Last System escribió:
es que se van las dos caras del ser humano
Anoche presencié un acto de maldad absoluta desde mi casa. Vivo en un primero y escuché que por la calle caminaba una joven (veintipocos) llorando desconsoladamente y a punto de entrar en ataque de ansiedad... iba acompañada por otro joven que la medio sostenía y trataba de consolar, caminaban hacia un bloque de viviendas.
Mi vecina de arriba, conocida adicta al alcohol y notoria maltratadora infantil (ya la denuncié a la policía local, la cual me ignoró porque si no veían el maltrato en tiempo real no podían ejercer ninguna acción, lo cual es absolutamente falso), abrió la puerta de la terraza y añadió a su repertorio de cualidades humanas una nueva que está de moda: el balconazismo. Se dirigió a la joven desconsolada a grito pelado “Vete a tu puta casa a llorar ahí, que ya vale”, a lo que le respondió el acompañante enfurecido “Señora, que tiene a su padre ingresado en el hospital”, con un marcado acento magrebí. La balconazi, aprovechó la situación para hacer un dos por uno, primero le espetó al muchacho “Moromierda, tú a tu país”, para después decirle algo en supuesto árabe que ella debía de creer que era un insulto porque así se lo habría explicado algún colega de centro de reinserción.
Este momento costumbrista me dejó atónito. No sabía si asomarme yo también al balcón y decirle a la borracha que la iba a denunciar yo por delito de odio (aunque si lo del maltrato infantil no funcionaba eso imagino que menos), tirarme yo por el balcón para ver si de la hostia me despertaba de la pesadilla (aunque viviendo en un primero como mucho me tuerzo un tobillo), o beberme todo el alcohol que me queda en casa para ver si entraba en la misma fase mental que mi vecina y lograba empatizar con ella y encontrar algo bueno en esa persona. Finalmente decidí encender la consola y echar unas partidas para abstraerme.
Triste pero real.