concierne a nuestro futuro: difícilmente nos encontrarán de nuevo en la senda de aquellos jóvenes egipcios que en las noches vuelven inseguros los templos, abrazan las columnas y todo aquello que, con buenas razones, es mantenido oculto, y que ellos querían develar, descubrir y poner a plena luz. No, este mal gusto, esta voluntad de verdad, de “verdad a todo precio”, esta locura juvenil en el amor por la verdad nos disgusta: somos demasiado experimentados para ello, demasiado serios, demasiado alegres, demasiado escarmentados, demasiado profundos...Ya no creemos que la verdad siga siendo verdad cuando se le descorren los velos; hemos vivido suficiente como para creer en esto. Hoy consideramos como un asunto de decencia el no querer verlo todo desnudo, no querer estar presente en todas partes, no querer entenderlo ni “saberlo” todo. “¿Es verdad que el amado Dios está presente en todas partes?”, preguntó una niña pequeña a su madre: “pero eso lo encuentro indecente” - ¡una señal para los filósofos! Se debería respetar más el pudor con que la naturaleza se ha ocultado detrás de enigmas e inseguridades multicolores. ¿Es tal vez su nombre, para hablar griegamente, Baubo?... ¡Oh, estos griegos! Ellos sabían cómo vivir: para eso hace falta quedarse valientemente de pie ante la superficie, el pliegue, la piel, venerar la apariencia. Los griegos eran superficiales - ¡por ser profundos! ¿Y no retrocedemos precisamente por eso, nosotros los temerarios del espíritu que hemos escalado las más altas y peligrosas cumbres del pensamiento actual y que desde allí hemos mirado en torno nuestro, que desde allí hemos mirado hacia abajo? ¿No somos precisamente por eso - griegos? ¿Adoradores de las formas, de los sonidos, de las palabras? ¿Precisamente por eso - artistas? "
#48 De la cultura alemana griega (sobre todo del neoclasicismo y el romanticismo) ya no queda nada. Ahora vuelven a ser "las magníficas bestias rubias" de las que hablaba Nietzsche, el cual, por otra parte y a raiz de su enemistad con Wagner, menospreciaba la cultura alemana, a la que atribuía los defectos de la moral cristiana (las magníficas bestias rubias debilitadas y enfermas con hábito de monje) . Angela Merkel - por no hablar de Schäuble- es lo peor de los dos mundos: neoliberalismo salvaje y moral luterana que considera al rico bendecido por Dios y al pobre condenado por su pecado original (la pereza), ese prejuicio que Marx critica en El Capital.. Pero es que ni Nietzsche ni Marx, maestros de la sospecha junto con Freud, pueden considerarse genios alemanes, sino universales.
Esta chica está claro que se inclina más hacia la naturaleza que hacía la cultura.
Es que la naturaleza no tiene porqué ser peor que la cultura, recordemos que el arte clásico y el clasicista (hasta bien entrado el s.XVIII, estaba basado en la estética clásica (la de los clásicos y la codificada por G. Vasari), en la imitación de la naturaleza.
Menos mal que la música era per se, abstracta.
La estética clåsica no es naturalista, sino que se basa en la " Idea " platónica de belleza, en una "cosa mentale" , que decía Leonardo. El naturalismo es posterior, barroco, más fundamentado en lo particular-natural que en las ideas universales. En el helenismo, las estatuas de dioses se basaban en un canon matemático-geométrico y en rasgos idealizados(como la nariz recta y alineada con la frente).
También es cierto que los maestros aconsejaban aprender observando la naturaleza (las calidades atmosféricas en el sfumatto leonardesco, por ejemplo) pero es en el barroco en que las artes plásticas se liberan de la "Idea" del neoplatonismo.
El aparente naturalismo de Miguel Angel esconde un complejo estudio e idealización.
De hecho, toda obra de arte, incluso el más imitativo o naturalista es, ante todo, el signo que expresa una idea. Tàpies lo resumía así: "El arte es un signo, una señal".