Existe un tópico muy difundido —que ni a la industria discográfica ni a la prensa musical parece interesarles combatir— según el cual ni los sintetizadores ni los samplers son instrumentos musicales. Que no se tocan, vaya, que son meras herramientas a ser disparadas por un aburrido productor desde un aún más aburrido secuenciador. Si el autor suele exigir una explicación lo más sesuda posible de quien presume que una guitarra eléctrica mola más que un violoncello, la misma
