Reportajes de Sonido en vivo (página 8)

Hay una nueva generación de técnicos de sonido que está vendida a lo gráfico, a lo visual. Necesitan textualmente “ver” en sus pantallas y monitores lo que está ocurriendo, lo que están intentando conseguir.

En la metodología habitual previa a un concierto, existe un momento en que “alguien” decide contratar los servicios de una empresa de sonorización. Y se intenta buscar el mejor equipo al precio más bajo.

Cerramos la serie de artículos sobre la psicoacústica como corresponde: haciendo un resumen de lo aprendido y dándole un sentido práctico.

Creías haber conseguido la perfección durante las pruebas de sonido, pero al llegar al paso final, cuando la banda toca junta nada suena como esperabas. ¿Te resulta familiar?

Nuestro oído está diseñado para la inteligibilidad de la comunicación oral —es decir, para tener una respuesta perfecta entre 2 y 6 kHz—. Pero tal como reflejan las curvas isofónicas o de Fletcher-Munson, nos cuesta escuchar los sonidos cuya frecuencia esté fuera de ese rango.

¿Sabes que nuestro cerebro recurre a los recuerdos para reconstruir e identificar los sonidos? Empezamos esta serie de artículos que se alejan de las vicisitudes técnicas y nos acercan a la imperfección del ser humano.

El técnico de monitores debe ser el mejor de los técnicos capaces de manejar una consola y un equipo de sonido. Incluso más allá del mejor técnico de PA; muchas bandas necesitan antes su propio técnico de monitores que el de PA.

En la producción de un espectáculo ya hace tiempo que las normativas hacen acto importante de presencia. Todos los técnicos hemos tenido que lidiar alguna que otra vez con el “temido” CESVA. Por otro lado, es fácil escuchar incluso otros técnicos que se quejan que demasiadas veces todo suena “muy” fuerte. Vamos a ordenar un poco las cosas.

El técnico de mesa de PA es el último elemento que conseguirá que tu banda suene de una manera u otra. ¿Por qué no ha de formar parte de tu banda, como un bajista o un guitarrista?

El rider técnico es la carta de presentación de cualquier banda o artista; es un documento que especifica, de la forma más ajustada posible, las necesidades técnicas para la sonorización de un acto. Los riders dicen más de un técnico de sonido que su propio currículum.