En mi busqueda de monitores buenos, bonitos y baratos se me ocurrió entrar en Leturiaga de corredera baja (Madrid). El vendedor, tras tenerme esperando 10 minutos a que reorganizase un aparador, me baja al sotano, donde había una buena selección de monitores. Me pone unos, le pido probar otros, todo el tiempo el buen hombre cambiando de canción y de ecualización, con lo que fue literalmente imposible comparar nada. Cuando se me ocurre sugerir oir otros, me dice que en cada audición solo se oyen dos, que normalmente las hace con cita pero había hecho una excepción conmigo, y en una lista de precios me tacha los dos oidos para, en una proxima visita (prvia cita, claro), probar otros dos distintos...
En fin, no se qué compraré, pero tengo claro donde no lo haré. Menos mal que no era una cata de vinos...
En fin, no se qué compraré, pero tengo claro donde no lo haré. Menos mal que no era una cata de vinos...

